JAVIER
Kika me mira con una mezcla de decepción y desdén cuando vuelvo a preguntarle si ella es la Reina Blanca.
—¿De verdad piensas que soy capaz de hacer algo así? —pregunta, con su voz fría y cortante.
—Solo quiero saber la verdad —respondo, tratando de mantener la calma.
—¿Y si yo fuera la Reina Blanca? —dice Kika, acercándose más a mí—. ¿Qué harías?
—Te pediría que pares —digo sin titubear, mirándola a los ojos.
Kika se ríe, pero no hay alegría en su risa. Es amarga, casi cruel.
—¿Por qué sigues con esa farsa con Anna? —me cuestiona—. Sabes que es una terrible persona. Tú mismo me lo dijiste. Que estabas con ella por obligación, que ella prácticamente te obliga a estar juntos. Que te estaba amenazando o algo así. ¿O eso era mentira?
—Anna no... —titubeo—. Ella... tiene sus fallas y... yo sé que la tengo que dejar...
—¿De verdad quieres dejarla? —Kika me mira con incredulidad—. Porque parece que te has arrepentido.
—No es así, Kika. Es que... no es tan fácil dejarla...
Kika da un paso hacia mí, su mirada es penetrante.
—¿Por qué dudas, Javier? ¿Por qué estás aquí, preguntándome si soy la Reina Blanca? —su voz es un susurro, pero cada palabra es como una daga.
Me quedo en silencio, sin saber qué responder. La verdad es que no estoy seguro de nada en este momento.
—No confirmaste ni negaste nada, Kika —digo finalmente—. ¿Por qué no puedes simplemente decirme la verdad?
Kika se aparta, su expresión es dura.
—La verdad, Javier, es que a veces no quieres escucharla. A veces, prefieres vivir en una mentira porque es más fácil que enfrentar la realidad. —Ella toma mi mano y lleva a su ceno derecho—. ¿Te das cuenta? Soy yo a quien tú realmente deseas. Por eso no puedes evitar venirme a buscar, aunque estés con Anna. ¿Por qué no lo aceptas?
Mi mano tiembla y no puedo evitar sobar el pezón duro de Kika.
—Me deseas, ¿verdad?
Trago fuerte. La verdad es que sí. La deseo.
Ella mueve su mano y acaricia mi muslo, por debajo de mi short. Siento una corriente que llega hasta más abajo del vientre. Luego, ella me besa. Y yo le correspondo el beso. Nuestras lenguas se vuelven locas, buscando saborear la boca del otro.
Su mano en mi muslo sube un poco más y aprieta. Me saca un gemido.
—¿Me deseas, Javier? —me pregunta entre besos.
—Sí...—suspiro.
Mis manos se mueven por su cuerpo, quitándole la ropa con una urgencia que no sabía que tenía. Kika responde de la misma manera, despojándome de mi ropa mientras sus labios nunca se apartan de los míos.
Nos entregamos al placer, nuestros cuerpos se enredan en una danza frenética de lujuria. Cada caricia, cada beso, cada susurro de deseo nos lleva más allá de cualquier pensamiento racional.
En ese momento, no hay Reina Blanca, no hay Anna, no hay dudas ni preguntas. Solo estamos Kika y yo, consumidos por una pasión que no se puede negar ni detener.
Mientras nos movemos juntos, siento una mezcla de emociones: deseo, culpa, confusión. Pero en ese instante, todo lo que importa es el presente, la sensación de perderme completamente en ella.
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Destruyendo a Javianna
Roman d'amour👑Anna tiene todo lo que una chica de 18 años podría querer: fama💅, dinero💵, poder y el novio más guapo💏. Todo gracias a que Javier Lleras, una estrella en Tik Tok y compañero de clases, le pidió que fuera su novia en un video que se hizo viral...
