79. 𝓤́𝓵𝓽𝓲𝓶𝓸 𝓮𝓼𝓯𝓾𝓮𝓻𝔃𝓸

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La presión por saber lo que se decía en redes sociales sobre ellos no estaba dejando a las babygirlz tener sus mentes tranquilas, pero como tampoco querían seguir siendo vistas como una molestia para sus Alfas, preferían no hablar de eso con ellos. Aunque los F4 podían notar que algo les ocurría a sus omegas.

―Despertaste muy temprano ―Le dijo Gunwook a Taerae mientras caminaba hacia la sala donde el omega se encontraba bebiendo una taza de té.

―Sí, estoy un poco ansioso porque hoy será el último día donde mis amigos y yo probemos un trabajo ―respondió Taerae evitando mirar al Alfa ―¿Te irás al gimnasio ahora?

―Sí, pero ya que es temprano, ¿por qué no desayunamos algo ligero juntos? ―preguntó con suavidad mientras se colocaba frente al omega para verlo mejor ―¿Qué ocurre con tus ojos? ¿Por qué te ves de ese modo? ―preguntó con preocupación ¿Acaso no dormiste?

―Dormí, pero no tanto ―respondió el omega para luego bostezar ―Estaré bien, dormiré de camino al nuevo trabajo.

―¿Qué ocurrió? ¿Por qué no dormiste? ―se sentó al lado de Taerae y luego tocó su frente ―¿Estás enfermo? ¿Por qué no te quedas aquí hoy? Yo podría quedarme también y cuidarte ―preguntó Gunwook.

―¿De verdad harías eso por mí? ―sonrió Taerae.

―Claro, ¿cómo crees que te dejaría solo cuando tu cuerpo está débil? ―respondió Gunwook.

«El sigue pensando que soy alguien muy frágil, y si lo soy, pero no quiero que se preocupe» pensó Taerae.

―No estoy enfermo, solo que anoche la cena no me sentó bien y no pude dormir, pero no es nada grave. Además, ya me siento mucho mejor ―besó al Alfa ―. Gracias por preocuparte por mí ―dijo Taerae.

―De todas maneras te prepararé algo ligero para tu estómago, porque no es bueno que vayas a trabajar sin haber comido antes ―dijo Gunwook.

―Eres tan dulce, mi lindo osito ―lo besó.

―Tú lo eres, mi Perry el ornitorrinco ―sonrió Gunwook.

―¡Eso es muy largo! Dime de otra manera ―dijo Taerae.

―¿Qué tal patito? Tú me dices osito ―preguntó Gunwook.

―Me gusta, pero no estoy del todo seguro ―movió sus ojos ―, pero está bien, tú deberías decirme cómo a ti te gusta más. Yo no te pregunté si te gustaba que te dijera osito ―lo abrazó ―. Eres muy dulce y tus abrazos son los más reconfortantes del mundo.

«Me encanta sentirme pequeñito a su lado» pensó Taerae

―Te puedo cubrir por completo con mis brazos ―dijo el Alfa mientras abrazaba al omega con fuerza ―. Eres hermoso, mi patito ―besó la cabeza del omega ―. Ay, ahora me quiero quedar todo el día contigo así.

Taerae aún se sentía apenado, porque él no era de los que demostraban mucho cariño frente a otras personas y, aunque sabía que estaban solos en el apartamento, le era difícil olvidarse por completo de las cámaras.

―¿Qué ocurre? ―Preguntó Gunwook al ver que Taerae no se movía.

―Nada ―respondió para luego colocar sus manos sobre los hombros fuertes del Alfa ―. Estaba pensando en que eres el Alfa más dulce y fuerte del mundo, y que soy un afortunado por tenerte a mi lado, pese a todo lo que vivimos juntos durante el transcurso ―dijo Taerae.

―Tú lo dijiste. Pasamos por algunos momentos difíciles, pero eso nos ayudó a ambos a entendernos más y ahora sabemos mucho más lo que queremos y lo que no queremos ―dijo Gunwook.

𝓑𝓪𝓫𝔂𝓰𝓲𝓻𝓵𝔃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora