Capítulo 46

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Una semana después

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Una semana después.

Perséfone.

Aliso mi vestido sin siquiera molestarme en ocultar lo ansiosa que me siento en este momento, miro a las chicas sentadas en la cama mirándome con una sonrisa burlona en sus rostros, suelto un suspiro mientras mis manos van de forma inconsciente hacia mi vientre.

Violet: Hoy rodará más de una cabeza.

Suelto una pequeña risita al escuchar las palabras de una de mis mejores amigas, hace cuatro días llegaron a Gracia por la presentación que se llevaría a cabo hoy, porque si, mientras nosotras nos encontramos arreglándonos en mi habitación la sala de la mansión se encuentra llena de mafiosos, asesinos a sueldo, políticos corruptos, gente del consejo y todo lo que pueda traer consigo sangre, dinero y poder.

Miro mi vestido en el espejo con una sonrisa oscura en mi rostro, muerdo ligeramente mi labio inferior mientras muevo mi pierna izquierda haciendo que la apertura en ella se haga notar aún más; tan solo un movimiento en falso y mi coño desnudo quedará al descubierto.

Hoy los bebés tendrán visita.

El vestido rojo con incrustaciones de diamantes y rubíes de un tono rojo más potente, las pequeñas cadenas de oro blanco que se unen por todo mi escote uniendo lo suficiente la tela del vestido permitiendo así que mis pechos no queden al descubierto, mi lechosa piel realzando de una forma hipnótica con el contraste del color, la sensualidad y poderío que irradia mi vestido es simplemente perfecto.

Adrix: Necesito que mis hombres me castiguen y al parecer no soy la única.

Relamo mis labios antes de mirarla con una sonrisa perversa en mi rostro, bajo mi vista hasta mi vientre y luego la miró nuevamente inclinando mi cabeza levemente hacia mi derecha.

Perséfone: Son las hormonas del embarazo— muerdo ligeramente mi labio inferior escuchando sus suaves risas al escuchar mis palabras— es su responsabilidad hacerse cargo de las necesidades de sus esposas embarazadas.

Sonríe mientras lleva sus manos a su vientre al mismo tiempo que Violet hace lo mismo con el suyo, las tres tenemos casi el mismo tiempo de gestación y eso para la familia fue una gran sorpresa motivó de una gran celebración. Camino hacia el pequeño sofá que hay en la habitación y tomó asiento en el para que se me haga más cómoda la tarea de ponerme mis tacones de oro blanco, me levantó una vez concluida mi tarea y me miró por última vez en el espejo deleitándome con la imagen que él mismo me proyecta, cada jodido accesorio que cubre mi cuerpo, el maquillaje que resalta mis facciones, la apertura del vestido en mi espalda que deja entrever el inicio de mis nalgas, cada mínima cosa grita el poder que tengo, lo jodidamente peligrosa que puedo llegar a ser.

La puta reina que soy.

Perséfone: Creo que ya es hora de que bajemos.

Las tres salimos de la habitación a paso lento, ellas bajan primero por las inmensas escaleras encontrándose al final de estas con sus esposos, sonrió como una maldita desquiciada cuando veo que es mi turno de hacer mi entrada, bajo cada jodido escalón sintiendo mis ojos oscurecer, cada uno de mis pasos y movimientos dejan ver que con solo un chasquido de dedos de mi parte sus cabezas rodarán a mis pies, bajo lentamente cada uno de esos escalones encargándome de que el sonido de mis tacones grité por mi el poder que tengo sobre todos ellos, siento las miradas de todos puestas en mi pero yo solo miro a mis esposos esperándome al final de las escaleras con una sonrisa oscura y mi Katana en mano, cuando llegó hasta ellos no pasó desapercibido la forma en cómo sus ojos se oscurecen al ver mi cuerpo siento abrazado por la tela del vestido.

Zyan: Tendré que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para no empotrarte contra la pared más cercana y follarte jodidamente duro.

Mi piel se eriza ante su susurro extremadamente ronco y excitante en mi oído, Artemi me entrega mi Katana luego de besar castamente mis labios y Dominic junto a Dimitri se encargan de acomodar la corona en mi cabeza delante de todos, Malik toma mi mano entre la suya y con el rostro inexpresivo se dirige hacia el público que no ha dejado de vernos en ningún momento, cuando las miradas de mis esposos se posan sobre la multitud el silencio se hace ensordecedor, el ambiente se vuelve tenso y todos parecen dejar de respirar esperando que mis hombres tomen la palabra.

Malik: He aquí a su jodida reina— sonrió de lado cuando todos se inclinan ante nosotros, ante mi— aquel que ose dejar que tan siquiera el pensamiento de lastimarla invada su mente no solo tendrá a la mafia Griega, Francesa e Italiana pisándole los talones, sino que tendrá a los jodidos padrinos de la noche en un mugriento cuarto cortando sus extremidades y haciendo que se las coman— me lanza una rápida mirada antes de mirar nuevamente a nuestros invitados quienes parecen más tensos que en un inicio— el que toque a nuestra mujer no vivirá para contarlo.

Culmina y sintiendo una pequeña punzada de deseo en mi coño empuñó mi Katana y clavó mis ojos en nuestros queridos invitados.

Perséfone: No solo soy la princesa de la mafia Italiana, no solo soy la única niña de los De Luca— doy un paso hacia adelante haciendo resonar mis tacones, arqueo una de mis cejas cuando veo a algunos tragar grueso— soy la jodida reina de la mafia Griega y me encanta ver el contraste que hace el color carmesí con mi piel, rueguen por no ser aquello que bañe mi cuerpo porque aunque mi apariencia sea engañosa soy una jodida desquiciada que los hará desear su muerte si llegan a molestarme— guardó silencio por varios segundos mientras una sonrisa inocente y angelical aparece en mi rostro, sonrisa que parece desconcertar a muchos— que disfruten de la velada.

Me acerco a mi familia quienes me observan con sonrisas llenas de orgullo en sus rostros, siento los pasos de mis esposos detrás de mí mientras una suave música empieza a llenar las paredes de la mansión, divisó a los guardias en cada rincón del lugar custodiando que nada se salga de control y que nadie meta sus narices donde no les llaman.

Artemi: Tengo la polla tan jodidamente dura que duele.

Lo escucho susurrarle a sus hermanos quienes parecen estar en igualdad de condiciones.

La combinación perfecta es Perséfone y Eris De Luca en un mismo cuerpo, en perfecta armonía y sin tener que ocultarse.

La combinación perfecta es Perséfone y Eris De Luca en un mismo cuerpo, en perfecta armonía y sin tener que ocultarse

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Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora