Capitulo 26 ( parte dos )

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En la noche estaba todo listo. Gonzalo, Vincent y Giovanni sacaron la mesa grande. La cual se encontraba en estos momentos llena de comida para todos, cerdo, lentejas  muchos vegetales, tortellini, uvas, vino blanco, vino tinto, refresco de naranja y de postre panetton.

Me fui a bañar y preparar. Saliendo de la ducha me sequé y vestí. Me decidí por un vestido gris con brillitos, hasta las rodillas, la falda de este tenía unos vuelos, conanga corta y sin escote. Me puse desodorante y un litro de perfume. Muy poco maquillaje plataformas de tacón bajo transparentes y lista.

Salí de la habitación y encontré a Vincent recostado de la pared, una camisa de vestir gris , mangas largas pero enrolladas en sus codos dejando ver sus tatuajes, pantalón negro, unos mechones de cabellos le caían por la frente.

— Pero que guapo está mi novio — me posicioné justo delante de él y le besé la mNo me respondió. Se cruzó de brazos.

— ¿ Estás enojado ?

— Me desjaste solo con todos allá abajo — me miró con cara de pocos amigos.

— ¡ Ay cariño! Solo fueron unos minutos para alistarme. Venga bajemos.

— Aún sigo enojado. No paran de discutir. Me dejaste en medio de la guerra.

— No exageres. Mejor pensemos en cómo dejarás de estar enojado. ¿ Un beso tal vez?

La comisura de sus labios se alzaron en una sonrisa traicionera que eliminó al instante.

— ¿ Quién sabe ? Intenta a ver qué ocurre?

Mis manos a su cuero cabelludo, jugando con su pelo de sedosa textura. Sus brazos a mi cadera haciendo una ligera presión. No lo pensé dos veces y le robe un beso de esos que te transportan a otro planeta y detienen el tiempo. El agarre en mi cintura se hizo más fuerte. Nuestros labios tenían vida propia bailando al compás de nuestros sentimientos. Tiré un poco de su pelo y él hizo más presión con su agarre.

— Si no nos detenemos ahora, no creo poder asistir a la cena — se apartó y yo agradecí internamente no haberme puesto labial.

— ¿ Ya se te pasó el enojo?

— Si — colocó su brazo por mis hombros y bajamos.

Estaban todos sentados. La señora Vera y Dann. Luego de Dann Andy y su novia. Óscar, Graciela y en la punta Giovanni Frente a elllos, Rita, el hijo y nuera de Rit. Un asiento vacío, segundo de Gonzalo, mi madre, a su lado mi padre, otro asiento vacío que supuse era para mí y la otra punta vacía. Una mesa de 16 personas.

— Eres un inmaduro — se escuchó que le reclamaba Vera a su expareja cuando tomaba asiento entre mi padre y Vincent que se sentó en la silla a la cabeza libre.

—¿ Ahora qué hizo papá ?

— Tú padre peleando por una silla — atacó mi suegra.

— Por qué no dices que tú también querías mi silla.

— Es una silla papá. No puedo creer que hasta por eso discutan.

— No la quería para ella la quería para Dann — negué con la cabeza.

— Yo estoy bien aquí — se defendió el aludido.

— Si cariño pero casi te tumba. Es un animal — era una discusión sin fin entre los padres D' Angelo.

—¿ Cómo les fue el viaje? ¿ Descansaron bien? — susurré a mis padres.

— Shh. Silencio hija que no nos enteramos bien del chisme  — dijo mamá.

Amor Agridulce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora