🫦Capítulo 1🫦

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ELENA

Llevaba un mes comprometida con Diego, mi novio de hace cinco años. La emoción de la boda estaba en el aire, pero hoy me encontraba con mis amigas, Sofía, Zoe y Ruth, en la sala de mi casa. El ambiente estaba lleno de risas y planes por hacer.

—Estuvimos pensando y queremos llevarte a Cancún mañana a una despedida de soltera —dijo Sofía, casi sin darle tiempo a mi mente para procesar la idea.

—Y no aceptamos un "no" como respuesta —agregó Zoe, con una sonrisa deslumbrante.

—Ya tenemos los vuelos para mañana, así que no vas a hacer que perdamos ese dinero, ¿verdad? —dijo Ruth, con tono persuasivo.

—Chicas, pero ya les dije que no quería nada de eso —respondí, aunque en el fondo sabía que su entusiasmo era contagioso.

—Ya escúchate, no aceptamos un "no" como respuesta —replicó Sofía, cruzándose de brazos con determinación.

—Pero, ¿y mi madre? Estoy segura de que no me dejará ir —dije, sintiendo la ansiedad apoderarse de mí.

—Tu madre nos apoya. Ahora mismo está en tu habitación haciéndote la maleta porque esta noche te viene a mi casa a hacer una pijamada y poder salir temprano mañana al aeropuerto —explicó Sofía, sonriendo de manera triunfante.

—No es justo, saben que mi madre la apoya a ustedes en sus locuras —dije, riendo.

—Por eso amamos a tu madre —dijo Ruth, levantando su vaso como si brindara por ella.

—Está bien, iré con ustedes a Cancún mañana —dije, rindiéndome ante su entusiasmo.

—¡Esa es nuestra amiga! —exclamó Zoe, dando un pequeño salto de felicidad.

—Vamos a ayudarle a mi madre con la maleta —dije, levantándome del mueble.

—Vamos para comprobar que no te eche todo los vestidos largos —comentó Sofía con una sonrisa traviesa.

Todas nos reímos mientras caminábamos juntas hacia mi habitación.

Cuando llegamos, efectivamente, allí estaba mi madre cerrando la maleta.

—¡Ya está todo listo! —anunció mi madre, bajando la maleta con una mezcla de orgullo y alegría.

—Vamos a llevar la maleta al carro mientras se despiden. Te esperamos abajo, Elena —dijo Sofía, tomando la maleta en la mano.

Una vez que se fueron, mi madre se acercó a mí con una mirada cálida.

—Espero que disfrutes tu despedida de soltera, pero no hagas nada malo —me advirtió, levantando una ceja de manera juguetona.

—Por Dios, madre, sabes que no me criaste así —respondí con una risa nerviosa.

—Te voy a extrañar esta semana entera —dijo ella, con un toque de melancolía.

—¿Cómo que una semana? —pregunté, confundida.

—Tus amigas dijeron que van a durar una semana en Cancún —me explicó, sonriendo.

Mi corazón latía más rápido ante la idea de esa aventura. A pesar de la preocupación, sabía que sería una experiencia que no querría perderme.

Camino de la tentación © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora