♡ᴡɪᴛʜ ʏᴏᴜ...ɪɴ ᴀɴᴏᴛʜᴇʀ ʟɪғᴇ°࿐

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Parte 2

Capitulo largo

La noche en Solaría había caído, y con ella, el peso de las responsabilidades volvía a oprimirte. A pesar de las dudas que revoloteaban en tu mente, la promesa de Ben resonaba con fuerza en tu corazón. Las tensiones entre los imperios no desaparecerían de un día para otro, pero tal vez, con algo de tiempo, podríais ser la excepción que rompiera con los ciclos de odio.

Pasaron varios días desde aquel encuentro en la cascada, y cada día la ansiedad crecía en tu pecho. No sabías si Ben cumpliría su promesa o si las circunstancias lo obligarían a alejarse. Sin embargo, cuando llegó el día del siguiente encuentro, tus miedos se disiparon al verlo allí, esperándote bajo los árboles como si el tiempo no hubiera pasado. Su sonrisa te reconfortó, y en ese instante supiste que estabais dispuestos a todo para mantener ese vínculo.

—Pensé que no vendrías —dijiste, aún algo insegura.

—Nunca rompo mis promesas —respondió con determinación.

Con cada encuentro, la relación entre ambos se fortalecía. Compartían confidencias, sueños y deseos de un futuro diferente para sus imperios. Ambos sabían que no sería fácil, pero también sabían que si seguían ocultándose, acabarían siendo prisioneros de sus propios destinos. Era hora de enfrentar la realidad y tomar el control.

Un día, mientras caminaban por el bosque, Ben se detuvo y te tomó de las manos. Había una nueva resolución en su mirada, algo que no habías visto antes.

—He estado pensando mucho en esto —dijo, su voz grave pero firme—. Si queremos estar juntos, no podemos seguir escondiéndonos para siempre. Debemos hablar con nuestros padres.

La idea te asustó. Sabías que los emperadores de Solaría y Kristalia no aceptarían vuestra unión tan fácilmente. Sin embargo, una parte de ti también estaba cansada de las mentiras y los encuentros furtivos.

—¿Y si nos rechazan? —preguntaste, con el miedo visible en tus palabras.

—Si no lo intentamos, nunca lo sabremos —dijo Ben—. Pero estoy dispuesto a luchar por esto. Por ti. Por nosotros.

El corazón te latía con fuerza, pero su determinación te inspiró. Asentiste, sabiendo que no había marcha atrás. Ambos regresaríais a vuestros respectivos imperios y hablaríais con vuestros padres, intentando encontrar una solución que permitiera que vuestra relación no solo sobreviviera, sino que prosperara.

El enfrentamiento con los emperadores fue duro, tal como lo habías temido. Cuando te presentaste ante tu padre, sus ojos se llenaron de indignación al escuchar tus palabras. 

—¿Unirte a un Kristaliano? ¡Eso es traición! —gritó, su furia reflejándose en cada palabra.

—Padre ni si quiera lo conoces

—No tengo que conocerlo, es hijo de ese bastardo —dijo con indignación y una gran furia.

—Yo lo amo —dijiste decidida, y por un momento pudiste ver que se paralizaba —Lo amo desde hace mucho tiempo, mucho mas del que tu crees. No fue algo de la noche a la mañana, y de verdad quiero estar a su lado.

—Yo jamas daré mi bendición para que estés con un tipejo de ese imperio.

—¿Ni si quiera te tomaras la molestia de hablar con él? Es mucho mas de lo que tu piensas

—He dicho que no. Y si insistes en esto, hija mía, dejarás de ser parte de este imperio —sentenció con frialdad— Serás una exiliada.

Tu corazón se encogió ante sus palabras, pero dentro de ti sabías que no había marcha atrás. Estabas dispuesta a enfrentarte a las consecuencias, aunque significara renunciar a todo lo que habías conocido.