🫦Capítulo 62🫦

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NARRADO POR ALGUIEN ANÓNIMO

La noche estaba en silencio cuando salí al balcón, mi respiración contenida mientras sacaba el teléfono del bolsillo. Sabía que esta llamada no sería fácil, pero era parte del trato. Lo que había sucedido en el último mes había cambiado muchas cosas, y Raphael tenía que saberlo.

Marqué su número, esperando unos segundos antes de que contestara. Su voz ronca y severa no tardó en hacerse presente al otro lado de la línea.

—¿Qué tienes para mí? —preguntó Raphael, sin molestarse en los saludos.

Miré alrededor para asegurarme de que nadie me escuchaba. Aún en la seguridad del balcón, el aire parecía cargado, como si hasta el viento pudiera traicionar mis palabras.

—Elena y Dante... —comencé, sabiendo que cada palabra tendría un peso inmenso—. Están mejor que nunca.

Hubo un silencio al otro lado. Casi podía escuchar el crujir de los dientes de Raphael, su ira conteniéndose. Sabía que esto no era lo que él esperaba escuchar.

—¿Mejor que nunca? —repitió, su voz peligrosamente baja—. ¿Qué diablos quieres decir con eso?

Me tomé un segundo para ordenar mis pensamientos. Sabía que esto no terminaría bien.

—Ella se ha estado recuperando. La psicóloga ha hecho un buen trabajo, y... Dante ha sido clave en todo esto. Parece que ella confía en él. Incluso se están acercando de nuevo —dije, intentando medir mis palabras, sabiendo que cualquier cosa que dijera podía alimentar la furia de Raphael.

El silencio volvió, pero esta vez, sentí su ira aumentando al otro lado de la línea.

—¿Acercando? ¿Qué demonios significa eso? —preguntó finalmente, su voz ahora cargada de veneno.

—Quiero decir que ella... parece no recordarte tanto. No habla de ti, no menciona lo que pasó... Es como si estuviera dejándote atrás —le expliqué, con cuidado de no sonar demasiado directo.

Hubo un suspiro profundo, seguido de una risa amarga que me hizo estremecer.

—Es una estúpida. Ha pasado un mes —dijo Raphael, su tono teñido de desprecio—. ¿Y Dante? ¿No le ha dicho nada? ¿Ni siquiera le ha insinuado lo del embarazo?

Me quedé en silencio un momento antes de responder.

—No... al parecer ni siquiera lo sospecha. Dante no ha mencionado nada, y ella no ha mostrado señales de saberlo. —Mi voz salió más baja de lo que esperaba, porque aunque Raphael no estaba frente a mí, podía sentir su rabia ardiendo al otro lado de la línea.

—Idiota —espetó Raphael, interrumpiéndome—. Ese maldito Dante está jugando un juego peligroso. No me sorprende que no le haya dicho nada. Quiere mantenerla cerca, hacerla suya antes de que descubra la verdad. Pero no importa... cuando sepa lo que lleva dentro, todo cambiará.

No pude evitar un ligero escalofrío. Sabía lo que Raphael quería, y nada de esto se trataba solo de venganza. Había algo mucho más oscuro en juego.

—Entonces, ¿qué hacemos? —pregunté, sabiendo que no podía seguir esperando su respuesta sin mostrar interés en el plan.

—Déjalos disfrutar de su pequeña ilusión un poco más. Quiero ver hasta dónde puede llegar Dante antes de que todo se derrumbe sobre él. —Su risa seca me erizó la piel—. Pero mantente cerca. Quiero saber cada detalle de lo que pasa. Y si algo cambia, si ella sospecha algo del embarazo, me lo dices de inmediato.

Asentí, aunque sabía que no podía verme.

—De acuerdo, lo haré. —Hubo una pausa antes de que añadiera, casi en un susurro—. ¿Y qué harás si ella se entera?

El silencio que siguió fue largo y pesado. Raphael no era alguien que disfrutara hablando de consecuencias, pero podía imaginar lo que tenía en mente.

—No te preocupes por eso. Si se entera, me encargaré de que todo lo que ha construido con Dante se haga pedazos. Lo que lleva dentro de ella no es solo un bebé, es mi carta para destruirlos a ambos. —Su voz se había vuelto más fría, más calculadora—. Y cuando llegue el momento, será Dante quien pague el precio más alto.

Cerré los ojos, el peso de sus palabras cayendo sobre mí como una losa. Sabía que esto no terminaría bien para nadie, pero ya estaba demasiado involucrado para dar marcha atrás.

—Entendido —fue lo único que pude decir antes de que la llamada terminara abruptamente.

Guardé el teléfono en mi bolsillo y respiré hondo. Raphael siempre tenía un plan, y yo estaba en medio de él. Pero mientras miraba hacia la oscuridad de la noche, no podía evitar preguntarme cuánto tiempo más podría mantenerme en esta farsa sin que todo explotara.

Camino de la tentación © {1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora