Ya tiene mucho tiempo que se fue. –se preocupa Jacqueline – Has debido seguirlo a su cuarto para examinarlo y verificar la gravedad del golpe. –como siempre que están juntos aprovecha para criticarlo. Lo considera la mejor manera de mantenerlo a raya. De su parte fue amor a primera vista. Dada su estatura (mide 180 centímetros) se le hacía difícil conseguir una pareja acorde entre sus compañeros de estudio. Ya estaba resignada a ser una jirafa solitaria cuando lo vislumbra: Alto (196cms) moreno (para ponerle un poco de color a lo pálido de su piel) con el cabello negro azabache y unos rasgados ojos verde oliva que le roban el alma. Hasta ahora es lo mejor (y peor) que pasó por su vida, parecían hechos el uno para el otro. Fran la hizo volar, despertar, revivir. Fue tan sincero, apasionado... ¡Mentiroso, traidor y mujeriego!
−No me dejó verlo – ¿Hasta cuándo seguirá justificándose? ¿No es mejor olvidarla de una vez por todas y tratar de rehacer su vida con otra persona? No. La esperanza es lo único que le queda, mientras no la vea casada, seguirá luchando. Se encuentran solos, en el cuarto continuo al gimnasio. –Con tantos años conociéndolo deberías saber cuán terco es. –al menos esta vez no se queda callado, no cargará nunca más con culpas ajenas. –Cuando dice no, es no –ve entrar a Mariana vestida al igual que Jacqueline de guerrera antigua. El traje semeja piel de leopardo, formado por una blusa amarrada a la altura de los senos con una minifalda deshilachada que apenas llega hasta los muslos. Las sandalias completamente planas, las sujetan cintas hasta las pantorrillas. Sólo el rostro está enteramente cubierto por una especie de casco metálico; apenas deja ver los ojos y la boca. –¡Hasta dan ganas de dejarse matar! –suspira impresionado. Quiere probar, si aún puede provocarle celos.
−Si no tuvieras que levantarte al final lo haría con mucho gusto. –Jacqueline, se deja guiar por su rabia, dándole sin saber una minúscula esperanza a Fran: ¡Si aún la hace reaccionar así, entonces no todo está perdido!
−¡Luces despampanante! –se asegura molestar lo suficiente a Jacky para hacerla reconocer que no ha dejado de amarlo.
−Todo el crédito es de Jacqueline. –testifica Marucha, inocente de su juego. – ¡Es una verdadera experta en eso de montar espectáculos! –trata de ocultar su inquietud, al no ver a Alejandro en el grupo. – ¿Tu novio podrá bailar después de la paliza?
−Eso espero –ella sí puede exteriorizar sus temores con libertad. –le cubrí el golpe, pero no me gusta nada como se ve.
−A mí tampoco me gustan los comentarios a mis espaldas. –los sorprende Alejandro apareciendo trás de ellos, sin que logren percatarse de donde sale.
−¿Siempre surges de la nada como fantasma o justo durante la noche de brujas? –bromea Francisco para evitar discusiones. –Nos preocupamos porque te queremos. –levanta la faja, colocada bajo el grueso chaleco de cuero curtido. –Debemos suspender el baile. –examina cuidadoso la lesión. –No es recomendable...
−Olvídalo. –lo interrumpe Alejandro, resuelto. – "La función debe continuar"
−Entonces habrá que cambiar algunos pasos o de parejas. –le gusta más la segunda opción: Podrá abrazar y cargar al fin a Jacky, tener mayor contacto físico para demostrarle que a pesar de todo lo ocurrido, todavía es capaz de encender sus deseos.
−Prefiero suspender la presentación. – se opone Jacqueline, sospechando un complot de su parte, para ponerla en evidencia. –Me niego a arriesgarte sin necesidad, amor –abraza a su prometido, evidenciando su situación, actual como escudo contra Francisco y sus artimañas.
−Todas las entradas fueron vendidas, nunca le hemos fallado a los muchachos. –insiste Alejandro, disimulando su dolor. –Además no es para tanto.
−A lo sumo son cinco minutos de baile. –apoya a su amigo. –Los tres estaremos pendientes de ti. –no puede dejar pasar la ocasión de tener de nuevo en sus brazos, al amor de su vida. –Mariana es más pequeña, por lo tanto menos pesada que Jacky, se hará fácil levantarla.
El problema no consiste en "Levantarla". –piensa Ale mientras danzan. –sino evitar que siga deslizándose tan sutil y profundo dentro de su ser, hasta invadirlo por completo, sin él poder hacer nada al respecto. Le es tan fácil amoldarse a su paso, acoplarse el uno al otro como si lo hubiesen planeado de esa forma, desde el principio. Maru se siente volar entre sus brazos. A él hasta se le calma un poco el dolor. Con gestos y miradas, se comunican sin palabras. El acto se desarrolla en el gimnasio construido por Ale, en uno de los enormes sótanos de la mansión. Todos los invitados entran sin dificultad, sentados cómodamente alrededor ring habilitado para tal fin. Poco antes de finalizar el show, las mujeres deben saltar sobre sus oponentes para terminar de liquidarlos. Ellos las mantienen escasos segundos en el aire para luego lanzarlas al piso, fundiéndose en un arduo combate, donde las féminas al resultar vencedoras, muestran su supremacía, dejándolos en la lona con un pie sobre su cuello y ambos brazos levantados para proclamar su victoria.
Los aplausos no se hacen esperar, Jacqueline se esfuerza por mantener la sonrisa, mientras baja el telón. Incluso antes que termine de caer, Mariana asustada le hace un gesto desesperada a Fran
-¡Ayúdame por favor! –se agacha, sobre el cuerpo inerte, de su compañero de baile. –se desmayó durante la pelea.
Examinándolo con premura, se percata de su delicado estado: Pulso anormalmente débil, tan rápido y superficial como la respiración. Piel fría y húmeda, palidez generalizada... – Esto no me gusta para nada. –propina suaves palmadas en la cara, tratando de hacer que reaccione sin lograrlo. –Debe ser trasladado de inmediato, al hospital.
−Pero hay que salir volver a salir. – a pesar de su preocupación, precisa mantener el orden. –De lo contrario, alarmaremos a los invitados.
−Toma –le quita rápido el casco y el disfraz, dejándolo en ropa interior. –Siempre te ha preocupado más las apariencias que cualquier otra cosa en tu vida. –disgustado, se desnuda también, con la ayuda de los acomodadores, levanta a su amigo, incriminándol.a –Busca quien nos sustituya, es tu especialidad. –abandona el recinto sin volver a mirarla.
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Mariana
RomanceLa desesperación por la supervivencia en Caracas (Venezuela) con su pobreza crítica, marginalidad, violencia y falta de dinero llevan a Mariana al borde. "Hago lo que sea pa' que mi chamo no se acueste sin na en la barriga ". Sólo por su hijo es...