🍑🍆 Capítulo 30 🍑🍆

8 1 0
                                    


ANNA

Un año antes.

La primera mañana fue la más difícil. Mi pecho se sentía como si fuera a explotar del dolor. Nunca en mi vida, había pasado por algo así. La idea del despecho era algo lejano para mí. ¿Cómo podía doler tanto? Era como si me hubieran arrancado la piel. Era como una manta de ardor sobre mi cuerpo. Un remolino de pensamientos en mi mente. Recuerdos de Javier y yo juntos. La imagen de él besándose con Kika.

Oh. Eso era lo peor. Por más que yo lo intentaba, continuamente imaginaba a Javier con ella. ¿Por qué nuestra propia mente nos tortura tanto?

Fue la primera vez en muchos sentidos: mi primer beso, mi primer novio, mi primera ruptura, mi primera vez sin sentir hambre, mi primera vez sin poder dormir bien, mi primera vez extrañando a alguien.

¿Por qué? ¿Por qué tenía que engañarme? No encontraba respuesta.

Intenté dejar la ruptura en secreto. Por lo menos al principio. Así que no le conté nada a nadie. Ni siquiera a Julia. Ni siquiera a mi hermano. Sin embargo, no pude mantenerlo en secreto por mucho tiempo. Por supuesto que Julia y Hugo se iban a dar cuenta. Uno tendría que ser muy ciego como para notar que una persona que llora todo el día, que no quiere ir a la escuela, que no quiere comer, está pasando por algo malo.

Le confesé a Julia que efectivamente, Javier y yo habíamos terminado. Intenté omitir los detalles, pero Julia, con toda la experiencia que tiene, sospechó lo obvio: que Javier había sido infiel.

Todo el mundo me lo dijo. Todo el mundo me lo advirtió. Y yo no les hice caso. Yo no quise escuchar. Me auto engañé repitiéndome una y otra vez que Javier sería diferente conmigo. Que él podía cambiar.

Que tonta.

En el segundo día, pensé que iba a doler menos. Qué ingenua fui. Otra vez.

De hecho, fue todo lo contrario. Dolía más.

En el quinto día, la lluvia golpeaba la ventana de mi habitación como si compartiera mi tristeza. Estaba sumergida en la depresión, tirada en mi cama, abrazando mi almohada con fuerza mientras las lágrimas corrían por mi rostro.

Me sorprendí al ver que todavía quedaban lagrimas por derramar. ¿Qué había hecho mal? ¿Por qué no había sido suficiente para Javier?

Cada día era una lucha. Apenas podía levantarme de la cama, sumida en una tristeza abrumadora que parecía no tener fin. Mi mente giraba en círculos, reviviendo una y otra vez el dolor de la traición.

¿Cuándo terminaría este sufrimiento?

Mientras los días pasaban, notaba cómo la ausencia de contenido nuevo en las redes sociales de Javianna comenzaba a preocupar a nuestros seguidores. Me senté en la cama, con mi computadora portátil sobre las piernas, revisando los comentarios de la gente:


@SusasaCardCaptor: "¿Dónde están Anna y Javier? Hace días que no suben nada nuevo".


@Unasirenamás: "¿Están bien? Esto no es normal para ellos".


@Amatistaroja: "Extrañamos los videos de Javianna. ¡Vuelvan pronto!"


Hugo, mi hermano, mi mejor amigo, intentaba acercarse a mí, preocupado por mi bienestar. Una tarde, entró en mi habitación con una expresión seria.

Destruyendo a JaviannaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora