🚲🌸🌻 Capítulo 37 🌸🌻🚲

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JAVIER

Anna y yo salimos a las afueras de la urbe, alejándonos del bullicio de Ámsterdam para conocer el campo de Holanda. El paisaje cambia a medida que nos alejamos de la ciudad, transformándose en vastos campos de flores de colores vibrantes. Vamos en bicicleta, pedaleando a un ritmo tranquilo, disfrutando del aire fresco y del sol que brilla en el cielo despejado.

Anna va adelante, su risa llenando el aire cada vez que vemos algo nuevo y maravilloso. Me emociona verla tan feliz y despreocupada. Hace tiempo que no la veía así, tan llena de vida. Pasamos junto a los famosos molinos de viento, esos que ella siempre había visto en fotos y videos en internet. Ahora, por fin, puede verlos en persona, y su emoción es contagiosa.

—¡Javi, mira! ¡Son más impresionantes de lo que imaginé! —exclama Anna, girándose para asegurarse de que comparto su entusiasmo.

—Sí, son increíbles —respondo, sonriendo al verla tan emocionada.

Pedaleamos un poco más hasta que llegamos a unos arroyos que rodean varios molinos de viento. El sonido del agua corriendo y el susurro del viento crean una atmósfera de paz y tranquilidad. Decidimos detenernos a descansar bajo la sombra de uno de esos molinos. Dejo la bicicleta a un lado y me siento en la hierba, sintiendo una calma profunda.

Anna se sienta a mi lado, su respiración aún un poco agitada por el ejercicio. Me mira con una sonrisa que refleja pura felicidad. Estoy feliz de verla así, y no puedo evitar pensar que, tal vez, estamos recuperando lo que una vez tuvimos. Este viaje ha sido un respiro del caos y la tensión de nuestra vida diaria, y parece que nos ha acercado de nuevo.

—Este lugar es perfecto —dice Anna, apoyando su cabeza en mi hombro.

—Lo es —respondo, envolviendo su mano con la mía—. Estoy feliz de estar aquí contigo.

Nos quedamos en silencio, disfrutando del momento y del paisaje que nos rodea. Los campos de flores, los molinos de viento y los arroyos crean un cuadro perfecto de serenidad. En este momento, todo parece posible y el futuro se ve un poco más brillante.

Saco mi cámara y empiezo a grabar algunas tomas del paisaje, capturando la belleza de los campos de flores y los molinos de viento. De repente, una mujer holandesa de mediana edad, con el cabello rubio y vestida como una campesina, se acerca a nosotros con una sonrisa cálida.

Goeiedag! Wat een prachtig stel zijn jullie! —dice la mujer, con un tono amable.

Anna y yo nos miramos, divertidos y un poco confundidos.

—Lo siento, no entendemos —respondo, riendo.

La mujer parece darse cuenta de que no hablamos holandés. Señala a Anna y luego a mí, y repite con una sonrisa aún más amplia.

Prachtig stel, prachtig stel —dice, asintiendo con entusiasmo.

Anna y yo nos miramos de nuevo, tratando de adivinar lo que está diciendo.

—Creo que está diciendo que hacemos una linda pareja —dice Anna, sonriendo.

—Sí, creo que sí —respondo, riendo junto a ella.

La mujer nos entrega un pequeño ramo de flores, con colores tan vibrantes como los campos que nos rodean. Anna y yo aceptamos las flores con gratitud, sonriendo ampliamente.

Dank u wel —digo, agradecido, con mi holandés machacado.

—Ja, dank u wel —añade Anna, sonriendo también. Siento que su pronunciación es mejor que la mía.

Destruyendo a JaviannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora