Esposado A Un Asesino. Libro 1 . Unholy Blood. ⸸ | Yoonmin Hard +18⚠️

Abanico de Cristal I

(POV JiMin)

Me despierto lentamente, sobre aquella cama, notando el cuerpo cálido de YoonGi entre mis brazos, me remuevo ligeramente, hasta que un extraño olor fuerte y como a metal se cuela inevitablemente por mis fosas nasales, haciendo que, en respuesta, frunza el ceño al instante.

Abro un poco mis ojos, no viendo absolutamente nada, debido a que parece estar la luz de la habitación en la que estamos, completamente apagada. Sin embargo, al deslizar mis manos suavemente por su pijama de hospital para tratar de incorporarme, la yema de mis dedos roza algo sumamente viscoso que me hace sobresaltarme al momento.

¿Sangre?

- ¡Yoon! - Le llamo, rápidamente tratando de zafarme - ¡Yoon!¡Estás sangrando!¡Despierta!

En segundos, al contrario de lo que desesperadamente imploraba mi cuerpo, que era poder separarme de él para poder verificar de una buena vez que demonios estaba pasando. Él me aprisiona más entre sus brazos, apretándome con más fuerza contra su pecho hasta que siento incluso como se me dificulta el poder respirar debido a la presión que ejerce su cuerpo contra mi caja torácica.

- Y-Yoon - Me quejo, tratando de sacudirme en aquel doloroso agarre - B-Basta... no p-pue...no puedo... - Inhalo repetidas veces, apenas pudiendo pronunciar correctamente cada palabra - R-respirar...

Tenía que verificar de donde provenía toda esa sangre que habían palpado mis dedos segundos atrás, pero él me aprieta en sus brazos, más y más y más cada vez al mismo tiempo que comienzo a oír como estaba riéndose, riéndose como nunca le había escuchado reír antes, incluso demasiado fuerte para ser él, una risa absolutamente desquiciada, que logra asustarme cada vez más al sentir como empiezan a dolerme demasiado todas y cada una de las articulaciones por la falta de oxígeno.

- ¡Yoon basta!¡DETENTE! - Me quejo más fuerte, sintiéndome sin aire, notando como en segundos, no solo el doloroso agarre en mi cuerpo se zafa de golpe, sino que entre toda esa oscuridad de la habitación, no logro ver absolutamente nada, mis ojos parecen incapaces de adaptarse a la visión nocturna ni tan si quiera un poco.

Trato de moverme y, sintiendo todo mi cuerpo aun ligeramente entumecido, gateo por la cama hasta que la luz se enciende de manera repentina, cegándome por completo durante unos largos segundos.

- ¿Qué demonios? - Me oigo preguntar en voz alta a la misma vez que cubro mi frente con el dorso de una de mis manos, pestañeando con algo de fuerza un par de veces para tratar de acostumbrarme a la luminosidad exagerada que ahora cubría aquella habitación de manera extrañamente repentina.

Observo todo mi alrededor, parpadeando aun con algo de dificultad pero logrando calmar un poco la inquietud de mi pecho, el hecho de que al desviar mi atención a las sábanas bajo mi propio cuerpo, no había rastro alguno de sangre en ellas.

Pero es extraño, lo había sentido demasiado real.

Rápidamente me giro sobre mi propio cuerpo para ver en distintas direcciones el interior de aquella habitación y me percato de como hay una caja de cartón perdida entre todos los blancos azulejos del suelo por alguna razón. No dudo un solo segundo en abrirla, siguiendo el extraño impuslo en mi pecho, pero al ver lo que contiene dentro de ella, me aterro y la aparto de un fuerte empujón, abrazándome a mi mismo con fuerza. Lo que visualizan mis ojos en su interior, son fotos de distintas personas de mi círculo de amigos siendo reportadas como desaparecidas y otras, directamente aparecían con una enorme tachada en sangre sobre sus rostros formando la escalofriante palabra "Kill", ("muerto") en inglés, pero también estaba una foto mía con un gran círculo rojo remarcado en varias ocasiones y sobre ella decía:

"Pendiente"

Escucho el rechinar de la puerta de hospital, rápidamente me volteo a verla y un hombre con capucha negra cubierta por completo de sangre y una máscara que cubría todo su rostro hasta su nariz, partida esta a la mitad, estaba en la entrada. Lo reconocí al instante, era YoonGi, pero las cuencas de sus ojos se encontraban completamente vacías.