Luv Is A Maze ೃ Kookmin au

ೃ Cap 47࿐

Y con mucha suerte de mi parte, ya estábamos en un hermoso complejo de casas con vista al mar en las costas de Okinawa. Digo suerte porque realmente pensé que Jimin iba a negarse, pero para mi sorpresa me dijo que si, luego de aclarar un par de cuestiones.

Y entendía su posición de no saber realmente cómo actuar, aunque creo ser bien claro con mis muestras de interés hacia él. Pero de eso se trataba este viaje, de dejarle bien firme lo que me pasaba y lo que quería con él.

Llegamos ya siendo la tarde, y no niego que me preocupaba el hecho que el tiempo corriera tan rápido, ni tampoco voy a negar que retrasé medio día más los pasajes de vuelta, y que no se lo comenté, pero hey, vamos paso a paso.

Una vez que llegamos a la pequeña pero hermosa casita que había elegido para los dos, dejamos las cosas en el cuarto. Mientras Jimin miraba absolutamente todo, deslumbrado, sin creer nada de lo que había alrededor, en tanto yo hacía lo mismo, pero mirándolo a él. Porque era un hecho, no volvía a Seúl, sin decirle todo lo que sentía, de alguna manera, iba a hacerlo.

Con su rostro lleno de ilusión, se acercó hasta la puerta corrediza de la habitación, que daba directo a la playa, sonriendo, mientras la brisa fresca del mar le golpeaba la cara. Cerró sus ojos, sonriendo plenamente. Me acerqué a él para abrazarlo desde la cintura, pero en un impulso infantil y absolutamente genuino, tomó mi mano, y comenzó a correr hacia la playa, invadido de felicidad pura, mientras íbamos descalzándonos en el camino, como dos niños disfrutando de su primer día de vacaciones, pero yo tratando de seguirle el ritmo.

Lo detuve al llegar a la costa.

- Ya ya. Que sino la rodilla me jode la existencia. - Le sonreí.

Pero él aún así me tomó del brazo, llevándome al agua, con una sonrisa de oreja a oreja pero esta vez sin correr. Comenzó a golpear el agua con sus manos, salpicándome, salpicándose él, repleto de dicha. Y yo no podía estar más encantado de verlo tan pleno, tan suelto y cómodo.

Lo tomé de la cintura y lo metí aún más dentro del agua. Y así estuvimos, jugando como dos infantes traviesos como una media hora. Hasta estar completamente agotados.

Fui hasta la orilla, y me acosté sobre la arena, él hizo lo mismo.

- Ya estoy grande para estas cosas. - Le dije. Y me sonrió.
- Se supone que el que hace entrenamientos de alta complejidad eres tú.
- Se supone. Pero no es igual que pelear. El agua cansa mucho.

Nos quedamos en silencio unos cuantos minutos. Me acerqué disimuladamente a él, y lo invité a acostarse en mi brazo, y sin negarse lo hizo, mientras mirábamos el cielo, relajados.

- Es increíble que exista un lugar así de bonito como este.
- Si. Es hermoso en verdad.
- Ya habías venido antes?
- A esta playa no. Es mi primera vez.
- Es la primera vez que veo el mar.
- En serio?
- Si. Nunca salí de Seúl.
- Deberías conocer Busan entonces.
- Dicen que es hermoso. Que suerte que te hayas criado allí.
- Algún día tenemos que ir.

Giró a verme, con una pequeña sonrisa. Y no dijo nada. Simplemente se acomodó mejor en mi brazo y seguimos viendo el cielo, mientras le acariciaba el brazo.

- Estaba pensando...
- Qué?
- Una persona como tú... que tiene todo solucionado...
- Que vendría siendo solucionado?
- Que no tienes que preocuparte porque te falte algo en toda tu vida nunca, porque no va a pasar... en qué piensas?
- Cómo en que pienso?
- Lo tienes todo. Tienes preocupaciones? Es que... no me imagino que se sentirá despertarse a diario con esa tranquilidad.
- Si las tengo. Quizás no monetarias, por suerte nunca las tuve, pero tengo mis propios problemas.
- Cómo cuáles? Puedo preguntar?
- Presiones. Con más razón, recibo presiones de todos lados. La gente no se acerca más que por el dinero o un apellido, creyendo que por ser de la familia que soy, estoy rodeado de dinero, cuando no es así, porque no veo ni un centavo de las empresas fanailiares.
- Qué sentido tiene, si no es de ellos? No los entiendo.
- La gente funciona así.
- Pero... si eres Jeon... porqué no recibes dinero? Se supone que te corresponde.
- Se supone. Pero es un castigo que me impuso mi padre. Quiere que continúe con el negocio familiar, y como me rehúso a hacerlo, congela mis cuentas.
- Eso está mal...
- No. Para mi es mejor. No es algo que me haya ganado y tampoco quiero esa vida.