Capítulo 49

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Una semana después

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Una semana después.

Perséfone.

Soy una perra, soy una maldita perra desgraciada.

Termino de colocarme mis tacones sonriendo cuando me levanto y veo que gane un poco más de estatura, me retoco un poco mi lápiz labial rojo y acomodo mi vestido negro junto a mi cartera roja y abrigo del mismo color, veo la hora en el reloj de oro blanco mordiendo ligeramente una de mis uñas perfectamente pintadas de negro, salgo de la habitación luego de acomodar mis rizos blancos como la nieve, bajo las escaleras lentamente haciendo resonar mis tacones con cada paso, ojeó mi teléfono cuando esté vibra con la llegada de una nueva notificación.

Estoy jodida.

Salgo de la mansión de forma rápida luego de dejar una pequeña nota en el escritorio de Malik sabiendo muy bien que cuando lleguen a casa todos irán a ese lugar. Desde hace una semana vengo planificando esto de tal manera que todo quede perfecto, tuve mucho tiempo para pensar y analizar cada detalle por más mínimo que sea debido a que luego de aquel encuentro que tuve con dos de mis esposos en el pasillo de nuestro hogar no pude moverme durante cinco días, días en los que la mansión parecía un campo de batalla con una hormonal mujer embarazada deseosa de sentir a sus esposos y sin poder hacerlo debido a su dolorido coño.

Verlos discutir entre ellos porque tenían que masturbarse fue jodidamente gracioso.

Siento mi teléfono vibrar en mi bolsillo y sabiendo de quiénes se trata lo saco con una sonrisa en mi rostro.

📲Violet: ¿De verdad piensas hacerlo?

Es lo primero que escucho al contestar la llamada grupal.

Perséfone: Tengo una jodida semana sin follar, soy una mujer embarazada que tiene necesidades.

Si no estuviera embarazada sería igual pero nunca lo admitiré.

📲Adrix: Sería algo que yo haría— suelta de forma agitada, frunzo el ceño cuando escucho como un gemido escapa de sus labios, hago una mueca de asco cuando imagino lo que está haciendo— nos vemos luego chicas— se despide pero antes de cortar la llamada se escuchan un par de voces a lo lejos— voy a atender al lechero.

Suelto una pequeña carcajada antes de ingresar a mi auto.

Perséfone: Los lecheros querrás decir.

Jodidos conejos.

Maldita envidia.

[*🍎*]

Dominic.

Me levanto de mi silla saliendo de la sala de reuniones sin despedirme de nadie, escucho como mis hermanos hacen lo mismo y todos nos dirigimos a la oficina más cercana que es la de Artemi, ingresamos y cada uno toma asiento en alguna parte de la instancia con el cuerpo totalmente tenso.

Dulce Deseo [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora