Caos y tragedia

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"Un jinete sin su dragón está muerto. Un dragón sin su jinete es una tragedia".








En el mar los barcos ardian en llamas, el humo dificultaba la visión de cualquier ahí abajo. En los cielos los dragones peleaban contra dragones. El caos se había desatado, pero quien más lo provocaba era la dragona Emerys.

Sus rugidos lamenteros resonaban en los oídos de cualquier que estuviera cerca. Aunque para los negros cuando vieron caer al jinete de su dragón esto fue una victoria, no pudieron estar más equivocados.

La dragona roja soltaba ráfagas de fuego por doquier, las naves de la serpiente marina estaban siendo quemadas una tras otras, y aunque habían ahora dos dragones mas, ninguno de ellos podía hacer frente a la dragona que quemaba a cualquiera que estuviera frente a ella, dejando solo cenizas a su par.

No fue hasta que los cuatros dragones, silverwing, seamoske, moondancer y Hermax, que se abalanzaron sobre la dragona, que esta abandono el lugar.

Pero, a pensar de no tener un dragón a su favor, los de la Triarquía ya habían hecho de las suyas. El escuadrón del sur paso desapercibido Dragonston, dejando que el segundo escuadrón peleará contra la serpiente marina, creyendo que al tener un dragón con ellos podrían vencerlo. En su lugar atacaron mercadería, incendiando Villaespecia. La cuidad fue saqueada, y sus habitantes fueron masacrados y abandonados como basura en el lugar. Marea alta y los tesoros de lord corlys Velaryon fueron destruido y posteriormente quemados hasta no dejar rastro de lo que alguna vez fueron; los sirvientes de la serpiente marina fueron aniquilados mientras estos intentaban huir, las mujeres fueron violadas por los hombres de sharako mientras los hombres eran asesinados frente a ellas.

En el norte y el sur la batalla continuo hasta la noche.

Las naves de la Triarquía acabaron con las naves de la serpiente marina, dejando al flote solo doce de las cincuenta que este había enviado. Los dragones en los cielos acabaron con la mitad de las naves de la Triarquía, pero teniendo que retirarse cuando estos comenzaron a apuntar y arrojas flechas y lanzas contra estos.

Aunque para la Triarquía y los verdes está se vio como la victoria, la perdida de uno de ellos dejaba mucho que decir.

Cuando los cuatro jinetes que habían ido en apoyo para la serpiente marina se percataron de la muerte de uno de ellos, fue devastador. Jacaerys Velaryon, príncipe y heredero al trono, murio en manos de la Triarquía, siendo su cuerpo reclamado por el mar.

Lo único que pasaba por la mente de los jinetes mientras volvía a Dragonston era la reacción de la reina al enterarse de la muerte de su hijo, su primogénito. Sabían que lo del Gaznate sería la menor de sus preocupaciones, la perdida de uno de ellos era mayor que la de un bloqueo.
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Las noticias volaron con el viento, dejado que estás llegarán hasta la capital, y seguido a la fortaleza roja.

Cuando la puerta de los aposentos de la reina viuda fue abierta en medio de la noche, la mujer se levantó alterada y confundida. Su doncella, la mujer que llevaba una gran noticia por dar a la mujer frente a ella camino entre la habitación, quedando junto al lecho de la castaña.

-Majestad, el consejo debe reunirse ahora mismo- susurro la mujer.

La expresión en su rostro cambio al momento que las palabras salieron de los labios de su contraria. Un extraño dolor se hizo en su estómago, y esa sensación de tranquilidad que habia tenido se esfumó en un segundo.

Sus pasos eran rápidos entre los largos y oscuros pasillos de la fortaleza, sus manos se aferraban a las faldas se su vestido como si eso calmara aquel dolor en su estómago.

Amor en guerra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora