ANNA
Silvia responde a mi llamado. Voltea y nuestras miradas se encuentran.
—Anna... ¿qué haces aquí? —pregunta, claramente sorprendida.
Respiro hondo, tratando de ordenar mis pensamientos. La confrontación que he estado temiendo y anticipando está finalmente aquí.
—Lo sé todo —suelto sin más. Directa al punto.
—¿Disculpa? —Silvia frunce el ceño.
—No te hagas la tonta —replico. Siento como si lo que exhalo por mi nariz fuera vapor ardiente.
Los ojos de Silvia están desorbitados. Vaya que es buena actriz. Cualquiera diría que está realmente confundida.
—Quiero saber por qué tu nombre está vinculado a la línea de teléfono de la Reina Blanca —le exijo, observando cada una de sus reacciones.
Silvia se queda pálida, sus ojos se llenan de confusión y miedo.
—¿De qué estás hablando? —balbucea, claramente impactada.
—No te hagas la inocente, Silvia —insisto, mi voz llena de urgencia—. Tengo pruebas. Necesito saber la verdad.
Silvia me mira fijamente, su rostro una mezcla de pánico y resistencia. La verdad está ahí, a punto de revelarse, y no pienso detenerme hasta conseguirla.
—¡HABLA! —grito tan fuerte que otros estudiantes se voltean a ver.
Silvia se muestra aterrada y se retrocede unos pasos. Como si yo fuera una pesadilla hecha realidad.
—¿Sabes que me prometí a mí misma cuando te atrapara? —Me acerco más a ella.
Silvia niega con la cabeza.
—Anna... no sé de qué...
—Me prometí que cuando te encontrara, te arrastraría por el suelo.
Me arrojo sobre ella, como un felino sobre un roedor. Mis dedos, como garras, atrapan el cabello de Silvia y la jalo tan fuerte, que la obligo a arrodillarse.
—¡MALDITA ACOSADORA DE MIERDA! —La arrastro por el suelo, jalándola del pelo. La zarandeo y la arrojo contra una pared.
—¡ANNA, ME LASTIMAS! —suplica. Pero en vez de apaciguarme, me enciende más todavía.
La arrastro de un lado a otro. Como si fuera un canino jugando con su presa.
—¡CREÍAS QUE TE PODÍAS SALIR CON LA TUYA! ¡CREÍAS QUE PODÍAS ACOSARME!
—¡AUXILIO! —Silvia ruega por ayuda, pero los pocos estudiantes en los alrededores, están paralizados. No saben qué hacer.
—¡RUÉGAME A MÍ POR PERDÓN! —le grito tan cerca de su cara que mi saliva le salpica la frente—. ¡RUÉGAME A MÍ, MALDITA!
Jalo tan fuerte su pelo que me parece que se lo voy a arrancar del cráneo. Unos brazos me rodean el torso, me agarran desde atrás y me jalan con fuerza, separándome de Silvia.
Ella queda allí, tirada en el suelo, llorando. Sobándose la cabeza.
Pataleo para liberarme de quien sea que me esté agarrando.
—¡Suéltame! —forcejeo. Pero el desconocido se aferra a mí como si su vida dependiera de eso.
Lo primero que pienso, es que se trata de un estudiante cualquiera. Un desconocido que se está entrometiendo. Pero luego escucho su voz.
ESTÁS LEYENDO
Destruyendo a Javianna
Romantik👑Anna tiene todo lo que una chica de 18 años podría querer: fama💅, dinero💵, poder y el novio más guapo💏. Todo gracias a que Javier Lleras, una estrella en Tik Tok y compañero de clases, le pidió que fuera su novia en un video que se hizo viral...
