Capítulo 43

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Narra Levia Oslo.

Habían pasado tres años desde la muerte de mi hermano por culpa de Vincent D'Angelo.

En estos últimos dos año lo he dejado tranquilo.

Pero que no se piense que esto acaba aquí.

Mi hermano muerto y el en su mejor época de la vida. Felizmente casado y con un bebé de un año casi casi. Lo vigilo de cerca pero si personal de seguridad es muy bueno y muy capacitado.

El mejor que haya visto.

— Pero bueno si ellos tienen sus tácticas yo tengo las mías —le hablé a mi reflejo en el espejo mientras me arreglo mi vestido brudeos para la reunión de hoy.

Si tan siquiera el estuviera conmigo le perdonaría todo. Siendo el caso que está con otra. Con la gorda esa. Pagará todo con creces.

Salgo de la casa en ruinas en la que me escondo y aviso a unos de mis guardias.

Voy a una cafetería alejada de todo. Le doy la dirección a mi chófer y avanza.
Mis tacones repiquetean contra el piso del Porshe los casi sesenta minutos del trayecto.

Bajo al ver el letrero en un rojo brillante muy cutre de la cafetería. Les hago seña al chofer y guardia que se queden en su lugar. Si voy sola levantó menos sospechas.

Me pongo gafas negras a juego con mi sombrero y entro.

El lugar era una choza de mármol oscuro. Huele a grasa de aceite de oliva y cerveza de maíz.

Vuelvo y repito. Todo cutre. Divizo al hombre con el que me voy a reunir y hacia allá voy.

— Sonny Sonny Sonny.

—Levia Oslo —habla articulando detenidamente cada sílaba de mi maldito nombre.

Me siento decida a convencerlo de que sea parte de mi plan.

—Si estás aquí es porque esto te interesa tanto como a mí —lo miro directo a los ojos.

—No se.

—Hombre, el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Tú quieres a Bianca para tí — dije segura. Esa información no fue nada difícil de obtenerla. Lo difícil fue que se reuniera conmigo. No puedo fallar—. Yo quito a Vincent del camino.

—¿Qué te hizo D'Angelo? —preguntó.

—Cosas mías —respondí.

—¿Qué quieres hacer? —así me gusta que colabore.

—No te preocupes. Yo solo quiero que entretengas a Bianca, que vuelvas a estar de su lado y la vigiles. El peor daño se hace desde adentro.

—¿Tú que ganas con todo esto? —cuestionó poniendo ambos codos sobre la mesa. Acercándose.

—Me da el camino libre para joder a Vincent —dije con voz muy firme.
—Trato.

—¿Sabes cómo hacer para volver a Bianca?

—Si. Déjamelo a mí.

—Me mantienes al tanto — me despedí.

Salí de la cafetería/bar pensando en mi victoria. Pensé que sería más difícil convencer a ese tonto pero mira.

Ya estaba bastante oscuro a la salida cuando me tiraron muy fuerte del pelo inmovilizándome en el acto.
Mi respiración se volvió entrecortada y mi bolso quedó en el suelo producto del miedo.

—Te ayudé en todo y ahora la policía viene detrás de mí —sentí un cuchillo en mi garganta. Mi billis subía y bajaba por mi garganta como si fuera un tobogán.

Era la voz Yuver Isaac. El flacucho que trabajaba para Vincent. Quería vengarse y lo usé como tapadera. Los anónimos tienen su dirección IP. Por eso la policía va tra de él. Y está una demanda que puso Bianca por el día que le tiramos pastel a la cara.

—Va tras de mí también —hablé como pude presa de la situación. No podía morir. Que mi hermano desde el más allá no lo permita.

—Estamos juntos en esto —insistí y su agarre aflojó.

Puse respirar y suspirar aliviada pero aún el peligro acechaba.

—No me vengas con mierdas. Primero muerto que en la cárcel nuevamente —dijo el pelo de espaguetis.

—Tranquilo pensemos en una solución —dije tomando mi bolso del suelo.

En un movimiento ágil saqué mi pistola del bolso y sin pensarlo más de dos segundos le di un tiro de gracia.
Una bala en medio de su fea frente.
Me arreglé el vestido y llamé a mi guardia. Negando con la cabeza.
No había necesidad de llegar a esto. No si no me hubiera amenazado.

—¿Qué hacemos con él preguntó mi guardia?

Pensé y lo tenía todo resuelto.

— Sígueme.

NOTA

Daddy VINCENT TENÍA RAZON ERA LEVIA.
¿Se acordaban de Yuver?

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