🤛🤛 Capítulo 22 🤜🤜

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ANNA

Por fin, por fin sabré quien es la Reina Blanca.

Corro y corro, como si mi vida dependiera de ello. No siento que me falta el aire hasta que estoy al frente de esa persona. Tiene una chaqueta con el cuello alzado y tiene gorra.

—Revélate —le exijo.

La persona está paralizada. Por la contextura y modo de vestir, parece que se trata de un hombre.

—Revélate, dije —insisto.

La persona intenta huir, pero Javier le corta el paso.

—¿No escuchaste? ¡Revélate! —Javier le quita la gorra y por fin le vemos la cara.

Es un hombre. Un chico de unos veinte años. No es nadie que conozcamos. Se le ve nervioso.

—¿Quién demonios eres tú? —pregunto.

Él me mira, luego a Javier. Parece que no sabe qué decir. Le tiemblan los labios, hasta que se calma y voltea a ver a Javier con ojos como dagas filosas.

—¿No me recuerdas? —pregunta.

Javier se encoje de hombros y me mira confundido. Luego mira al chico.

—No, no sé quién eres.

El chico sonríe sin alegría.

—Típico de los hombres como tú. Les hacen la vida imposible a sus víctimas y ni siquiera los recuerdan.

—Mira. —Javier se cruza de brazos—. Nunca te he visto en mi vida.

—Sí, sí me has visto. Soy Richard. Hermano mayor de Luna. ¿A ella sí la recuerdas?

Javier palidece y da unos pasos hacia atrás.

—Luna...

—Sí... Luna... ¿Recuerdas lo que le hiciste?

Javier está sudando.

Yo lo miro, confundida.

—¿Javier? ¿Qué está pasando?

—¡Cuéntale! —Richard me señala—. Cuéntale lo que le hiciste a Luna, maldito imbécil. Mi hermana tuvo que ir a terapia por tu culpa. ¡Un año! ¡Un año tuvo que pasar para que superara la depresión!

Richard está como un perro con rabia. Sus ojos llenos de odio y su rostro rojo por la ira descontrolada.

—¡Cuéntale! —repite Richard—. ¡CUÉNTALE, MALDITO CRETINO!

Yo necesito respuesta.

—¿Javier? Habla.

Él me rehúye la mirada.

Richard resopla y niega con la cabeza, mirando a Javier.

—Típico de los hombres como él. Se creen muy machos, pero no son más que unos cobardes. —Voltea a verme—. Este cretino de aquí, encantó a mi hermanita con palabras bonitas de amor. Le hizo creer que la amaba y la obligó a que ella le entregara su virginidad. Ella no quería, pero él la chantajeó, diciéndole que, si no le daba su virginidad, él no le hablaría nunca más.

Siento que se me arruga el corazón y llevo mis manos a mi boca.

—Ella le entregó su virginidad —continua Richard—. Y se sintió horrible. Pero... eso no fue lo peor... lo peor fue que este imbécil, este cobarde, remedo de hombre, dejó de hablarle a Luna cuando él obtuvo lo que quería. La bloqueó de todas las redes sociales y la ignoraba en el colegio. Días después, él hizo pública su relación contigo.

Destruyendo a JaviannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora