Hylla decidió que había tenido suficiente.
Una lluvia de flechas negras voló en todas direcciones, como rayos que manaban desde las entrañas de la tierra, y en menos de un parpadeo decenas de cazadoras cayeron muertas, con sus cuerpos destrozados por las saetas.
La reina de las amazonas rugió a causa de la impotencia e intentó cargar, pero se detuvo en seco cuando un proyectil se clavó a sus pies.
—Yo no lo haría si fuera tu—advirtió Orión, con una sonrisa. Su cuerpo sangraba profusamente, pero se regeneraba con rapidez—. Ya eres una reina sin reino, peor castigo no se me ocurre que dejarte con vida para que puedas recordar de ahora en más aquello que perdiste, las muertes que no pudiste impedir, tus manos manchadas de sangre. Así que vete, considera tu vida un regalo de parte mía.
Hylla se llevó una mano al cinturón y desenganchó el arma que tenía sujetas al mismo, haciéndose así con una enorme bala metálica atada con cadenas de hierro.
—¿Intentas evadir la confrontación? ¿Es que acaso tienes miedo?—preguntó—. Te recordaré una cosa, estás ante una reina, si quieres hablar conmigo primero tendrás que arrodillarte y mostrar algo de respeto.
Alzó una pierna en alto, asió su cadena con fuerza y acumuló energía mientras se disponía a disparar su arma.
Orión respondió con burla, alzando su escudo en alto mientras reía.
—Vaya agradable coincidencia, eh—su arma comenzó a transformarse, desplegando una serie de cuchillas desde una elevación en el centro de su circunferencia—. Yo también quería hacerte arrodillar.
Ambos se movieron al mismo tiempo, disparando sus golpes con todas sus fuerzas.
¡¡¡TAKA NO DAN: BALA DE HALCÓN!!!
El shuriken de la reina amazona atravesó el aire con un estruendoso silbido, chocándose de lleno con el escudo de Orión, convertido en una cierra giratoria sujeta al brazo del gigante por una cadena propia.
La explosión resultante hizo temblar el campo de batalla, haciendo estallar los cristales en las ventanas de decenas de autos y edificios a la redonda.
El escudo del gigante dejó un rastro de destrucción a través del suelo, demoliendo por completo el lugar en el que su oponente había estado momentos atrás. No obstante, no había rastro alguno de su adversaria.
Hylla reapareció a espaldas de su oponente en menos de un parpadeó, con el puño izquierdo listo. Balanceó todo su peso en un golpe, apretando los dientes por el esfuerzo. Orión fue lanzado hacia atrás violentamente, con el rostro deformado tras el impacto. No obstante, con la misma velocidad, el gigante volvió sobre sí mismo y asestó una patada a la cadena de su arma, dandole a su escudo un increíble impulso que le hizo volar en un arco transversal por el cielo.
La reina amazona retrocedió aturdida, poniendo distancia entre ambos con un salto. Un desagradable corte escupió sangre desde el costado izquierdo de su abdomen.
—Sabe bien...—murmuró, volviendo a asir con fuerza su arma—. Después de todo, una nunca sabe cuándo se va a encontrar con un buen oponente.
Orión escupió un puñado de dientes ensangrentados y tiró de la cadena de su escudo para volver a disparar.
—¿Qué tal un poco de humildad, maldita perra?
Hylla se llevó una mano a la herida, palpando su propia carne desgarrada y sintiendo la sangre, cálida y pegajosa, manar de su ser.

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GIGANTOMAQUIA: La Sangre del Olimpo
FanfictionLos viajes terminan, los imperios caen, las vidas se extinguen. El tiempo todo lo consume, incluso a los mismos dioses. La guerra contra los gigantes ha alcanzado un punto crítico, los semidioses griegos y romanos se ven incapaces de la reconciliaci...