Observaba a Enzo mientras hablaba delante de todos mis compañeros, relatando el proceso de mi recuperación como si hubiera estado a mi lado desde el principio. El tono confiado de Enzo, la manera en que sonreía al contar los detalles, me hacían sentir enormemente incómodo. Enzo había sido un apoyo, sí, pero nunca como Robin. Nunca tan constante, nunca tan presente. Sabía que lo que Enzo decía no era toda la verdad, pero le dejé hablar, incapaz de intervenir. Un sustituto emocional, eso es lo que había sido Enzo desde el principio.
Cuando Robin se alejó, encontré en Enzo una forma de llenar ese vacío, yo mismo le pedí que viniera, ya que era consciente de como se sentía respecto a mi. Pero con Enzo nunca fue lo mismo. Con Enzo no existía esa tensión constante, esa conexión inexplicable que había sentido con Robin desde el principio. Pero al menos con él podía evitar confrontar lo que realmente sentía. Podía fingir que todo estaba bien, que las cosas con Robin no importaban tanto. Sin embargo, ahora cada palabra de Enzo me hacía sentir más culpable.
"Tuvimos algunos días duros, ¿eh? Pero al final, con paciencia y constancia, logramos que Julián mejorara."
Apreté los dientes. "Logramos." La palabra me quemaba. Porque en realidad, Enzo solo había llegado cuando Robin ya no estaba. Yo sabía mejor que nadie quién había estado conmigo en los momentos más difíciles. Quién había soportado mis frustraciones, mi dolor, mi desesperación. Fue Robin quien me levantó cuando ni siquiera tenía fuerzas para caminar. Pero ahora, allí estaba Enzo, narrando una historia que no le pertenecía.
Sentí un nudo en el estómago, casi ganas de vomitar mientras miraba a Robin en el fondo de la sala. ¿Lo sabía? ¿Sabía Robin que Enzo no era más que una distracción para evitar enfrentar lo que realmente sentía por él? Me había apoyado en Enzo, sí, pero nunca había sido lo mismo. Con Robin había algo más, algo que no podía poner en palabras. Algo que no había querido aceptar.
Cuando Robin habló, su voz cortante rompió el silencio de la sala. Cada palabra me atravesaba como una flecha.
—¿Una parte importante? —Robin lo interrumpió, su tono frío, pero lleno de una verdad innegable.
Sentí cómo mi corazón se hundía en mi pecho. Sabía lo que venía.Robin no iba a dejar pasar aquello, y yo lo sabía. Pero aún así, no hice nada. Me quedé inmóvil, como si no fuera dueño de mí mismo, mirando a Enzo, mientras Robin exponía la verdad delante de todos. Sabía que Robin tenía razón. Sabía que era él quien me había sostenido, quien había estado conmigo en los momentos más oscuros. Y sin embargo, lo había dejado ir. Lo había dejado marcharse sin detenerlo. ¿Por qué? Tal vez porque tenía miedo de enfrentarme a lo que sentía realmente. Tal vez porque era más fácil dejar que Enzo llenara ese vacío, aunque fuese de manera temporal.
—Yo estuve con Julián desde el primer día, cuando apenas podía moverse sin dolor —la voz de Robin era firme, pero cargada de dolor—. Yo lo levanté. Yo lo empujé cuando quería rendirse.
Cada palabra era una puñalada en mi conciencia.
Era consciente de que Robin estaba diciendo la verdad, pero no podía moverme, no podía hablar. No quería herir a Enzo, no quería que Robin supiera lo vulnerable que me sentía, lo mucho que le necesitaba realmente. La culpa me consumía por dentro. Había dejado que las cosas llegaran a este punto, y ahora Robin estaba pagando el precio.
Bajé la cabeza, incapaz de mirar a Robin a los ojos. Sabía que debería haber intervenido, que debería haber dicho algo. Pero no lo hice. Dejé que Robin dijera la verdad, porque era lo correcto, porque no podía seguir permitiendo que Enzo se quedara con el crédito que no le pertenecía. Pero al mismo tiempo, odiaba la idea de lastimar a Enzo. Odiaba la idea de que Robin se diera cuenta de lo perdido que estaba sin él.
Cuando Robin terminó de hablar, la sala se sumió en un silencio incómodo. Sentía la mirada de todos sobre mí, pero seguía sin poder hablar. Quería decir algo, pero las palabras se quedaban atascadas en mi garganta. Había dejado que Robin me cuidara, que me ayudara en los momentos más vulnerables de mi vida, y ahora lo había traicionado al permitir que Enzo se adueñara de esa historia.
Pero Robin tenía razón. Todo lo que había dicho era verdad. Y aún así, el dolor en su voz hizo que sintiera un nudo en el pecho, una mezcla de culpa y tristeza. Sabía que Robin merecía más. Merecía la verdad. Pero yo no había sido capaz de dárselo.
Cuando Robin se dio la vuelta y salió de la sala, algo dentro de mí se rompió. Le había perdido. Había perdido a Robin, y ahora no sabía si había algo que pudiera hacer para recuperarlo.
Enzo me miró, incómodo, como si no entendiera lo que acababa de suceder. Pero yo sí que lo sabía. Sabía que Enzo nunca podría ser más que un sustituto. Que Robin siempre había sido la persona que realmente me entendía. Que siempre había estado allí, incluso cuando intentaba alejarlo.
Mientras el silencio en la sala se volvía insoportable, me di cuenta de que había cometido un error que no sabía si podría arreglar.
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El arte de defender(te) // Robin Le Normand y Julián Álvarez
FanfictionRobin Le Normand y Julián Álvarez llegan al Atlético de Madrid con expectativas altas y una rivalidad inesperada. Robin, un defensor imponente, es conocido por su frialdad y dedicación al equipo, mientras que Julián, un delantero apasionado, trae co...