Alessandro
Mientras Leonardo se encuentra en su despacho con los Greco, yo decido salir al corral para despejarme un poco. Y no hay mejor lugar para calmarme que aquí, junto a los caballos. El sol brilla tenuemente, dando al campo una luz cálida y suave, mientras los caballos se mueven con gracia y serenidad a través del corral. Me acerco a uno de ellos, acariciando su suave pelaje, sintiendo una paz momentánea al estar cerca de estos animales nobles.
El suave crujir de la grava detrás de mí indica que alguien se acerca. Giro lentamente y veo a Angelina, la hija de Giuseppe, caminando hacia mí. Hay algo en su forma de andar, una mezcla de elegancia y suavidad que me intriga. No puedo evitar notar que parece demasiado interesada en acercarse, y su mirada, aunque amable, me resulta extraña.
—Hola, Alessandro —me saluda con una sonrisa tranquila, aunque sus ojos parecen observarme con una intensidad que no puedo descifrar por completo.
—Hola, Angelina —respondo, inclinando la cabeza cortésmente—. ¿Te gusta estar cerca de los caballos?
—Oh, sí, me encantan los caballos. Siempre han sido una pasión para mí, desde que era joven —dice mientras se acerca un poco más, su voz dulce pero un poco ansiosa—. Me enteré de que tú y Leonardo están juntos... parece que tienen una relación muy especial.
Asiento con una leve sonrisa, aunque en el fondo me pregunto por qué menciona esto de manera tan directa.
—Sí, así es. Leonardo y yo... bueno, es algo que ha ido creciendo con el tiempo. Él ha sido muy importante en mi vida —respondo, sintiendo la familiar incomodidad de hablar de mis sentimientos con alguien que apenas conozco.
Angelina se acerca un poco más, y puedo sentir su mirada recorrerme de una manera que me hace sentir expuesto, como si buscara algo más allá de lo que mis palabras puedan decir. Sus ojos se detienen en mi cuello, y por un momento me siento aún más incómodo. No digo nada, pero su silencio me pone nervioso.
—Alessandro... —su voz es suave, casi temblorosa—, me gustaría saber más sobre ti. ¿Cómo ha sido tu vida? Si no te importa compartirlo, claro.
Me sorprende su pregunta. No es algo que suelo contar con facilidad, pero hay algo en su tono, una curiosidad que parece sincera, aunque no puedo evitar sentir que hay algo más detrás de sus palabras. Me tenso un poco, pero decido responder.
—Mi vida no ha sido fácil, para ser honesto —comienzo, mi voz un poco más baja—. Crecí con un padre que... no era el mejor. Era alcohólico y violento. Mi infancia fue un infierno. Mi madre murió cuando era muy pequeño, y desde entonces, mi padre se descontroló aún más. Sus ataques de ira y sus golpes eran constantes. No hay un solo recuerdo de mi infancia que no esté marcado por el miedo.
Mientras hablo, noto cómo el rostro de Angelina cambia. Sus ojos, que antes eran intensos y curiosos, ahora están llenos de tristeza. Puedo ver cómo sus labios tiemblan ligeramente, como si estuviera a punto de decir algo pero no pudiera encontrar las palabras.
—No fue una vida sencilla, eso es seguro. Vivir con alguien como él me marcó para siempre. Pero por suerte, ahora estoy aquí, lejos de ese pasado —termino, intentando restarle importancia a lo que acabo de contar.
Angelina me mira fijamente, y para mi sorpresa, sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas. Al principio no entiendo por qué está reaccionando de esta manera. ¿Acaso lo que dije le afectó tanto? La confusión se apodera de mí y, por un momento, me quedo en silencio, sin saber qué decir.
—¿Estás bien? —le pregunto finalmente, preocupado por su repentina emoción.
Ella asiente rápidamente, secándose una lágrima que se desliza por su mejilla.
—Sí, sí, estoy bien —responde con la voz rota—. Es solo que... tu historia me ha conmovido más de lo que esperaba. Lamento mucho que hayas pasado por todo eso, Alessandro. Nadie debería vivir una infancia así.
Sus palabras me desconciertan. No entiendo por qué está tan afectada. Mi historia es triste, sí, pero no es algo que suela provocar una reacción tan intensa en alguien que apenas me conoce.
—Gracias por tus palabras, Angelina —le digo, tratando de sonar agradecido aunque estoy lleno de dudas—. Es extraño, pero nunca he hablado de esto con muchas personas. Supongo que no es algo fácil de compartir.
Ella asiente, aún limpiándose las lágrimas. Sus ojos azules, tan intensos como el cielo despejado, me observan con una mezcla de compasión y algo más, algo que no logro identificar del todo.
—De verdad, lamento mucho lo que has pasado —dice con voz suave—. Eres una persona increíblemente fuerte para haber sobrevivido a todo eso y seguir adelante.
Angelina parece estar luchando con sus emociones, y de repente se aleja un poco, como si necesitara espacio para recomponerse.
—Debo irme —dice abruptamente, dándome una sonrisa triste—. Solo quería conocerte un poco mejor... pero ahora tengo que regresar con mi padre. Nos veremos luego.
Antes de que pueda responder, ella se da media vuelta y se aleja rápidamente, dejándome solo en el corral con mis pensamientos. Me quedo allí, confundido y algo inquieto. Hay algo en la manera en que reaccionó, algo en la intensidad de sus emociones que me deja una sensación extraña. Siento que hay algo más que no me está diciendo, algo que tal vez tenga que ver conmigo y mi pasado.
Mientras acaricio el lomo de uno de los caballos, no puedo evitar preguntarme qué secreto podría estar ocultando Angelina.

ESTÁS LEYENDO
Sombras De Pasión
RomanceAlessandro Ferrara ha pasado su vida en la sombra de la desesperación. Hijo de un padre alcohólico y con una madre fallecida, ha trabajado incansablemente para mantener a su familia a flote. Cada día es una lucha por sobrevivir, y sus esperanzas est...