Luv Is A Maze ೃ Kookmin au

ೃ Cap 54࿐

- Estás seguro que quieres verlo?
- No... pero... al menos... dios. Saber que va a estar bien.
- Mmmmm...
- Ya Tae. Sólo quiero saber que está bien. Tengo miedo. De verdad.
- Pero no va a hacerte bien si ves que lo golpean.
- No. Ya lo sé.
- Jimin. Porqué no hablas con él?
- No.
- Pero Jimin.
- Ya sabes que no. Ya está. Es como tienen que ser las cosas. Él eligió. Esto no tiene nada que ver con que a mi me preocupe su bienestar.
- Pero lo amas.
- Y eso desde cuándo le importó a alguien?
- Y él también te ama.
- No Tae.
- Jimin. No seas ciego. Es claro que para él no eres alguien más. Supo que dormiste con aquel animal y aún así fue a verte.
- Cómo que supo?
- Si Jimin. Yo... tuve un pequeño altercado.
- Qué??? Qué pasó?

Le contesté espantado a Taehyung, mientras él me acercaba una taza de café, en el desayunador de su departamento, con la computadora prendida frente a nosotros, esperando la transmisión del campeonato.

- El tema es que... - Empezó a titubear. - Yo creí que Jungkook te había golpeado.
- Pero como creíste eso? Él es incapaz.
- Claro. Pero viniste golpeado. Es luchador. Era un 1 + 1 en mi mente. No imaginé tu preferencia por el Taekwondo y que tu ex era justo uno de los que son unos maniáticos.
- Dios Tae. Qué hiciste?
- Fui a reclamarle a Jungkook. Le grité, lo amenacé e inclusive lo empujé pero él no reaccionó. Ahí me cuestioné si realmente era el violento que creía.
- Dios. No puedo creerlo. Jungkook es incapaz, no reaccionaría aunque lo golpees, menos me pondría una mano encima.
- Pero porqué no me dijiste lo de este loco? Tú también que vuelves con un maniático así!
- Yo no fui por gusto. Estaba borracho y él me llevó. Por eso todo el caos. Y porque odia a Jungkook. Y sabe que estuvimos juntos.
- Claro. Pero eso lo supe después de ir a madrear al psicópata.
- Qué??? Estás loco? Y si te mataba Taehyung??? Sabes que si es capaz de hacerlo? Por dios. - Me tomé la cabeza aterrado.
- No pasó. Porque Jungkook me siguió e intervino.
- Cómo que te siguió? Se metió hasta el gimnasio de él?
- Si. Y pensé que iban a matarse. Ahí fue cuando me enteré de lo tuyo con el maniático. Porque él no paró de burlarse en la cara del propio Jungkook, diciéndole que ustedes estuvieron juntos y no sé que más, solo para humillarlo. La fuerza de voluntad de ese hombre es admirable. De verdad pensé que Jungkook iba a matarlo.
- No puede ser...

Me tomé la cabeza con frustración. Jungkook todo este tiempo pensó que yo estuve con el idiota de Kang, y aún así después... volvió a buscarme y luego me dijo que me amaba, a pesar de que soportó que se burlaran en su cara, siendo que él no merecía nada de eso. Comencé a sentirme terrible, y aún más confundido. Aún así... eso no quitaba lo que había pasado, él fue tras ella, ella fue a visitarlo con su propio juego de llaves...

En estos momentos todo era un lío en mi cabeza y no podía tomar decisiones apresuradas, bueno... excepto la que ya había tomado.

- El tema es que ahora van a matarse Jimin, de verdad. Y yo creo que no debes ver.
- Necesito verlo.
- Faltan 10 minutos. Estás seguro? Te lo pregunto por última vez.
- Si. Lo estoy.

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Nos subimos al Tatami. Estando los dos parados frente a frente con las protecciones correspondientes para pelear. Yo con mi Dobok blanco y mi cinturón negro, él con su Dobok negro y su cinturón del mismo color, buscando intimidarme como siempre, buscando doblegarme.

Estábamos enfrentados, sin dejar de mirarnos como si nuestra vida dependiese de esto, ambos con hambre de ganar, ambos con ganas de hacer que el otro esté en el piso suplicando clemencia. Me soné el cuello, sin dejar de mirarlo, mientras él con sus ojos vacíos llenos de odio no dejaba de hacerlo tampoco. Bajó su vista hacia mi cuello, donde sabía perfectamente había un rastro del día de ayer de los labios inquietos de Jimin y que no me fue muy posible tapar por la ubicación. Sus orbes subieron hacia mi vista nuevamente, esbozando una pequeñísima sonrisa de lado, moviendo milimetricamente la comisura de su labio, aún así yo no le aparté la mirada. Él sabía que habíamos estado juntos, y yo sabía que aunque me sonriera, su interior ardía de furia.