Capítulo 26 ( parte 1)

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Narra Bianca

31 de diciembre.

— Muy bien — caminé de una punta a la otra se la cocina mirando a los que se brindaron a ayudar frente a mí en fila uno al lado del otro.

— Gonzalo, tú te encargarás de la decoración y limpieza con Rita y Andy — me detuve frente a el y comencé mis órdenes.

— Vincent, tu padre viene solo pero te toca ir a buscar a Tu mamá , Dann y mis padres al aeropuerto dentro de una hora que llegan juntos.

— Y si yo ayudo con la decoración y limpieza y Gonzalo los busca - intentó librase del encargo.

— Se vería muy mal si uno de nosotros no va  — le entrecerré mis ojos —. además amor iría yo pero me encargo de la cena, ve tú por mí sí - puse mi mejor cara de cachorrito herido.

Nadie comentó cómo lo llamé. Hace mucho que los presentes sabían de mí relación y la tomaron de lo mejor, comentando que habíamos tardado. Bueno todos todos menos mi papá.

— Por favor — llevé mis manos juntas en forma de súplica.

— Vale - me retiró la mirada rindiéndose.

— Eso es — le di un beso.

Escuché risitas — Vuelvo con las tareas que están tan contentos.Graciela conmigo en la cena y Óscar de ayudante.

La pareja de enamorados se abrazo tiernamente.

— ¿ Están de acuerdo ? Podemos hacer cambios hoy es día para estar cómodos y felices.

— Yo. No estoy nada de acuerdo - refunfuñó Vincent.

— Eso pensé mis estimados. Todos de acuerdo,  anímense, podemos comenzar.

Nos pusimos manos a la obra. Mi novio entre maldiciones y quejas salió para el aeropuerto. Rita se llevó a Gonzalo y Andy poniéndolos a trabajar. Graciela y yo comenzamos a prepar la mesa y la comida desde temprano.

Hacer comida para 15 personas no fue tarea fácil, teniendo en cuenta que no eran cualquiera, eran las personas más queridas para mí. Que la cocina estuviera equipada para cocinar para un batallón de guerra ayudó muchísimo, Graciela fue una estrella con los alimentos.

⌛⌛⌛

5 horas más tarde teníamos casi todo listo. Los perros empezaron a ladrar y me dirigí a la puerta antes de que tocaran.

Abrí y me lancé a los brazos de mamá y papá. Cuanto los extrañaba, el pecho se me apretujó en el buen sentido.

— Mi niña — saludó mamá llenándome de besos.

— Mi solecito — fue el turno de papá.
A regañadientes los solté para que entraran y poder saludar a Vera y Dann.

— Yerna querida, que linda que estás.

— Son sus ojos Doña Vera - le di un cálido abrazo —. Me encanta verla.

— Dann.

— Mi cocinera favorita- me saludó —. Después de mi esposa claro — expuso luego de ver la cara de Vera.

— ¿ Y si terminan de saludarse adentro? — propuso con molestia o novio.

— ¿ Podemos tomar un baño y descansar algo antes de la cena, hija? - habló mamá.

— Claro, mamá — miré a Vincent.

— Pueden usar la habitación donde se quedaron las última vez. Ya saben el camino. Están en casa — respondió el heredero D' Angelo.

— Donde dejamos los paquetes — pronunció mi suegra.

— Hay otra habitación de invitados donde siempre.

— Son novios y aún se queda en la casa de empleados. Debería darte Verguenza Vincent D' Angelo.

— Duerme conmigo mamá — respondió harto y yo me atraganté con mi propia saliva.

— ¿ Quién duerme con quién? - prácticamente gritó papá desde las escaleras.

— Deja a la niña Antonio ya tendremos tiempo de conversar.

— Pero no acabas de oír a tu hija Lucía.

Tierra trágame.

— Tiene 27, ya está bien. Dije que más tarde hablamos con ella. Estoy cansada y eso no nos conviene. Además de que somos invitados.

— Papá soltó unas maldiciones en español y subió las escaleras.

— Ok. Necesito un baño — dijo Vera y se retiró con dos bolsos de manera icónica.

— Esto será divertido — repuso Dann.

— Madre de dios — me tapé la cara con las manos.

— No quiero decir te lo dije pero..... TE LO DIJE.

— Tengamos fe.

— Y eso que aún no llega mi padre.
— Gracias por el apoyo - ironicé.

Vincent soltó una pequeña risa ronca y seductora.

— Te das cuenta de que casi nunca ríes y cuando lo haces es a costa de mis desgracias - planteé pensativa.

— Por eso te elegí como mi novia - llegó hasta mi y me pasó un brazo por mi cintura.

— ¿ Para reírte de mí? — me pegué a el como koala.

— No. Para ayudarte con tus problemas mientras me río en el proceso.

— Romeo estaría temblando ante tus habilidades — comenté sarcástica.

— Pero así te gustó.

—  Así me gustas - afirmé.

Nos acercamos, teníamos frente con frente. Podía sentir su respiración. Me levantó el mentón para tener más acceso. Mis manos fueron a su nuca. Nos movemos sincronizadamente como si de una coreografía ensayada una y mil veces se tratara.
Justo nos íbamos a besar pero quedamos a una pulgada con el toque de la puerta.

Me separé y abrí recibiendo al padre de Vincent.

—  Holis. ¿ Llegó tarde o temprano ? - habló cuando llegó a la sala y solamente vio a Vincent con cara de querer correrlo.

— Oportuno como siempre - le contestó mi novio a su padre.

— No le haga caso. Todos están en sus habitaciones descansando y bañándose luego del viaje.

— Es que lo bueno tarda bonita — respondió tomando una manzana de la meseta de la cocina.

— Dejé todo en el hotel y ya estoy listo. ¿ En qué te ayudo? - preguntó cuando volvió con nostros Giovanni.

— Lo único que faltar sería sacar la mesa grande al jardín pero ya lo hacemos nosotros n se preocupe - le sonreí algo apenada.

— Nada de eso. No ves estos músculos nuera.

Me fue inevitable reír.

— Calla papá - interrumpió el pelinegro con mal carácter.

Amor Agridulce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora