La luz de la luna era la única luz que iluminaba los oscuros aposentos del joven príncipe. La habitación estaba sumergida en un silencio, solo siendo interrumpido por su propia respiración.
Jacaerys yacía recostado sobre el marco de su ventana, mirado el amplio mar atraves de esta. Recuerdos llegaban a su mente al observar el mar dónde solía salir a pescar con su padre, el que tenía que patrulla cada mañana y el mismo que había reclamo a su hermano del cuál jamás pudo despedirse.
La culpa por su muerte aún lo atormentaba y lo haría hasta el día que dejara este mundo. Sus manos se entrelazaron entre ellas y el dejo que su frente reposar sobre ambas, dejado escapar un cansado suspiro de sus labios.
Desde hacia ya unas noche el castaño no había podido conciliar el sueño hasta que el sol se asomaba sobre las colinas. Su cuerpo estaba cansado y su mente lo estaba mas. Tal vez había sido la guerra o la preocupación de lo que pasaría en ella, pero su sueño había desaparecido por completo.
El sonido de la puerta abriéndose lo hizo levantar la cabeza y enderezarse. La escasa luz en la habitación solo dejaba ver una silueta que se acercaba lentamente a el.
-¿Quien está ahí?- dió un paso atrás, intentado buscar algo con lo que defenderse si le era necesario.
Después de lo que había pasado con sir Erryk y su gemelo, una visita por la noche no era algo que le agradará.
La oscura silueta siguió caminado hasta detener a unos metros de el. Jacaerys forzaba su vista intentado distinguir a la persona parada frente a el.
-Jace...- la voz salía en un suave susurro mientras daba un paso hacia delante. Un escalofrío recorrió toda su espalda cuando la silueta estuvo frente a el. Unos ojos color violeta era lo que el podía distinguir entre la oscuridad. Aquellos ojos lo miraban fijamente, podía sentir como aquella miraba penetraba en el. -No te vayas, no aún-
-¿Que?- la confusión estaba grabada en su rostro, ¿A qué se refería?. La persona que estuviera frente a el dejo de moverse, de hablar, solo podía escuchar su suave respiración -¿Quien eres?- pregunto desconcertado.
-No vueles bajo... No vueles bajo-
-¿De que hablas?-
-¡No vueles bajo!-
Aquellos ojos violetas que era lo único que el podía ver desaparecido en la oscuridad. Jacaerys se movió lentamente dónde aquella silueta había estado parada, pero no había nadie. Sus ojos buscaron por toda la habitación sin encontrarla, lo único que había era el y el sonido de su corazón acelerado.
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.El sol iluminaba atraves de las ventanas abiertas iluminando los oscuros aposentos de la joven princesa que dormía junto a su sobrina.
Sus ojos se abrieron cuando dos fuerte golpes se escucharon en la puerta. Aena deslizó su cuerpo atraves de las sábanas con cuidado de no despertar a su sobrina que dormía junto a ella. Sus pies descalzos tocaron el suelo frío bajo ellos. Aena camino con rapidez hacia la puerta, abriéndola cuando estuvo frente a ella.
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Amor en guerra
FantasyAena targaryen era hija de Alicent, su lealtad tendría que estar con su familia pero con el tiempo está cambiará a la hora de enamorarse de uno de los negros