♡ᴡɪᴛʜ ʏᴏᴜ...ɪɴ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ ʟɪғᴇ°࿐

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En un vasto campo de flores silvestres que se extiende hasta donde alcanza la vista. Las flores, de múltiples colores y especies, crean un tapiz vibrante sobre la tierra. Puedes ver amapolas rojas, margaritas blancas, lavandas moradas y girasoles dorados, todas bailando suavemente al compás del viento.

El sol está en su ocaso, bañando el cielo en una mezcla de tonos rosados y amarillos. Las nubes, esponjosas y dispersas, se tiñen de estos colores, reflejando una cálida luz dorada sobre el campo. La brisa acaricia tu rostro y el aroma de las flores es embriagador. Los pájaros cantan suavemente, preparándose para el descanso nocturno, mientras las mariposas y abejas terminan su jornada entre las flores. Es un momento de paz y belleza natural, una escena que parece sacada de un sueño.

Bajo la sombra de un gran roble que se encuentra en ese campo, Ben se sienta en la hierba, rodeado de un colorido surtido de flores silvestres. Sus manos trabajan con cuidado, entrelazando delicados pétalos y tallos para formar una corona. Va tomando una por una las flores que mas le recuerdan a ti, y con cada movimiento siente que puede ver tu sonrisa cuando tengas la corona puesta.

Su corazón se acelera de solo pensarlo, mientras continua con su trabajo escucha unos pasos acercarse lentamente hacia él, aunque antes de que levante la vista ya sabe de quien se trata. Te acercas a su lado notando que esta concentrado y decides no interrumpir su labor.

La brisa suave mueve ligeramente tú cabello, y tus ojos brillan mientras sigues cada movimiento de Ben. Él levanta la mirada de vez en cuando, sonriendo tímidamente cuando sus ojos se encuentran. Tú juegas un momento con tus manos, ansiosa por ver el resultado final.

Después de unos minutos, Ben termina la corona y la levanta, satisfecho con su trabajo.

— Es preciosa— dices, mientras él se inclina hacia ti para colocar la corona sobre tú cabeza. Los dedos de Ben rozan suavemente tú frente, y ambos sienten un ligero rubor en sus mejillas. Sonríes, sintiendo la frescura de las flores sobre tú cabello.— Gracias, Ben— dices, tocando ligeramente los pétalos y sintiendo tu corazón latir con fuerza dentro de tu pecho.

Ben lleva su mano hacia tu rostro y acaricia tu mejilla suavemente, ambos sienten una corriente eléctrica recorrerlos, tus ojos se unen con los de él, encontrando solo amor en su mirada.

Mientras la brisa de la tarde los acompaña, y los rayos del cielo se posan sobre tus ojos, unen sus labios en un contacto suave, sintiendo la calidez del otro. Llevas tus manos hacia el rostro de él para inclinarte un poco mas, haciendo que sus manos las lleve a tu cintura y te abrace mientras disfrutan del momento.

Al separarse ambos no pueden evitar sonreír cómplices, escuchando los latidos de sus corazones hacerse cada vez mas fuertes, mueves tus manos hacia su cuello para abrazarlo más cómodamente y deseando quedarte ahí todo el tiempo del mundo, aunque él no pensaba diferente, aferrándose a tu cintura y queriendo quedarse contigo todo lo que fuera permitido.

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