Sus manos chocaron con fuerza sobre la mesa haciendo que los presentes en el consejo reaccionarán de un sobresalto.
-La perra consiguió un nuevo jinete de dragón- el enojo en sus palabras fue notorio para todos ahí.
Aemond mantenía su mirada baja a la mesa, viendo el pedazo de papel que le había traído la noticia.
-Un dragón no es una amenaza para vhaga- Dijo alicent atrayendo la mirada de todos.
-Uno no, pero seis lo son, y son los que ella tiene- le recalco fijado su mirada sobre ella. La mujer solo asintió apartado la mirada.
-¿Que se hará al respecto?-
El semblema de aemond se frunció más ante la pregunta de su hermana -Nada, no podemos hacer nada-
Aena al igual que el resto de los presentes en el consejo se mantuvieron en silencio esperado órdenes o alguna otra información del regente, pero este solo se mantuvo en silencio observando los pergaminos sobre la mesa frente a el.
Los minutos pasaban y ninguna salían de los labios del joven príncipe que parecía estresado, tal vez molesto por la situación.
-Pueden irse- los miembros del consejo obedecieron, poniéndose de pie y salido del salón.
-Madre... Tu no- aena miro detrás de ella observado como alicent volvía a entrar al salón.
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.La culpa la carcomía cada que observaba el rostro pálido y cansado de su hermano sobre su lecho. A su mente llegaban recuerdos de su encontró con los Velaryon y la culpa de tan solo pensar en escapar y abandonar a el y si familia le revolvía el estómago.
-El a estado mejorado, princesa- las palabras del maestre causaban un cierto alivio al saber sobre la mejora de su hermano, pero de nuevamente la culpa la invadía ante el recuerdo de cuando deseaba que nunca despertara.
-¿Podrá volver a caminar?- El silencio se hizo en la habitación algo que no dejaba muchas cosas buenas que decir. Aena sabía lo que eso significa y, aunque sabía que esa había sido una posibilidad desde una principio, no podía evitar sentir algo de culpa por eso -¿Cómo se supone que podrá vivir sin caminar?-
-Hay maneras de hacer que el pueda moverse, princesa-
-¿Cuales?-
-El rey no podrá caminar, su pierna nunca más se lo permitirá; lo hablé con la reina viuda y lo mejor para el sería una silla con ruedas, algo que le permita moverse con ayuda de otro con facilidad-
-Vivirá su vida entera en una silla de rueda-aquella idea solo la hizo estremecer -¿Su pierna nunca sanará?-
-Me temo que no, princesa. Hicimos todo para que así fuera pero su pierna quedó con un daño irreparable-
Aquellas palabras solo dejaron un pensamiento en su mente «Todo era mi culpa» era en lo único que podía pensar al verlo y saber que jamás podría caminar de nuevo.
-Que me avisen si el llega a despertar- el hombre asintió observado como la joven abandonaba la habitación.
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Amor en guerra
FantasyAena targaryen era hija de Alicent, su lealtad tendría que estar con su familia pero con el tiempo está cambiará a la hora de enamorarse de uno de los negros