Amor en guerra

Mi Aena, mi niña

Los gritos fuera de la habitación de la reina Alicent retumbaba por los pasillos. Hace ya unas horas había estado en labor de parto y se esperaba que después de haber tenido cuatro partos anteriores  este quinto fuera fácil y rápido, pero no era así.

--Ya puedo verle la cabeza, por favor su majestad, puje una última vez -- Hablo en gran maestre a la reina.

Un fuerte grito salió de la mujer, dejando la habitación en un silencio que solo fue interrumpido por un llanto de un bebé, una niña.

La reina había dando a luz a su quinto hijo una noche del año 114 D.C. Se dice que la reina dió a luz a una niña de cabello blanco y piel pálida, una hermosa representación de genes targaryen, la niña nacio sana y esto habia sido una bendición para su majestad.
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Se habla que desde que la reina dió a luz a su quitó vástago se le veía muy poco fuera de los aposentos de la pequeña, la mujer amaba con su vida a aquella pequeña que había nacido hace solo unas pocas lunas.

Se dice que la reina con el paso del tiempo, se tomaba el tiempo de trenzar el cabello y escoger los vestidos de sus dos hijas después del nacimiento de la menor, ella misma fue quien con el tiempo le enseño las cosas más básicas a su vástago menor y, que siempre que tuviera el tiempo necesario, ella misma sería quien la atendiera; la mujer se había vuelto protectora con su pequeña hija, tanto que no dejaba que las sirvientas se encargarán de las menor.
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La joven aena había crecido con rapidez, cumplido rápidamente 8 onomástico. Se le podía ver jugando a la pequeña en los jardines junto a sus hermanos mayores o, en los aposentos de su hermana charlado y riendo. La pequeña era amada por todos en el castillo, y esto incluía a su hermana mayor, la princesa Rhaenyra.

--¿Crees que algún día madre me deje ir a dragonston?-- pregunto la menor a su hermana quien trenzaba su cabello.

--No lo sé, pero si no lo hace, yo misma te llevaré en mi dragón -- respondió la princesa  mientras terminaba de trenzar el cabello de su hermana.

La menor sonrió ante las palabras de su hermana y, el solo pensarlo en ella montado junto a su hermana la emocionaba.

--Estas lista, tu cabello quedó tranzado-- Dijo la mayor, quien quitaba a la menor de sus piernas y la sentaba a un lado de ella.

--Gracias hermana--

La menor bajo del sillón donde estaba sentada y salió corriendo hacia donde se encontraba sus sobrinos jugando.

La princesa Rhaenyra observando como sus hijos y hermana jugaban juntos, prestando sus juguetes entre ellos y divirtiéndose como niños.

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Si había algo que le disgustaba a la reina, era el tiempo que su vástago menor pasaba junto a los hijos de la princesa heredera, pero aunque había hecho todo lo posible para que su hija no se juntara con ella, le fue imposible.

La relación entre los hijos de la princesa hereda y si hija era como de hermanos, los tres les gustaba pasar tiempo juntos. Podía verse como ambos jugaban en los jardines después de sus lecciones o escabulléndose de la vista dea reina para salir a jugar.

La relación más fuerte entre los tres, era la de Los pequeños Jacaerys y Aena, siendo para sus doncellas que ambos se escabulleran de sus cuidados juntos, pero algo que llamaba la atención de las damas, era como el pequeño siempre la tomaba de la mano cuando lo hacían.

--Serás mi esposa, lo prometo-- la mano del castaño tomo la de ella con firmeza --Aunque tu madre no lo quiera, lo serás--

La platinada soltó una suave risa, asintiendo a  las palabras palabras del castaño frente a ella

--¿Será algo prohibido?--

--Si, pero solo por un tiempo--

--Entonces aceptaré el ser tu esposa cuando seamos grandes, jacaerys--