El primer partido de la temporada estaba a la vuelta de la esquina, y la tensión en el vestuario del Atlético de Madrid era palpable. La rivalidad entre Robin Le Normand y Julián Álvarez no era la única fuente de conflicto; el grupo en sí mismo estaba compuesto por personalidades fuertes y ambiciones desmedidas.
Durante la reunión previa al partido en la sala de tácticas, el entrenador Diego Simeone se dirigió al equipo con un discurso motivador. Al fondo, Robin y Julián intercambiaban miradas desafiantes, pero se veían obligados a concentrarse en el plan del partido.
—El rival de esta semana no será fácil —comenzó Simeone—. Pero tenemos un equipo sólido. Robin, confío en ti para mantener la defensa firme. Julián, necesitaré tu velocidad y precisión frente a la portería.
El delantero Ángel Correa, conocido por su habilidad para encontrar el espacio en el campo y por su carácter animado, intervino con una sonrisa.
—Y no olvidemos a Koke y a Saúl. Si Koke nos da la creatividad y Saúl el músculo en el centro del campo, deberíamos estar bien.
Koke Resurrección, el centrocampista y capitán del equipo, asentía con seriedad. Su papel en el equipo era crucial para conectar la defensa con el ataque, y su experiencia le daba una visión clara del juego.
—Exactamente —dijo Koke—. Saúl y yo estaremos ahí para recuperar balones y distribuirlos. No hay lugar para errores.—Saúl Ñíguez, el inflexible mediocampista, añadió con determinación:
—Nos aseguraremos de que no haya huecos en el medio campo. Si trabajamos juntos, podemos controlar el partido desde el principio.
Mientras el equipo se preparaba para el entrenamiento, el ambiente era un cóctel de ansiedades y expectativas. El defensa Mario Hermoso, conocido por su carácter relajado y su habilidad para desactivar ataques, se acercó a Robin.
—Oye, Robin —dijo Mario con una sonrisa amigable—, veo que tienes una energía interesante con Julián. No dejes que eso te distraiga.
Robin se limitó a asentir, sabiendo que Mario tenía razón. Era fundamental mantenerse enfocado. Pero, a pesar de la buena intención, el comentario de Mario solo aumentó su incomodidad.
El entrenamiento comenzó con un ejercicio de posesión y presión. Los equipos se dividieron en grupos, y Robin se encontró marcando a Julián una vez más. La intensidad del ejercicio reflejaba la rivalidad existente. Cada vez que Julián intentaba avanzar, Robin se aseguraba de cerrarle los espacios con firmeza. Sin embargo, el delantero no se dejaba intimidar y respondía con movimientos ágiles y regateos que desafiaban a Robin.
En otro rincón del campo, el joven canterano Carlos Martín observaba el enfrentamiento con admiración. Con ansias de mostrar su valía, sabía que el entrenamiento con jugadores tan experimentados era una oportunidad que no podía desperdiciar.
—¿Ves eso? —le dijo a su compañero de equipo, el centrocampista Rodrigo Riquelme—. Los nuevos tienen fuego. Eso puede ser bueno o malo para el equipo.Rodrigo, más reservado y reflexivo, asintió mientras analizaba la situación.
—Hay que ver cómo se ajustan al sistema. La química es esencial, y si Robin y Julián no logran entenderse, podría afectar al rendimiento del equipo.
El entrenamiento se extendió hasta el final de la tarde, y aunque el equipo había trabajado duro, la tensión entre Robin y Julián seguía siendo evidente. Mientras el equipo se dirigía al vestuario, Koke reunió a los jugadores para una charla final.
—Hemos entrenado duro y estamos listos para el partido —dijo Koke con firmeza—. Recordad, somos un equipo. Necesitamos dejar nuestras diferencias afuera y enfocarnos en lo que realmente importa: ganar.
El vestuario se llenó de murmullos de acuerdo, y aunque las palabras de Koke no habían solucionado todas las tensiones, al menos ofrecieron un recordatorio de la importancia de la unidad.
A medida que se acercaba el día del partido, Robin y Julián se dieron cuenta de que su rivalidad podría tener repercusiones más amplias en el equipo. Mientras la expectativa crecía, también lo hacía la conciencia de que el éxito del Atlético dependía de su capacidad para superar sus diferencias y trabajar juntos.
El primer partido de la temporada no solo sería una prueba de sus habilidades individuales, sino también una prueba de su capacidad para encontrar un terreno común en medio de la competencia feroz.
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El arte de defender(te) // Robin Le Normand y Julián Álvarez
FanfictionRobin Le Normand y Julián Álvarez llegan al Atlético de Madrid con expectativas altas y una rivalidad inesperada. Robin, un defensor imponente, es conocido por su frialdad y dedicación al equipo, mientras que Julián, un delantero apasionado, trae co...