Durante su primera cita con San, Taerae se encontraba muy emocionado y es que el Alfa de baja estatura, tenía una gran presencia y sabía exactamente lo que quería.
―¿Cómo se te ocurrió venir aquí?
San quería impresionar a Taerae, así que lo llevó a un circuito de coches de carreras. Aunque una vez en el coche, a Taerae no le pareció una gran idea, ya que se arruinaría su cabello el cual había pasado por el salón de belleza.
―Dijiste que te gustaba conducir y supuse que esto te divertía un poco, y supuse que nadie más te atraería a un sitio así ―respondió San ―. Me gustan los deportes extremos y me gusta dar una fuerte impresión.
―Si, pero a mi no me gustan mucho los deportes extremos ―dijo nervioso ―¿Qué tal si choco?
―Este lugar es seguro, está regulado con muchas medidas de protección ―Sonrió ― Anímate, daremos unas cuantas vueltas y luego comeremos algo. Te aseguro que no olvidarás esta cita.
―Si, eso suena bien, pero en una cita tranquila podemos hablar más.
«Es muy atractivo, pero si me hubiese prestado atención en las cabinas, sabría que no me gusta hacer este tipo de actividades» pensó Taerae.
Al comenzar con la carrera, San sobrepasó a Taerae con facilidad, pero el omega era algo competitivo y orgulloso, así que presionó el acelerador y en pocos minutos logró revertir la situación, para demostrarle al Alfa que él si sabía conducir y que no por ser un hombre Omega era débil.
―Se supone que debe obsequiarme flores o chocolates. No traerme a una carrera en una pista mugrosa, pero supongue tiene razon, porque no olvidaré esta cita ―dijo Taerae.
Una vez la carrera terminó, el omega de linda sonrisa se coronó como el ganador de la carrera y lo primero que hizo fue sacar su teléfono para ver cómo estaba su cabello.
―Aishh... me esmeré mucho por verme bien hoy.
―Felicidades ―dijo el Alfa mientras caminaba hacia él.
Al ver como San se veía con el traje y como se quitaba el casco de seguridad, Taerae le perdonó todo.
―Ahora podemos ir a comer algo ―dijo el Alfa ―¿Qué quieres comer? Yo invito ―expresó con confianza mientras mostraba su black card.
―De eso estaba hablando ―Tomó la tarjeta ―¿Me pasas las lleves de tu coche? Me siento inspirado para conducir.
―¿Eh?
―Era una broma. Tú conducirás y también, me comprarás algo lindo de camino ―Jugó con la ropa de San.
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