Amor en guerra

¿confiaste en mi?

--¿Y ahora que haremos?--

--Ya no se que más podemos hacer, Aena--

Aena miro a su hermano aemond quien estaba igual de frustrado por la situación que ella. Ambos habían estado hablando con su madre acerca de el compromiso entre ambos, pero ninguno logró hacerla cambiar de opinión.

--La única opción que madre nos dió para romper el matrimonio fué..-- aena miro con una ceja levanta a su hermano --Que uno de nosotros consiga a alguien más con quién comprometerse--

--¿De verdad?-- aemond asintió.

--Esto será aún más difícil-- dijo ella.

--Lo se--

Ambos hermanos se miraron por unos segundos en silencio, ninguno sabía que hacer ante lo que les era inevitable.

Aena se levanta de su asiento mientras aún lo miraba --Hablaremos de esto después, debo ir ahora  con Helaena-- dijo ella.

Aemond quien también estaba sentado, se levantó de su asiento --Esta bien, hablaremos de esto después--

Aena se dió la vuelta y camino hacia la puerta saliendo de la habitación, aemond observando como su hermana salía de la habitación, por su mente pasaban miles de cosas a cada segundo, ¿Cómo harían para hacer cambiar de opinión a su madre?.
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--El, ¿Se fue?--

--El y su familia--

--Y yo no pude volver a hablarle y  pedirle que me explicará que es lo que pasó-- Aena camino hasta su hermana Helaena y se sentó frente a ella--¿Sabes porque tuvieron que irse?--

--No lo sé--contesto Helaena.

--¿Acaso te gusta laerys?-- Helaena quien había estado con su mirada sobre lo que estaba tejiendo, la levanta ligeramente para observar a su hermana.

La sorpresa en el rostro de aena se hizo evidente ante las palabras de su hermana --¿Que?, claro que no--

--Es extraño que estés tan interesada en el Velaryon-- dijo Helaena mientras baja su mirada a sus tejidos.

--Solo es porque quiero una explicación de lo que pasó aquella noche, nada más-- contesto

--Su tu lo dices-- dijo Helaena con una ligera sonrisa.
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--No me imagino dándole hijos a aemond, no creo ni ser capaz de llegar a consumir el matrimonio--

--Tal vez con el tiempo ambos se acostumbren a que las cosas ahora serán así, aena-- dijo Helaena mientras miraba a su hermana.

--No creo que eso llegué a pasar-- contesto aena.

La conversación entre hermanas fue interrumpida por un repentino golpe en la puerta --Adelante-- dijo Helaena. La puerta se abrió y aemond entro en la habitación.

--Te he estado buscando, aena-- dijo este mientras se acercaba donde estaba las dos mujeres.

--¿Que pasa?-- dijo aena mientras se levantaba de su asiento y se volteaba hacia su hermano.

Una sonrisa se formó en los labios de aemond mientras este llegaba a un lado de su hermana --Madre a decidido romper nuestro compromiso--

Aena miro con sorpresa a su hermano --¿Que? ¿De verdad?--

--Asi es-- dijo el.

--¿Por qué madre decidió eso?-- pregunto Helaena mientras los miraba a ambos.

El mayor se encogió de hombros mientras la miraba --No lo sé, solo me dijo que ya no me tendría que casar con aena-- dijo aemond.

Una sonrisa se había formado en los labios de la peli blanca --Eso en estupendo, aunque algo confuso también --

--Si, un poco-- dijo aemond quien la volteaba a mirar --Pero es lo mejor para ambos--

--Si--dijo ella

--Bueno, eso era lo que necesitaba decirte. Las dejo-- dijo el mayor quien dejaba un beso en la frente de su hermana antes de darse la vuelta y salir de la habitación.

Aena camino hacia su hermana y se sentó a un lado de ella, la menor tenía una gran sonrisa en su rostro mientras la miraba  --Esto es fantástico, ya no tendré que casarme con aemond--

Helena miro a su hermana y asintió --Si, ahora podrás decidir tu misma con quien deseas casarte, aena--

--Y ese no será aemond-- la mayor solo una suave risa.

--Seguro que cuando los lores se enteren de tu compromiso roto con aemond las cartas no te faltarán para escoger con quién desees casarte--

--Podre soportarlo--

--Seguro que si-- dijo Helaena con una sonrisa.

Ambas hermanas pasaron la tarde entre risas y conversaciones en los aposentos de la mayor. Aena ya no tendría que casarse con su hermano pero, no sabía lo difícil que sería lidiar con aquellos hombres que querían su mano en matrimonio..
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La noche cayó sobre la fortaleza y lo único que alumbraba la habitación de la vástago menor de la reina, era la luz de la luna que entraba por la ventana.

Aena, sentada sobre su cama miraba atraves de la ventana, el poco viento que entraba por esta movía el cabello de la princesa --Tal vez podría escribirle una carta-- murmuro la menor.

Está se levantó de la cama, prendió una de las velas sobre la mesa a un lado de la cama, tomo una hoja y una pluma y comenzó a escribir.

      -Laerys, espero puedas leer mi carta-