ೃ Cap 1࿐ [Intro]

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...a pesar de que la habitación estaba completamente a oscuras, podía divisar gracias a la poca luz que entraba por la ventana, todos los contornos de su cuerpo, su silueta y como me enloquecía cada vez más, porque era perfección pura, y desde la primera vez que mis ojos descubrieron su ser, lo supe, me enloquecía. Nunca llegué a imaginarme estar en esta situación, situación en la que llegase a poseer su cuerpo por completo de la manera en la que lo estaba haciendo.

Golpeé su pecho contra el colchón, para dejar su espalda totalmente a mi alcance, y comenzando a estimular lentamente con mis manos, entré para jugar un poco en su interior, recibiéndome de repente su calor, su pureza, su estrechez.

Saqué mi mano, deseoso de probar toda la humedad que traía de allí, lamí mis dedos y tirándome en su espalda le susurré, mientras apretaba sus glúteos.

- Si tan sólo supieras lo delicioso que sabe todo tu yo.

En respuesta sólo recibía gemidos tímidos de su parte, mientras enterraba su bello rostro en la almohada, arqueando su espalda con delicadeza, buscando mi atención, pero a la vez temiendo un poco por lo que fuese a pasar.

- No te preocupes... Voy a ser suave contigo. Te lo prometo. -
- Lo sé... - Me contestó entre sollozos.

Enterré mi cara entre sus glúteos, firmes, mordibles y enloquecedores, desprendiendo quejidos de su garganta ahogados de placer.

- No los calles, quiero oírte - Le dije para luego meter mucho más mi lengua dentro suyo, logrando que por fin empezara a gemir, que por fin se liberáse, mientras su respiración se desordenaba más y más. A la par que movía las piernas de manera inquieta. El sonido de las sábanas que se movían, acompañaba el ambiente esa noche, el sonido de nuestros cuerpos, el de mi boca chapoteando sobre su piel y sus zonas sensibles, sus gemidos necesitados, su cuerpo que seguía iluminándose sólo con la luz de la luna, que brillaba en cada contorno a causa del sudor que yacía sobre su piel, su perfume, el aromarizante de pino de ese cuarto de motel que encontramos por ahí, más el olor a sexo que atestiguaba que esta no fue la primer ronda de la noche. Todo indicaba ser un conjunto de perfección y erotismo.

Llenando mi erección de lubricante mientras aprovechaba a masturbarme, entré, pero sólo la punta, para adaptarme a su interior y para que se adaptase a mí, mientras que en respuesta, arqueó su espalda gimiendo mucho más fuerte.

- Estás bien? - Le pregunté. Mientras que con la cabeza me asintió. Siendo ese el momento en el que poco a poco fui adentrándome aún más, porque ya era una necesidad urgente enterrarme dentro suyo. Si lo pensaba un poco más, podía ser la perdición, porque descubrir la delicadeza que portaba todo su ser, imaginarme su pureza, y que básicamente era una rosa en mis manos esperando ser deshojada con el mayor cuidado del mundo, podía llevarme a niveles impensados de excitación que sólo iban a perjudicarme al punto tal de lograr sacarme de mí, porque basicamente yo estaba profanando todo esto.

Una vez que toda mi longitud fue absorbida por su cuerpo, y luego de quedarme unos minutos inmóvil, porque era una locura lo que se sentía, me acerqué a su cuello con las claras intenciones de besar mucho más, y marcar todo lo que estuviese a mi paso.

- Estás bien? - Le pregunté y asintió. - Eres una locura. - Le murmuré en la oreja. Para luego comenzar a bombear lentamente, mientras de su parte sólo recibía gemido tras gemido, a la par que apretaba con fuerza las sábanas.

Me arrodillé en la cama, para seguir bombeando, mientras apretaba y acariciaba esos hermosos glúteos y recorría esa espalda y esa cintura tan marcada que poseía, que me enloquecían. El placer era indescriptible, el placer era supremo.

Continué bombeando cada vez más y más. Trayendo de un momento a otro su cuerpo hacia mí, para tener acceso a su rostro tallado por los dioses, pero era tal el placer que le estaba dando que ni siquiera podía abrir sus ojos. Sé que le dolía, pero también que lo estaba disfrutando, porque sus manos apretando mis caderas pidiéndome más acceso, me decían esto.

Con una mano no dejé de acariciar su culo hermoso, y con la otra atraje su rostro hacia el mío, para comenzar a besar sus labios, totalmente hinchados por como lo habíamos estado haciendo desde hace horas, que a este punto ya brillaban por la humedad que su lengua le brindaba, por sus intentos de auto hidratación ya que los lamía constantemente debido al placer que estaba sintiendo. Nos besamos, y si que lo hicimos mucho, de una manera muy cómplice, con una conexión que no debería estar existiendo, pero se había creado sin darnos cuenta.

Nuestro vaivén fue acelerándose, haciendo que su interior masturbara mi pene de la forma más perfecta que jamás nadie había podido hacerlo. Siéndome imposible soportar más tiempo.

- No puedo aguantar mucho más. - Le dije al oído entré susurros.
- No lo hagas. - Me murmuró. - Lléname. No desperdicies ni una gota.

Me dijo. A la par que estallé dentro suyo. Y así como mis gemidos fueron totalmente audibles, los suyos también lo fueron, mientras toda mi esencia caía por sus piernas acompañando a nuestro sudor. Intenté recuperar el aliento pero era imposible. Nadie en este cuarto podía hacerlo.

Todo era silencioso, excepto por nuestras respiraciones agitadas, hasta que una pequeña sonrisa de sus labios rompió con la quietud. Y sí, era señal que le había encantado, tanto como a mí.

Pero no sólo eso fue lo que rompió con nuestra burbuja, sino también el estruendo de la puerta abriéndose de par en par golpeándo contra la pared, seguido al horror reflejado en su rostro.

Por supuesto. Todo se acababa de ir a la mismísima mierda en un segundo... sin dudas.

Luv Is A Maze ೃ Kookmin auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora