El día en que todo explotó, me desperté con una sensación extraña. Algo me decía que la situación entre Robin y Enzo no podía mantenerse así por mucho tiempo, pero nunca imaginé lo que iba a suceder.
Había notado cómo Enzo empezaba a hacer comentarios más directos sobre Robin, y aunque siempre lo disfrazaba de broma, el tono cada vez era más ácido. Sabía que Enzo no soportaba que siguiera en contacto con Robin, pero la verdad es que no podía evitarlo. Robin siempre había sido alguien importante para mí, aunque últimamente, las cosas se estaban complicando más de lo que podía manejar.
Recuerdo perfectamente cómo todo comenzó esa tarde. Estaba en casa, tratando de relajarme, cuando mi teléfono vibró. Era un mensaje de Enzo. Nada fuera de lo común, o al menos eso pensé al principio. Pero cuando abrí la conversación, sentí una punzada de incomodidad en el pecho.
El mensaje decía:
"Espero que disfrutes el espectáculo que Robin va a dar hoy, porque después de esto, quizá no vuelva a hablarte más. Ah, y dile que si quiere competir conmigo, va a perder."
Mi corazón se aceleró. Obviamente sabía que Enzo y Robin tenían sus tensiones, pero nunca pensé que Enzo llegara a este punto. Le respondí, tratando de calmar las aguas:
"¿Qué estás diciendo, Enzo? No tienes que meterte con Robin, por favor."
Sin embargo, antes de que pudiera recibir una respuesta, mi teléfono volvió a vibrar. Esta vez, era Robin. Había quedado con él más tarde para hablar, pero su mensaje me puso los pelos de punta:
"Enzo acaba de mandarme algo que no me gustó nada. Tenemos que hablar, Julián. Ya no aguanto más."
No me dio tiempo a procesar mucho cuando, unos minutos después, llegó la confirmación de lo que temía. Robin y Enzo se encontraron. Enzo, en su estilo arrogante, había decidido provocarlo, y no solo con palabras.
Todo explotó en un aparcamiento. Enzo y Robin habían decidido encontrarse para "hablar" en una cafetería, pero yo ya sabía que esa charla no terminaría bien. Así que corrí hacia el lugar, con el corazón en la garganta.
Cuando llegué, lo primero que vi fue a Robin enfrentado a Enzo, ambos tensos, con una rabia que nunca había visto antes en sus ojos. Me acerqué, tratando de mediar, pero ya estaban demasiado metidos en la pelea verbal.
Enzo, con su típica actitud confiada, se plantó frente a Robin y le soltó:
—¿De verdad crees que puedes competir conmigo por Julián? No sabes quién soy. A mí me tiene en su casa, yo soy el que lo cuida, el que lo hace feliz. Tú... tú no eres nada más que un pasado que se aferra.
Vi cómo la mandíbula de Robin se tensaba, y supe que estaba al borde. No podía permitir que la cosa fuera a más, pero antes de que pudiera intervenir, Robin dio un paso hacia adelante.
—No vuelvas a hablar de Julián así —gruñó Robin, con la voz cargada de furia contenida—. Y sobre todo, no te atrevas a amenazarme, Enzo. No sabes de lo que soy capaz.
Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba intervenir. Nunca había visto a Robin tan fuera de sí, y temía que todo se descontrolara. Intenté colocarme entre los dos, levantar las manos, hablarles, pero ninguno me prestaba atención. Estaban demasiado centrados el uno en el otro.
Enzo no se quedó atrás. Esbozó una sonrisa torcida y se cruzó de brazos, desafiando a Robin.
—¿Ah, sí? ¿Y qué vas a hacer? ¿Lanzarte a por mí como lo hiciste en el campo? Adelante. Pero recuerda que Julián siempre vuelve conmigo. Siempre.
Eso fue el detonante. Robin perdió los nervios, y en un segundo lo vi abalanzarse sobre Enzo, empujándolo con fuerza. Ambos cayeron al suelo, rodando y peleando. Yo intenté separarlos, gritando, pero estaban completamente fuera de control.
Todo lo que había evitado hasta ese momento, todo lo que había intentado mantener en calma, se desmoronaba delante de mis ojos.
Después de lo que parecieron interminables segundos de empujones y gritos, logré interponerme entre ellos. Miré a Robin a los ojos, y lo vi temblar de la rabia. Parecía más herido que furioso en ese momento.
—Robin, basta —le dije con la voz más firme que pude, sin alzarla demasiado, tratando de calmarlo—. Esto no va a arreglar nada. No quiero esto. Ninguno de los dos.
Robin respiraba con dificultad, su pecho subiendo y bajando rápidamente. Finalmente, dio un paso atrás, sin dejar de fulminar con la mirada a Enzo, que se estaba levantando, aún con esa sonrisa en los labios.
—Te lo advierto, Enzo —dijo Robin, con la voz temblando de rabia—. Si vuelves a entrometerte entre Julián y yo, te las verás conmigo. Y créeme, no querrás ver hasta dónde puedo llegar.
Enzo se quedó callado por un segundo, claramente impactado por la intensidad de la amenaza. Luego, sin más, sacudió el polvo de su ropa y me miró.
—No te preocupes, Julián. Ya no tienes que elegir. Te dejo en paz. Pero ten cuidado con Robin. No sabes lo que estás haciendo —dijo con un tono burlón, antes de alejarse caminando.
Cuando finalmente se fue, sentí que podía respirar de nuevo, pero también sabía que todo esto había sido un punto de no retorno. Nada volvería a ser igual. Robin seguía ahí, mirándome con una mezcla de culpa y frustración. Sabía que tenía que hablar con él, pero no tenía ni idea de cómo empezar.
![](https://img.wattpad.com/cover/376786477-288-k314684.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El arte de defender(te) // Robin Le Normand y Julián Álvarez
FanfictionRobin Le Normand y Julián Álvarez llegan al Atlético de Madrid con expectativas altas y una rivalidad inesperada. Robin, un defensor imponente, es conocido por su frialdad y dedicación al equipo, mientras que Julián, un delantero apasionado, trae co...