Sus armas cayeron al suelo. Su corazón latía fuera de control. Cada respiración se hacía más difícil que la anterior. Escirón se miraba impotente, arrinconado en el campo de batalla, observando con el rostro perlado de sudor el imparable avance de su oponente, cuyas copias ya le habían rodeado por completo y seguían acercándose a él, apareciendo más y más a cada segundo.
"La verdadera..."—pensaba con desespero—. "¡¡Debo llegar a ella!! Pero... ¡¿Dónde está...?!"
Hazel le miraba a través de decenas de fríos rostros, múltiples pares de ojos dorados se posaban sobre el bandido, la joven hablaba a travez de un sonoro coro de voces simultaneas:
—Ahora observa el verdadero alcance de mi magia—decían sus dobles al unísono—. Sólo hay una forma de salir de aquí, qué dejes de pensar. Es decir, que mueras.
Una leve sonrisa de cruel regocijo comenzó a dibujarse en los labios de la semidiosa.
—Siendo honesta, no quería hacer esto, pero no me has dejado de otra. Y lo mejor de todo, lo que ven tus ojos ahora, tú situación, entre los que están en las gradas nadie puede verla. Hasta nunca, Escirón.
Una de las apariciones chasqueó los dedos, y el resto se abalanzaron como una jauría de demonios sedientos de sangre sobre su oponente. Escirón hizo aparecer una escopeta en sus manos mientras cargaba contra la horda cegado por la furia.
—¡Maldita!
Le voló los sesos a una aparición tras otra. Vació sus cartuchos y deshechó el arma antes de hacer aparecer una nueva pistola. La sangre cubría el cielo. Cuerpos se amontonaban unos sobre otros, como una ola imparable de muertos vivientes que caían sobre el hijo de Poseidón, y a los que este se resistía a capa y espada hasta las últimas consecuencias.
—¡Es inútil!—advertían las copias de Hazel, cómo las miserables voces de las almas en pena en los ríos del inframundo—. ¡Aunque matases a cientos de ilusiones, miles más seguirán apareciendo! ¡¡Eso significa que soy infinita e inmortal!!
Varios pares de manos se aferraron al cuerpo del bandido, luchando por inmovilizarle. Escirón se retorcía, comenzando a ahogarse en la marea de cuerpos.
—¡Agh! ¡¡Quítense, zorras!!
Se sacudió a sus enemigas de encima a base de puños, patadas y mordidas. Quizo apuntar su pistola, dándose cuenta de que su mano estaba vacía.
"¡¿Mi arma?!"
Se volvió hacia su espalda. Una de las dobles de Hazel le apuntaba con su misma pistola.
"¡¡Mierda!! ¡¡Me la robó sin que me diese cuenta!!"
La mano derecha del bandido comenzó a relucir intensamente mientras esté se lanzaba de frente estirando el brazo y rugiendo salvajemente.
—¡¡No te lo voy a permitir!!
Hazel tiró del gatillo, encontrándose con que sus manos estaban vacías.
Escirón tranquilizó su respiración, habiendo recuperado su arma en menos de un parpadeo antes de hacer aparecer una segunda pistola en su mano libre y ponerse a disparar a diestra y siniestra.
—¿Qué acaba de pasar?—se cuestionó Piper.
Sólo se oían los disparos del bandido. Bala a bala, tiro a tiro. Las pistolas se calentaban, el suelo se cubría de casquillos, los dobles de Hazel se desvanecían y nuevos llegaban para remplazarles.
"¡¡Joder!! ¡¡Esto no tiene fin!!"—maldecía el hijo de Poseidón—. "¡¡Debo encontrar a la verdadera!! ¡¡Debo encontrarla!!"
—Oh, Escirón—se burló Hazel, con tono de falsa compasión—. Ya he descubierto cuál es el poder que te ha dado Gaia.
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GIGANTOMAQUIA: La Sangre del Olimpo
FanfictionLos viajes terminan, los imperios caen, las vidas se extinguen. El tiempo todo lo consume, incluso a los mismos dioses. La guerra contra los gigantes ha alcanzado un punto crítico, los semidioses griegos y romanos se ven incapaces de la reconciliaci...