Capítulo 35 (parte 1)

37 4 0
                                    

Bianca.

Era increíble todo lo que había pasado.

Reunimos a todas las familia para darle la noticia. Solo puedo decir que por la reacción de los abuelos y los tíos de cariño será un bebé muy mimado.

Hubo sus discusiones como en toda familia, sobre todos por el nombre y el sexo pero es un bonito recuerdo.

Es un milagro que las náuseas no estén atacándome en este instante.

Para ir al restaurante debo usar mascarilla para protegerme de los olores que me provocan querer vomitar.

También mi apetito a disminuido considerablemente.

Paso mi mano por mi vientre de 25 semanas sobre mí vestido floreado de tirantes hasta las rodillas. Mi atuendo hace ver mi vientre muy hinchado incluso para el tiempo que tengo.

Estoy a poquísimo de parecer una vaca, pero voy a pensar lo positivo.Cuando pusimos escuchar su corazón por primera vez con 8 semanas juntos a mi esposo, fue la sensación relajante del mundo. Hizo todo el asunto de una nueva vida mucho más real y próximo a nosotros.

No cambiaría nada.

Es mi primer aniversario de boda. Le compré a Vincent un reloj para su colección con una pieza faltante.

Espero con ansias haber acertado. Es un Victorinox 241693 si el dependiente no mintió. Yo de relojes no se mucho.

Tomo la caja cuadrada y grande de terciopelo verde en mis manos cuando mi esposo baja las escaleras con un traje de tres piezas color azul.

—¿A dónde tan apuesto? —saludo colocando la caja en la mesa disimuladamente.

— Pues resulta que hace un año di uno de los pasos más importantes de mi vida. Me hizo tan feliz que hay que celebrarlo —respondió solemne acercándose.

— Feliz aniversario, rubia. —llegó a mí y me besó fuerte y demoledor.

— Feliz aniversario —contesté luego de romper el beso. Llevando mis manos a su cuello comencé a jugar con su cabello.

Estábamos tan cerca como mi panzota lo permitía
.
—¿Cómo amaneció nuestro pequeña?¿Cómo te sientes? —habló
tiernamente acariciando mi vientre.
— Bien. Al menos no tengo náuseas. Pero no sabemos el sexo aún —reflexioné—. Y yo diría que será niño.

—Umm yo niña — me dio un pequeño beso en el cuello.

—Las mamás sabemos de esto niño.

—¿Apostamos?

—¿Qué tienes en mente? — negocié.

—El ganador tiene puntos extra a la.hora de elegir el nombre ¿trato?

— Trato.

— Muy bien amor de mi vida. Ven conmigo que tenemos planes.

— ¡Espera! —sujeté su brazo —. Tu regalo —regresé dos pasos y tomé la caja.

Vincent la abrió despacio cuando se la entregué con una sonrisa.

— Esto es Victorinox 241693. Justo la pieza que me faltaba — expresó atónito con tono de sorpresa sacando su regalo de la caja.

El reloj de pulsera tenía una carcasa de hecha de acero inoxidable. Vidrio de zafiro con protección contra arañazos y lesiones accidentales.

Debajo está la esfera del nuevo reloj el color azul. Las agujas, números y pequeños detalles en un dorado intenso pero sin estrellarse con el color azul.

— Justo cuando pienso que no puedo amarte más. Tienes detalles como este.

Se quitó el Breget dorado de su muñeca para dejarlo en la mesa y probarse su nueva pieza de relojería.

—Me encanta. Muchísimas gracias —regresó a mí reclamando mi boca en otro beso—. Te amo.

La felicidad en su cara valía más que cualquier regalo material.

— Y yo a tí gruñón —pellizqué su nariz.

—¡Ay! —me quejé cuando sentí mi interior sacudirse levemente por una patadita.

Vincent colocó su mano para sentir una segunda patadita que puso mi mundo se cabeza y ver a mi esposo sonreír como bobo.

— Salgamos a un lugar.

Tomé mis cosas y las puse dentro de mi pequeño bolso lila. De la mano de mi esposo camine lentamente por el paso extra a las afueras de la villa.

En el jardín Cucho y Chacha corrieron a nosotros. Por el embarazo ya no puedo jugar con ellos como antes. Se me ha hecho difícil estar mucho tiempo agachada en el suelo, sin contar lo mucho que me canso y los mareos.

Me monté en el Audi de mi esposo. Lo compró porque como pronto seremos tres, no puede moverse por ahí siempre en deportivo cuando lleve a los niños.

En el trayecto cerré los ojos e intenté descansar y no marearme. Sentí el dedo índice de mi pelinegro trazar pequeños círculos en mi pierna. Me dejé llevar por su sueve tacto. Tanto como para no sentir que el vehículo estuvo su marcha.

—Llegamos —me besó la mejilla. Bajó del auto y luego abrió la puerta del copiloto para mí.

Entrelacé nuestros dedos y comencé a notar mi entorno. Estábamos en una pequeña librería de la ciudad. Mi expresión de júbilo fue obvia.

—¿Estos son nuestros planes? —pregunté ilusionada.

—Si.Puedes elegir todos los libros que quieras a mí cuenta. Es mi regalo. Además, prometo escucharte hablar sobre ellos.

Creo que voy a explotar de felicidad. ¿No tengo el mejor esposo del mundo a caso?

—Tu eres mi mejor regalo —tomé sus mejillas—. Pero si acepto los libros eres el mejor. ¡Gracias, Gracias! —terminé con un sonoro beso en sus labios.

Agarré su mano y lo arrastré dentro del local. De colores claros y estanterías que casi llegaban al techo.

Era el paraíso de un lector.

Solté a mi esposo y exploré el lugar, pasando la mano por el lomo de los libros. Sus título me atrapaban como un laberinto sin regreso.

Llámeme loca, pero cada libro que ojeaba, tenía su aroma particular que me envolvía. Podría vivir aquí el resto de mi vida.

Finalmente solo llevé dos libros. Uno de fantasía llamado "El misterio de un ada", me llamó la atención su diseño de portada. El bosque totalmente en penumbras, resaltaba una figura muy pequeña en un verde como el de los pimientos. El otro libro,un romance, "Vidas cruzadas". Amor
prohibido entre la hija de un criminal y un policía. Por si el embarazo no me hace llorar lo suficiente.

Me dolían los pies. Le di ambos libros a mi esposo para que los pagara. Insistió en que escogiera más pero así estaba bien para mí.

Caminar se sentía como estar entre captus. Fui hasta el auto y me senté de copiloto con ayuda de Óscar y Gonzalo. Estaban más protectores que de costumbre.

Diez minutos esperaré la vuelta de mi amor. Tiró la bolsa de los libros desinteresadamente en el asiento trasero, se abrochó el cinturón de seguridad y nos llevó a casa.

Amor Agridulce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora