Ni un segundo pasó y ya estábamos besándonos nuevamente como si el mundo fuese a derrumbarse y éste fuese nuestro último acto en el final de nuestras vidas.
Terminé de desabrocharle la camisa, mientras él hacía lo mismo con la mía, e íbamos desvistiéndonos a medida que sin dejar de besarnos, nos dirigíamos a la cama detrás suyo.
Desesperación. Esa era la palabra. Ninguno de los dos podía manejar lo que estaba viviendo o sintiendo, y quizás en su caso sólo era calentura pero en el mío era amor, de ese loco que me corría por las venas desde esa primera vez que lo ví, que me hacía no poder dejar de pensarlo ni un minuto y estar totalmente a sus pies.
De cualquier forma no importaba que nos motivaba, los dos estábamos igual de encendidos y necesitados del otro, a tal punto que era imposible intentar detenernos o cuestionarnos siquiera el porque estábamos haciendo esto cuando él seguía estando comprometido, o cuando yo fui quien le dijo que no debíamos involucrarnos y por el contrario, acababa de sacar a empujones a la mujer con la que iba a tener sexo en esta misma habitación, luego de reclamarle como si tuviese algún derecho a hacerlo, porque para empeorar las cosas, él acababa de proponerme una vez más que nos dejáramos llevar sin importar que podría pasar.
Y es que básicamente entre nosotros, todo se trataba de eso, ignorar las cosas alrededor, hasta llegar al punto de no poder controlarnos, para terminar así, comiéndonos como si por no hacerlo fuésemos a morir en el intento.
Una vez frente a la cama, lo empujé, haciendo que cayera de espaldas sobre ella, subiéndome automáticamente sobre él para continuar besando esos labios suaves, dulces y húmedos, en una batalla en donde nuestras lenguas disputaban cual llevaba el dominio de la situación, que obviamente era la mía, aunque la suya me tocaba hasta el alma.
En estos momentos, mi estado era desorden total, estaba desesperado, todo en él era delicioso, el sabor de su boca, sus besos, su saliva, su piel, su respiración, y lo peor es que hiciese lo que hiciese, jamás iba a sentir que me bastaba. Necesitaba a ese hombre con locura, esa misma locura a la que él me tenía sometido y perturbado desde el primer momento en el que me tocó.
- No puedo contigo Jungkook... dios mio... - Me quejé entre besos. - Eres hermoso... maldita sea.
- Tú más, precioso. - Me decía sin dejar de atender mis labios mientras sus manos recorrían toda mi espalda.
- Me enloqueces...
- Bésame más mi amor...
- Basta... deja de decirme así... por favor.Me aparté un segundo para verlo a la cara. Él se quedó en silencio, nos miramos unos segundos, segundos que desaparecieron porque nuevamente volvimos a besarnos desaforadamente como si no hubiese nada más... que ciertamente no lo había.
Estando sobre él, detuve sus manos, llevándolas contra la cama, con la intención de tenerlo disponible para mí, totalmente a mi merced.
Di una mirada al hombre que tenía debajo mío, su rostro hermoso, su calor corporal que aumentaba cada vez mas, y ese cuerpo digno de ser mordido en cada milímetro de piel, que justamente eso es lo que iba a hacer, porque al menos por esta noche, él era sólo mío.
Tomé su mano, lamí sus dedos, mientras él me miraba destruido del placer, mordiéndose los labios, atento a lo que yo le hacía. Lamí más sus dedos, mientras estando yo sentado generaba fricción sobre su miembro que a estas alturas, de lo duro que estaba podía partirme en mil partes.
Comencé a bajar recorriendo desde su mano hasta su brazo entero, llenándolo a besos. Llegué hasta su pecho, lamiendo y dejando marcas por todas partes donde me fuese posible, porque repito, Jungkook hoy me pertenecía por completo.
Me detuve en sus pezones, que ante tanta excitación, estaban duros y sensibles, los lamí y los mordí un poco, mientras simultáneamente seguía frotándome sobre él, besé su cuello, haciendo que tirase su cabeza hacia atrás, desprendiendo gemidos constantes de su garganta, succioné y lamí su manzana de adán, mientras que con mi otra mano, llevé mis dedos a su boca, esperando los chupe, y eso hizo. Que belleza de hombre por dios.
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Luv Is A Maze ೃ Kookmin au
Fanfic- Hablemos si? - De qué deberíamos hablar? De lo que acabas de hacer? Sí. Hablemos. - No. De lo de anoche. - Ah... eso... Justamente. Fue anoche Jeon. Sexo casual. Entiendes? No puedes reclamarme si alguien se me acerca. - Jimin... Repitámoslo... po...