La rehabilitación avanzaba, pero lo que más dolía no eran las secuelas físicas de la lesión. Cada día, mientras intentaba recuperar fuerzas, me enfrentaba al peso del silencio entre Robin y yo. Había empezado a notar su distancia, algo sutil al principio, pero que se hacía más evidente con cada sesión que pasaba. Luego, de alguna manera, sin saber exactamente cómo, me enteré de que estaba viendo a una chica.
Al principio pensé que no debería importarme. Después de todo, Robin y yo éramos compañeros, amigos, si acaso. ¿Por qué sentiría algo más que una ligera curiosidad sobre su vida personal? Pero la verdad golpeaba con más fuerza con cada día que pasaba: dolía. Y dolía más de lo que quería admitir. La idea de Robin con alguien más, de verlo sonreírle a otra persona como lo había hecho conmigo en esas largas tardes de rehabilitación, me revolvía el estómago.
La noticia me llegó como un rumor, susurrada en los pasillos por alguien que no tenía ni idea del impacto que causaba. "Le Normand está saliendo con una chica", dijeron. Intenté no reaccionar, pero por dentro algo se rompió. Me costó aceptar lo que sentía, pero era innegable. Había algo en Robin que siempre me había atraído, algo que no había querido confrontar hasta que su atención empezó a alejarse de mí. Cuando supe de esa chica, el vacío que dejó se sintió más profundo.
Decidí alejarme. Si Robin estaba construyendo una vida fuera de todo lo que habíamos compartido, lo mejor que podía hacer era darle espacio. Quizás solo había sido yo quien interpretó demasiado en esos momentos de cercanía, en esas miradas prolongadas y en los toques accidentales que se habían sentido tan significativos. Quizás para él solo fue cumplir con su deber de amigo, y lo que sentí fue solo un espejismo, algo que nunca estuvo ahí para él. Así que me fui retirando. Cada mensaje sin responder, cada excusa que inventaba para no vernos, me dolía más que cualquier dolor físico, pero lo seguí haciendo. No quería ser una carga, no quería ser quien se interpusiera en su felicidad, aunque esa felicidad me excluyera.
El día del partido lo vi desde casa. Ya no tenía fuerzas para ir al estadio, para estar en medio de toda esa gente que no sabía lo que estaba pasando por mi cabeza. Estaba sentado en el sofá, solo, el aire denso a mi alrededor mientras el juego avanzaba en la pantalla. Veía a Robin moverse con esa precisión que lo caracterizaba, pero algo en su forma de jugar se sentía diferente, como si estuviera distraído, como si su mente estuviera en otro lugar. Lo reconocí de inmediato, porque era la misma forma en la que yo me sentía.
Cuando el balón llegó a sus pies y lo vi disparar, casi no me sorprendió que entrara. Robin era así, preciso y letal. Pero lo que ocurrió después me dejó sin aliento.
Lo vi correr hacia la banda, y justo antes de llegar, levantó su brazo y trazó una "J" en el aire. Al principio pensé que lo había imaginado, que mi mente me estaba jugando una mala pasada, pero no. La "J" estaba allí, tan clara como el día. **Mi letra.** El corazón me dio un vuelco. Sentí una oleada de confusión y esperanza mezcladas. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué?
Los comentaristas en la televisión se quedaron en silencio por un segundo antes de empezar a especular sobre el significado del gesto. Decían que no tenía sentido, que la chica con la que Robin estaba saliendo no tenía un nombre que comenzara con "J". Nadie entendía el gesto, pero yo sí. O al menos, creía que sí. El problema era que no sabía qué significaba para Robin. ¿Era un intento de decirme algo? ¿Un mensaje? ¿O simplemente un reflejo inconsciente de lo que una vez tuvimos antes de que las cosas cambiaran?
No supe qué sentir. Por un lado, el gesto encendió algo en mi interior, algo que no había desaparecido a pesar de la distancia que intenté poner entre nosotros. Pero por otro, me llenaba de confusión y dolor. Si Robin aún pensaba en mí, si aún significaba algo para él, entonces ¿qué estaba haciendo con esa chica? Era como si me estuviera enviando señales contradictorias, y yo no sabía cómo interpretarlas.
Durante el resto del partido, no pude concentrarme en nada más. Mi mente seguía regresando a esa "J", trazada en el aire como una marca indeleble. Sentía que había algo que Robin no me estaba diciendo, algo que seguía enterrado entre nosotros, sin ser nombrado. Me quedé allí, frente a la televisión, con la cabeza llena de preguntas y el corazón latiendo rápido.
Y entonces, lo vi. La rueda de prensa de Vinicius. Cuando el periodista lanzó esa pregunta sobre la entrada que me había lesionado, supe de inmediato que algo estaba pasando. La expresión de Vinicius cambió al instante, claramente incómodo con la dirección que tomaba la conversación. Parecía que nadie había querido enfrentar el tema hasta ese momento. Mi mente conectó los puntos, y una sospecha comenzó a formarse. ¿Había sido Robin quien había movido los hilos para que esa pregunta saliera a la luz? Parecía demasiado coincidente que justo ahora alguien sacara a relucir lo que me había pasado, de una manera tan directa y precisa.
Si Robin estaba detrás de eso, si había hecho que alguien cuestionara a Vinicius públicamente, significaba que aún le importaba lo que me había pasado, que aún estaba de mi lado. Pero eso solo complicaba más las cosas. Porque si Robin seguía pensando en mí, si aún estaba dispuesto a defenderme de esa manera, entonces ¿Por qué estaba con otra persona?
Me sentí atrapado entre lo que había sido y lo que podría ser, incapaz de dar el primer paso para enfrentar a Robin, pero tampoco capaz de seguir distanciándome.
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El arte de defender(te) // Robin Le Normand y Julián Álvarez
FanfictionRobin Le Normand y Julián Álvarez llegan al Atlético de Madrid con expectativas altas y una rivalidad inesperada. Robin, un defensor imponente, es conocido por su frialdad y dedicación al equipo, mientras que Julián, un delantero apasionado, trae co...