Tres suaves golpes en la puerta hicieron voltear a la platinada.--Adelante-- dijo mientras se levantaba de la cama y se acercaba a la puerta que comenzaba a abrirse.
Aena pudo observa como su madre entraba a su habitación, era temprano por la mañana y se le hacía extraño ver a su madre en sus aposentos.
--¿Pasa algo?-- pregunto con una ceja alzada mientras la observaba.
La mayor se detuvo frente a ella sin cerrar la puerta --Queria preguntarte si gustas de acompañarme hoy al templo-- dijo con un tono suave.
Aena la miro, dudosa de su aceptar el acompañarla o no --Si, me gustaría. Quisiera prender una vela por aquello a los que hemos perdido recientemente--
La mayor se acercó a su hija, acariciando la mejilla de ma manor --Vamos, el carruaje nos espera-- dijo mientras apartaba su mano.
Aena le dió una leve sonrisa a su madre, asintiendo ante sus palabras. Ambas mujeres dejaron la habitación, cerrado la puerta detrás de ellas, caminado juntas por los pasillos hasta afuera de aquellas paredes.
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.El sonido de las campanas fuera del templo era algo que aena ya casi había olvidado, mientras entraba podía observar como algunas septas entraban al lugar.
Aena caminaba junto a su madre dentro del templo, el silencio del lugar era algo a lo a la platinada le gustaba, puesto que últimamente era lo menos que había a sus alrededores.
El suave brillo de las velas iluminaba su rostro mientras se agachaba, aena tomo una de las velas para encender otras.
-- jaehaerys targaryen-- Murmuraba mientras encendía la vela frente a ella. Cerrado sus ojos y entrelazando sus manos frente a ella.
Aena podía sentir la presencia de su madre junto a ella y, ciertamente una paz extraña se sentía en aquel lugar. Los segundos pasaron y solo un movimiento brusco de su madre y un suave quejido ahogado por su parte la hicieron abrir sus ojos y mirar a su dirección.
Aena miro lo que parecía ser algo imposible, tal vez una alucinación, aquello ojos azules ahora se encontraban volviendo a verla pero no como la última vez que la vieron.
--¿Que...?-- la sopresa y cierto miedo se escuchó en la voz de la Hightower.
--Debo hablar contigo-- dijo Rhaenyra mientras desviaba la mirada de ella a su madre a su lado.
--¿Y si yo gritara?-- dijo la Hightower mientras miraba a sus alrededores.
--Tus caballeros me encontrarían. Sería arrestada o asesinada, pero no antes matarlas a ambas-- Aquellas palabras tomaron por completa a ambas mujeres.
--¿Y luego que?--
--No fue un buen inicio--
Alicent se alejo ligeramente, acercándose donde estaba más a su hija. Aena observaba a su media hermana, le parecía extraño verla de nuevo y más aún... Aquí en king's landing.
--¿Que haces aquí?-- murmuro la platinada mientras aún la observaba.
Rhaenyra intentaba dar una respuesta, pero sus palabras parecían atorarse en su lengua.
--Vine aquí por consejo de Rhaenys. Ella me ha aconsejado. Dije que vio en ti, en ambas, el deseo de evitar lo peor que podría pasar -- explico.
Aena escucho sus palabras, pero sin dar respuesta alguna.
--¿Así que has venido a rendirte?-- pregunto la Hightower.
--He venido... a ver si encontramos un camino hacia la paz. Mis dragones están inquietos, huelen la batalla. Pero si ustedes y yo... Llegamos a un acuerdo --
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Amor en guerra
FantasyAena targaryen era hija de Alicent, su lealtad tendría que estar con su familia pero con el tiempo está cambiará a la hora de enamorarse de uno de los negros