DANTE
La mañana siguiente estaba en la sala esperando a la psicóloga. Pasé toda la noche con Elena; no pudo dormir. Cada vez que cerraba los ojos, despertaba llorando. Así que mandé a buscar a la psicóloga temprano porque sabía que la iba a ayudar.
Unos minutos después, la puerta se abrió y entró una mujer un poco mayor, acompañada de Saúl.
—Buenos días, soy Zoe Villanueva, psicóloga —dijo, extendiendo una mano hacia mí con cordialidad.
—Mucho gusto, Zoe. Soy Dante Castillo —respondí, aceptando su mano con delicadeza.
—El gusto es mío. Ahora, ¿podría decirme quién es la paciente? —preguntó con interés.
—Claro, acompáñame —dije mientras comenzaba a subir las escaleras.
Entramos a la habitación donde Elena ya estaba duchada y cambiada; solo se estaba peinando cuando giró la cabeza hacia nosotros.
—Ella es la psicóloga —dije, señalándola.
—No la necesito, ni estoy loca —respondió Elena, con desdén.
—Mi reina, la psicología no es solo para locos —dije, tratando de calmarla.
—No se preocupe, Sr. Castillo. Usted espere afuera y yo me encargo de ella —dijo Zoe, con una sonrisa tranquilizadora.
—Estaré afuera. Solo llame y en unos segundos estaré aquí —dije, sintiéndome un poco más aliviado.
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ELENA
Miré a Dante salir y a la mujer acercarse a mí.
—Soy Zoe Villanueva y tú eres... —preguntó, con una actitud amable.
—Soy Elena Ortega —respondí, con la voz un poco temblorosa.
—Muy bien, Elena —dijo, tomando asiento en una silla que Dante había traído anoche para quedarse a mi lado.
—Dígame, ¿cómo se siente? —preguntó, observándome con atención.
—Muy mal —admití.
—¿Podría decirme por qué? —inquirió con delicadeza.
—Fui abusada sexualmente y me siento sucia —dije, sintiendo que las lágrimas comenzaban a aparecer.
—¿Por qué se siente sucia? —preguntó Zoe, sin juzgarme.
—Porque jamás podré estar con otro hombre. Jamás volveré a sentirme igual. Siempre tendré la sensación de que me está tocando —respondí, sintiendo el nudo en mi garganta.
—Pero por eso no se puede sentir sucia. Saldrá adelante y será mucho más fuerte. Claro que podrá estar con otra persona. Cuando el amor llega, quita toda la barrera o miedo que tenga —dijo con confianza.
—No creo que vuelva a ser la misma —repliqué, con pesimismo.
—Y todo el mundo espera que no, porque ahora vendrá más fuerte, más decidida y, sobre todo, a conquistar al mundo —afirmó, infundiéndome un poco de esperanza.
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Camino de la tentación © {1}
ActionUna noche, impulsada por la diversión y el alcohol, Elena acepta un reto de sus amigas: besar a un desconocido. Sin saber que ha elegido al hombre más peligroso y seductor del mundo, un temido mafioso llamado Dante, se lanza a una aventura efímera q...