Piper no podía creer lo difícil que era encontrar veneno mortal.
Ella y Frank habían registrado el puerto de Pilos. Frank sólo había permitido que lo acompañase Piper, pensando que su capacidad de persuasión podría serles útil si se tropezaban con sus parientes transformistas.
Sin embargo, la espada fue más necesaria. Hasta el momento habían matado a un ogro lestrigón en la panadería, luchado contra un jabalí gigante en la plaza pública y vencido a una bandada de aves del Estínfalo con las certeras verduras de la cornucopia de Piper.
Se alegraba de estar ocupada. Eso le impedía recrearse en la conversación que había mantenido con su madre la noche anterior: el sombrío atisbo del futuro que Afrodita le había obligado a mantener en secreto.
Mientras tanto, el mayor desafío de Piper en Pilos era la publicidad de la nueva película de su padre pegada por toda la ciudad. Los carteles estaban en griego, pero Piper sabía lo que decían: TRISTAN MCLEAN ES JAKE STEEL: FIRMADO CON SANGRE.
Dioses, qué título más horrible. Había deseado que su padre no hubiera aceptado participar en la serie de Jake Steel, pero se había convertido en uno de sus personajes más famosos. Allí estaba en el cartel, con su camisa rasgada para mostrar sus perfectos abdominales ("¡Qué asco, papá!"), un AK-47 en cada mano y una sonrisa pícara en su rostro de facciones marcadas.
En la otra punta del mundo, en la ciudad más pequeña y apartada imaginable, estaba su padre. A Piper le hacía sentirse triste, desorientada, nostálgica y molesta al mismo tiempo. La vida continuaba. Y también el mundo de Hollywood. Mientras su padre fingía salvar el mundo, Piper y sus amigos tenían que salvarlo de verdad. Al cabo de ocho días, si Piper no llevaba a cabo el plan que Afrodita le había explicado, no habría más películas, ni cines, ni personas.
Alrededor de la una del mediodía, Piper usó finalmente la embrujahabla. Habló con un fantasma de la antigua Grecia en una lavandería automática (en una escala del uno al diez, sin duda un once en materia de conversaciones raras) y obtuvo las señas para llegar a una antigua fortaleza donde supuestamente rondaban los descendientes cambiaformas de Periclímeno.
Después de cruzar a pie la isla con el calor de la tarde, encontraron la cueva encaramada a media caída de un acantilado en la orilla de la playa. Frank insistió en que Piper lo esperase abajo mientras él echaba un vistazo.
A Piper no le entusiasmaba la idea, pero se quedó obedientemente en la playa, mirando la entrada de la cueva con los ojos entornados y esperando no haber metido a Frank en una trampa mortal.
Detrás de ella, una extensión de arena blanca abrazaba el pie de las colinas. Los bañistas tomaban el sol tumbados en toallas. Los niños chapoteaban entre las olas. El mar azul relucía tanto que invitaba a bañarse.
Piper deseó poder hacer surf en esas aguas. Había prometido a Hazel y a Annabeth que algún día les enseñaría, si llegaban a Malibú... y si Malibú seguía existiendo después del 1 de agosto... y, en todo caso, serían sólo ella y Hazel.
—Cual será mi color en este momento...
Se le escapó una triste risa. Aquel remolino de emociones que tanto le gustaba purificar en otras personas seguramente estaría retorciéndose en su interior en ese mismo instante. No obstante, no podía evitarlo. La muerte de Annabeth había sido un muy cruel recordatorio de lo real e importante que era su misión. Y el vacío que había dejado consigo le dolía profundamente, día y noche.
Miró a la cumbre del acantilado. Las ruinas de un viejo castillo se pegaban a la cresta. Piper no estaba segura de si formaba parte de la guarida de los transformistas o no. En los parapetos no se movía nada. La entrada de la cueva estaba a unos veinte metros bajando por la cara del acantilado: un círculo negro en la roca amarilla calcárea como el agujero de un gigantesco sacapuntas.
YOU ARE READING
GIGANTOMAQUIA: La Sangre del Olimpo
FanficLos viajes terminan, los imperios caen, las vidas se extinguen. El tiempo todo lo consume, incluso a los mismos dioses. La guerra contra los gigantes ha alcanzado un punto crítico, los semidioses griegos y romanos se ven incapaces de la reconciliaci...