Capítulo 57

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Leonardo

El sobre con los resultados de la prueba de ADN está frente a mí, sobre el escritorio. Es pequeño, insignificante, pero su contenido podría cambiarlo todo. Me inclino hacia atrás en mi silla de cuero, intentando mantener la calma, aunque mi mente no para de dar vueltas. La bodega aún está fresca en mi memoria, los gritos de Luigi resonando en mis oídos. Aquella escena me dejó claro lo que ya todos sospechábamos: Alessandro es hijo de Angelina. Todo encaja. Pero necesitaba más. Necesitaba algo tangible, algo irrefutable.

Lorenzo, mi mano derecha, está sentado frente a mí, observando el sobre con el mismo nerviosismo que yo. Él fue el primero en preguntar por qué necesitaba esta prueba cuando todo lo demás ya parecía obvio.

—Leonardo, ¿en serio era necesario esto? —pregunta, rompiendo el silencio pesado que ha llenado la habitación desde que nos sentamos—. Lo que pasó en la bodega con Luigi... lo que nos contaron los Greco. Todo apunta a lo mismo. Alessandro es su hijo. ¿Qué más necesitas?

Me inclino hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio y entrelazando las manos mientras mantengo la mirada fija en el sobre.

—No es que no crea lo que vimos, Lorenzo —le digo, sin apartar la vista del sobre—. Pero cuando se trata de algo tan grande como esto, no puedo dejar que el asunto quede en suposiciones o en palabras. Necesito pruebas concretas, algo que me confirme más allá de cualquier duda. Esto no es solo una cuestión personal. Estamos hablando del futuro de nuestro clan, del próximo líder de los Greco. Alessandro no lo sabe aún, pero está destinado a tomar ese puesto. Y no me atrevo a decirle nada sin algo sólido en mis manos.

Lorenzo asiente lentamente, comprendiendo mi necesidad de certeza. Él sabe lo que está en juego. Alessandro no es cualquier hombre. Es un guerrero nato, un estratega brillante, alguien que ha demostrado su lealtad y valentía. Pero, hasta ahora, no tenía idea de la verdad sobre su linaje. Ni siquiera sabía que pertenecía a una de las familias más poderosas y antiguas que ha visto este país.

—¿Tomaste la muestra del cepillo, cierto? —pregunta Lorenzo, aunque ya lo sabe, solo para llenar el incómodo silencio.

—Sí —respondo, volviendo a mis recuerdos—. Tomé una muestra de su cabello cuando no se dio cuenta. No era difícil; Alessandro no es alguien que sospeche de los que tiene cerca. Confía en mí. Y por eso mismo, necesito ser honesto con él... pero no hasta que esté seguro. No puedo jugar con esto.

El silencio regresa por un momento, y mi respiración se siente pesada. Al fin, no puedo esperar más. Tomo el sobre entre mis dedos, sintiendo el crujir del papel en mis manos. Es como si su peso aumentara cuanto más me acerco a la verdad. Rompo el sello con cuidado y saco el documento que ha sido cuidadosamente doblado en su interior.

Lorenzo me observa de cerca, casi sin parpadear, mientras desdoblo el papel. La primera línea me salta a la vista de inmediato, y todo lo demás se desdibuja a mi alrededor.

99.99% de probabilidad de parentesco.

Alessandro es hijo de Angelina Greco.

Mi cuerpo reacciona antes que mi mente. Siento que el aire se escapa de mis pulmones, como si todo el oxígeno en la habitación hubiera sido succionado de repente. Sé que no debería sorprenderme. Después de todo, ya lo sabía en el fondo. Todo lo que Angelina me había dicho, todo lo que Luigi había admitido entre sus gritos, ya lo había dejado claro. Pero una parte de mí se negaba a creerlo hasta este momento. Ahora que lo tengo frente a mí, es imposible negarlo.

—Es un Greco... —susurro, apenas capaz de pronunciar las palabras.

Lorenzo se inclina hacia adelante, sus ojos escudriñando el papel en mis manos. Cuando lee lo que dice, sacude la cabeza lentamente, como si tampoco pudiera procesarlo del todo.

—No puedo creerlo —murmura—. Alessandro... el mismo hombre que ha luchado junto a nosotros, al que aceptaste como un pago cualquiera... es un Greco. El siguiente líder del clan Greco.

Las palabras "líder del clan" resuenan en mi mente con fuerza. No es solo una cuestión de sangre, es una cuestión de legado, de poder. Alessandro no es cualquier hombre, y no solo por su capacidad como luchador. Ahora, con esta revelación, su destino está sellado. No será solo un guerrero. Será el líder de los Greco, una posición que conlleva una responsabilidad inmensa. Y si bien él no lo sabe aún, el peso de esa verdad ya comienza a asentarse sobre mis hombros.

—¿Qué harás ahora? —pregunta Lorenzo, su tono más serio de lo habitual.

Me quedo en silencio un momento, mirando el documento como si las respuestas estuvieran allí. ¿Cómo puedo decírselo a Alessandro? ¿Cómo le explico que su vida ha sido una mentira, que toda su identidad está a punto de cambiar?

—No lo sé, Lorenzo —admito finalmente, levantando la mirada hacia él—. Esto lo cambia todo. Alessandro no solo es el hombre que amo, mi aliado... es familia. Y no puedo imaginar cómo reaccionará cuando sepa la verdad. Pero una cosa es segura: no puedo esconder esto de él por mucho más tiempo.

Doblo el papel cuidadosamente y lo coloco de nuevo en el sobre. Ya no hay vuelta atrás. Tendré que enfrentarlo, decirle la verdad, aunque eso signifique destrozar su mundo.

—Tendré que decírselo —añado, con un suspiro—. Pero no ahora. Necesito tiempo para pensar cómo hacerlo, cómo abordar esta conversación. Alessandro tiene derecho a saber la verdad, pero no puedo simplemente soltarle esta bomba sin más.

Lorenzo asiente, comprendiendo mi dilema.

—Tienes razón. Alessandro no es alguien que se lo tome a la ligera. Pero también merece saberlo lo antes posible. Después de todo, su futuro depende de esto.

Asiento en silencio. Las palabras de Lorenzo pesan, pero sé que tiene razón. La verdad ha salido a la luz, y ahora tengo la responsabilidad de manejarla con cuidado. Alessandro no es solo un amigo, es el futuro de los Greco, y nada puede cambiar ese hecho.

Mi mente ya está trabajando en el siguiente paso.

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