🍾 🚬Capítulo 12🚬🍾

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JAVIER

3 años atrás.

Estaba con mis amigos, Germán, Kris y Sammy, en una casa abandonada rodeada de maleza. La estructura en ruinas y la sensación de estar lejos de cualquier autoridad nos daba una especie de libertad salvaje. Resonaba en el aire el sonido de botellas rompiéndose con el bate que Germán blandía, acompañando nuestras risas.

—¡Atrápalo! —gritó Germán, lanzándome un cigarro.

Lo encendí, sintiendo la picazón del humo en mi garganta mientras intentaba parecer relajado y despreocupado. Conforme Sammy exhalaba una nube de humo, comenzó a hablar con entusiasmo.

—Hay una chica en mi salón que está buenísima —dijo, sus ojos brillaban con picardía—. Tiene tremendo culo. Me encantaría llevarla a la parte de atrás de la escuela y hacerle cosas.

Kris y Germán se echaron a reír, golpeando sus cigarrillos para deshacerse de la ceniza.

—¡Eres un enfermo, Sammy! —dijo Germán entre risas.

Kris, el gordito del grupo, rompió otra botella con su bate.

—Yo no quiero tener novia —dijo, sonriendo con malicia—. Prefiero probar a todas las tetas que pueda. Pequeñas, grandes, medianas, todas. No quiero compromisos, solo diversión.

Germán y Sammy se rieron aún más. Yo, sin embargo, permanecí en silencio. Rompí otra botella con mi bate, observando cómo los pedazos de vidrio se dispersaban por el suelo.

La imagen de Anna no salía de mi mente. Su sonrisa, su inteligencia, la forma en que me miraba cuando estudiábamos juntos.

German miró a Kris con ojos entrecerrados.

—Oye, a mí me contaron algo de ti y no sé si es verdad.

—¿Qué cosa? —Kris lanzó otro swing que hizo explotar una botella.

—Me contaron que Sophie ya te la chupó —dijo German, mientras se llevaba su cigarro a sus carnosos labios—. ¿Es cierto?

Kris le devolvió a German una sonrisa pícara.

—Un caballero no cuenta esas cosas.

—¡Ja! Como si tú fueras un caballero —replicó German, con tono jocoso—. Eres un cerdo. Eso es lo que eres.

Kris soltó una risita.

—No voy a confirmar ni negar nada. —Volvió a reventar otra botella.

Mis amigos siguieron hablando, compartiendo sus fantasías sexuales y bromas, pero yo me sentía cada vez más distante. Sus conversaciones me parecían vacías en comparación con lo que sentía cuando estaba con Anna.

—Oye, Javier, ¿en qué piensas? —preguntó Germán, dándome un ligero empujón.

Sacudí la cabeza y sonreí, tratando de volver a la conversación.

—Nada —respondí.

Miré a Kris de reojo y él tenía una expresión inquisitiva en su rostro.

—Oye, Javier —dijo Kris, exhalando una nube de humo—. He oído rumores sobre ti y Anna. ¿Es cierto que están saliendo?

Se formó un nudo en el estómago, pero no podía mostrar debilidad frente a ellos. No quería que pensaran que me estaba enamorando, así que intenté restarle importancia.

—Nah, solo me ayuda con matemáticas —respondí, encogiéndome de hombros—. Ya sabes, no soy tan bueno en eso y necesito pasar los exámenes.

Germán me lanzó una mirada de complicidad, como si entendiera más de lo que estaba diciendo.

Destruyendo a JaviannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora