Teseo era un héroe con una particular filosofía personal con respecto a la acción de tomar vidas. Atacaría sólo si lo atacaban primero. Y, siempre que fuera posible, derrotaría a sus enemigos de la misma manera que intentaran derrotarlo a él. ¿Qué le pegaban con un garrote? Teseo les quitaría el garrote y los mataría con él. ¿Qué lo ataban a un pino? Él los ataría a dos pinos. Aquel sistema le parecía justo, y además divertido. Sólo sentía no haber podido matar a la bandida Fea con su propia cerda gigante. Pero, en fin, aquella filosofía sólo era aplicable hasta cierto punto.
Una tarde, Teseo andaba caminando por la cima de un acantilado de treinta metros de altura (porque los héroes hacen esas cosas). El mar relumbraba allí abajo, y él notaba la agradable calidez del sol en el rostro. Estaba tan tranquilo y relajado que Teseo empezó a inquietarse.
Por suerte, a unos quince metros por delante de él, un bandido salió dando un brinco de detrás de una roca y gritó:
—¡La bolsa o la vida!
El tipo llevaba la ropa negra y polvorienta, unas sandalias de cuero (no tan buenas como las de Teseo) y un sombrero también negro de ala ancha. Un pañuelo le cubría la parte inferior de la cara. Y apuntaba a Teseo con una ballesta.
Teseo sonrió.
—Tío, me alegro de verte.
El tipo bajó la punta del arma.
—¿Sí?
—¡Sí! Me aburría.
El bandido parpadeó.
—Ah... bueno, vale. ¡Esto es un atraco! Dame todo lo que tengas: la espada, la maza, y desde luego esas sandalias. Se ven estupendas.
—Supongo que no habrá manera de evitar un enfrentamiento, ¿verdad? Es que estoy intentando no matar a nadie a menos que me ataque.
El bandido se echó a reír.
—¿Tú, matarme a mí? ¡Muy buena esa! Mira, vamos a hacer una cosa: si me lavas los pies como muestra de respeto, no te mataré. Me llevaré tus cosas, pero te dejaré con vida. Es mi última oferta.
La mención del lavado de pies avivó la memoria de Teseo.
—Ah, mi madre me habló de ti. Tú debes de ser Escirón.
El salteador hinchó el pecho.
—¡Pues claro que sí! ¡Soy famoso! ¡Escirón, hijo de Poseidón! ¡El número seis de la lista de "Los Diez Bandidos más Ricos"!
—Oye, que yo también soy hijo de Poseidón—dijo Teseo—. No querrás robar a un hermano, ¿verdad?
—Los parientes son mis víctimas favoritas. Venga, ¡lávame los pies! Aquí, justo al borde del acantilado, es un buen sitio. No te preocupes, que no voy a tirarte.
Teseo se asomó al borde. Treinta metros más abajo, una gigantesca forma redonda se movía bajo las olas.
—¿Eso de ahí es una tortuga enorme?
—Sí. Es mi mascota.
—¿Y come seres humanos? Es decir, si tiraras a tus víctimas por este acantilado, cómo has dicho que no harías, ¿se las comería?
—Mi tortuga es una hembra. Se llama Molly. Y por supuesto que no come seres humanos. ¡Qué tontería!
Como si tener una tortuga gigante llamada Molly no fuera ya una tontería.
Escirón volvió a apuntarlo con la ballesta.
—Venga, ¡lávame los pies o muere! Hay un cubo y un trapo detrás de esa roca. Y trae el espray desinfectante, que vas a necesitarlo.
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GIGANTOMAQUIA: La Sangre del Olimpo
FanfictionLos viajes terminan, los imperios caen, las vidas se extinguen. El tiempo todo lo consume, incluso a los mismos dioses. La guerra contra los gigantes ha alcanzado un punto crítico, los semidioses griegos y romanos se ven incapaces de la reconciliaci...