Capítulo 31

57 5 1
                                    

Luna de miel.

Bianca.

Me levanté que no podía moverme por el peso de Vincent sobre mí. Pensé en en levantarlo pero el Flashback de anoche me atacó en una oleada de vergüenza. Entonces opté por el método de hacerme la dormida, la alarma no había sonado es decir que aún era temprano para nuestro viaje.

— ¿Quieres quedarte quieta?— bufó Vincent que se creía que yo era almohada. Totalmente recostado de mi

— Ya que estás despierto¿ Será que te mueves para dejarme ir al baño por favor — supliqué sabiendo de su manía de nunca dejarme de ir antes de darme un beso.

Si abría los ojos y decía que no me dejaba ir sin un beso me iba a desmayar de la vergüenza.

Soy consciente de que anoche me vio como dios me trajo al mundo, pero era oscuro y ambos estábamos caliente. Hoy tengo que procesar información.

Vincent abrió un poco los ojos, me detallo unos segundos deteniéndose en mis mejillas. Yo me tapaba con una sábana. En total silencio se apartó de mí, liberándome.

Casi corriendo y en la sábana tomé lo que necesitaba de mi maleta. En el baño hice mi rutina mañanera.

Limpia cambiada y con un aspecto decente regresé a la habitación. Encontrando a mi esposo ajeno de todo, durmiendo a pierna suelta y solo tapado por una fina tela de cintura para abajo.

Me acerqué a la cama y me tiré en su espalda. No hizo movimiento alguno.

Unos minutos en esa posición el aburrimiento se apoderó de mí y comencé a pellizcarle la mejilla.

Cuatro pellizcos bastaron para que refunfuñar se moviera y me tumbara delicadamente dejandome a su lado y entre sus brazos.

— Creo que ayer no te cansé lo suficiente. Te despertaste con demasiada energía — me dijo pícaro pero con los ojos cerrados aún.

No supe que responder pero mis mejillas sí, decían ROJO. Sí, así, en mayúsculas.

—¿ Porqué te sonrojas?

No me di cuenta que me estaba observando. Intenté taparme la cara pero me soltó de su agarre y con sus manos lo evitó.

— Responde.

—¿ Las verdad?

— Por favor — usó un tono de voz suave, armándose de paciencia.

— Es que... Tengo pena me da un poco de vergüenza.

— ¿ De qué?

— No lo sé. Todo es nuevo.
— Por eso te pregunté ayer si estabas de acuerdo con dar el paso. Si,  llevamos más de un año pero todavía tenemos que adaptarnos a lagunas cosas y aprender como pareja. Lo que te pase  y sientas tienes que decírmelo para saber qué te pasa —habló firme —. ¿ Que te da pena exactamente?

— No lo sé. ¿Y si tuviste ya sabes...mejores? Y si ya no te parezco atractiva después de ayer — mi garganta se secó y cerré los ojos por miedo a su respuesta.

— ¿ Sexo? — asentí —. Hay que empezar a llamar las cosas por su nombre, igual así te da menos pena. Pues la verdad es que no. Me gusta todo contigo. Nuestra relación, los mimos, el sexo, hacer el amor. Todo. Y me vas a parecer hermosa hasta viejita — expresó como si nada.

— El primer día de casado y ya te doy la lata — suspiré.

— Mientras seas tú. Me encanta que me des la lata. Significa que me tienes confianza para comentar tus miedos — me abrazó.

— Te amo muchísimo — lo apreté fuertemente casi dejándonos sin aire.

Me sentí libre de temores. Lo besé pero era un beso más de agradecimiento y cariño. El mismo se vio interrumpido con el sonar de la alarma.

— Vamos, vago. Ve a prepararte — le dije cuando le vi intenciones de volver a dormir cuando apagó la alarma.

Me dio un corto beso, se puso boxer y se metió al baño, desde el cuál salió el sonido de la ducha a los pocos minutos.

Me puse a recoger las cosas y revisar que no se nos quedara nada.

En una hora salimos hacia un viaje de 5 horas y 44 minutos a nuestra Luna de Miel en Venecia. No sin antes hablar con mis padres y dejar a nuestras mascotas a cargo de Gonzalo.

⌛⌛⌛

La energía con la que me levanté se esfumó en cuanto me monté en el carro de turismo casi seis horas de viajes, seis horas que pasé durmiendo y comiendo poco para no sentir náuseas.

— ¿ No vas a comer más ?

— Noo. Déjame dormir.

— ¿ Cómoda la almohada? — se refirió a que básicamente su hombro era donde estaba dormida.

— Uff, muchísimo. Y un olor riquísimo también.

— ¿ Que voy a hacer contigo? — se rió muy levemente o igual no se reía y era una mueca efecto del viaje.

—¿ Quereme? — contesté entre bostezos.

⌛⌛⌛

Los primeros días entre el cansancio del viaje y otras cuestiones maritales nos quedamos en la habitación del hotel.

El mes en el hotel fue un regalo de un familiar lejano de Vincent según me dijo. Era una cosa hermosa de estilo antiguo, que parecía un museo de arte. La habitación era como vivir en la Roma antigua. Decorada con pinturas bellísimas. El dorado resaltaba.

Esto debió costar un dineral. Fue lo que pensé boquiabierta al entrar a la simulación de palacio.

Para el quinto día visitamos la Plaza San Marcos repleta de monumentos históricos.

"Aunque los primeros pobladores llegaron a la laguna -que ya formaba parte del Imperio romano- en el añoo 452 huyendo de los invasores del norte, el momento crucial del nacimiento de Venecia hay que buscarlo en el año 828, cuando se levantó la basílica de San Marcos para custodiar las reliquias del santo que unos mercaderes venecianos habían traído desde Alejandría" — Explicaba la guía turística en nuestro sexto día de visita en la Basílica De San Marcos.

Nos adelantamos un poco para contemplar las reliquias del santo custodiadas en la Pala d’Oro (retablo de oro), una espectacular obra de orfebrería formada por 255 paneles de oro y 2.000 piedras preciosas.

Para el día número 15 tenía la galería de mi celular llena de fotos del Palacio Ducal, El Puente De Rialto.

Las fotos me las había tomado Vincent y las otras consistían básicamente en unas fotos que lo tomé desprevenidos y en mi insistiendo para que se fotografiara, a lo que él se negaba rotundamente.

Caminar por Venecia de mano de mi esposo fue lo más romántico de mi vida. Obviando que un día casi caigo al agua.

Je je.

Nota de autora
Capítulo que nos muestra un lado humano y vulnerable de los personajes.

Amor Agridulce Donde viven las historias. Descúbrelo ahora