Agujero de Limerencia.

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[9 años más tarde]

Pasaron meses, años y aquel niño castaño trató por todos los medios de localizar a aquel chico ojiblanco que ya apenas podía recordar bien, sin embargo, la policía no logró jamás dar con él, el trató y trató de localizarlo, pero no había ni una sola prueba, ni un pelo, ni una huella en su casa, una pista, nada, incluso había tratado de hacer un retrato a mano y poner carteles lo cual por supuesto, tampoco dio resultado.

Era como si se hubiese esfumado de la vida, como si se hubiese evaporado, como si jamás hubiera existido y todo hubiera sido producto de su imaginación, de una pesadilla.

Con un suspiro de frustración, JiMin se miró al espejo, su aspecto ahora había cambiado notoriamente, había crecido varios centímetros, sus músculos se estaban desarrollando correctamente gracias a la actividad física a la que se sometía regularmente, su voz se había vuelto algo más grave, su cabello ahora era negro azabache.

JiMin decidió teñirlo en algún momento durante la secundaria, le daba un buen contraste con el color de sus rosados labios, estos eran ligeramente más anchos y su rostro ahora era bastante más masculino, sin embargo, seguía teniendo los mofletes algo grandes y sus hoyuelos marcados como cuando era niño, lo que le daba un aire entre tierno y sexy cuando sonreía.

A sus 17 años JiMin ya parecía todo un adulto y para que mentir, era bastante atractivo, solía atraer las miradas de chicos y chicas donde quiera que iba. Ligar no era ningún problema para él cuando salía con sus amigos de fiesta o a tomar algo.

Desgraciadamente ya no podía siquiera recordar bien cómo eran esos ojos o ese rostro que él creyó ver de pequeño, ese recuerdo, que de vez en cuando, le atormentaba en sus pesadillas. Ya hacía muchísimos años, concretamente a los doce años, que JiMin decidió rendirse en su búsqueda, aún podía oír la conversación con su madre en su cabeza.

[Flashback]

— ¿M-mamá podemos hablar? — Preguntó JiMin acercándose a su madre, que descansaba una tarde de invierno tranquila en el sofá. Pocos días después del doceavo cumpleaños del menor.

— Claro cariño, ¿Qué sucede? — Preguntó ella tan amable como siempre, incorporándose un poco.

— Pues...verás...he estado pensando mucho...y....te agradezco que siempre hayas creído en mí y me hayas dejado hablar con la policía... — Comenzó JiMin mientras veía al suelo con algo de timidez, un pequeño brillo de alivio casi imperceptible se dibujó en los ojos de la adulta.

— Entiendo hijo, no tienes que agradecerme — Dijo ella posando su mirada ahora en su hijo, casi sabiendo lo que venía.

— Sin embargo...después de todo...s-solo fue mi imaginación verdad...? — Preguntó JiMin con una sonrisa triste en su mirada — No existió nadie con esos ojos. ¿No? — Continuó sintiéndose muy estúpido por haber pensado que algo así realmente pudo pasar, ni que él estuviera en una película de acción o algo, o de extraterrestres, había sido solo un extraño sueño causado por el largo coma de su caída por las escaleras de hace tres años.

— Aish, mi amor ven... no te preocupes a cualquiera le hubiese confundido algo así... — Mintió ella abriendo sus brazos con fingida lástima, JiMin se acercó y la abrazó cariñosamente, ella suspiró.

Por fin su hijo, tan cabezota que era, dejaría de buscar a ese monstruo, a ella le había costado muchísimo que la gente con la que hablase JiMin hiciera como que lo tomaban en serio cuando en realidad nunca si quiera intentaron buscar a aquel chico de piel pálida, incluso su madre no pudo quitarse aquellos ojos felinos durante muchas noches durante los años posteriores. Por fin, su hijo dejaría el maldito temita para siempre.

Esposado A Un Asesino. Libro 1 . Unholy Blood. ⸸ | Yoonmin Hard +18⚠️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora