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Mónaco, 11 de Septiembre del 2024.
AUTUMN
Estaba sentada en la arena viendo como mis amigos se divertían en el agua, ya había entrado al agua por lo que ahora mismo estaba descansando. Tenía puestos mís audífonos disfrutando de sol, probablemente eran las dos de la tarde y el sol era algo fuerte al igual que las olas. Pero era la hora perfecta para surfear, había visto miles de veces a Charles caerse intentando sostener su cuerpo en el agua pero fue divertido verlo.
Hoy nos iríamos de nuevo a casa más tarde ya que los chicos debían tomar su vuelo a Azerbaiyán en unas horas, estaba algo nerviosa por lo que pasaría a partir de hoy pero tenía mucha fe que las cosas irían bien. Me quedaría aquí en Mónaco con mis amigos, Frey había renunciado a su trabajo antes de ir a Nueva York y Belle había accedido ser mi abogada en la demanda así que pasaría el tiempo conmigo recolectando evidencias. Alex todavía no se sentía listo para regresar a América así que estaba considerando quedarse conmigo aquí en Mónaco unos meses hasta que pueda volver a sentirse listo para regresar. Grace todavía tenia vacaciones hasta Octubre, ella había disfrutado más que yo el viaje porqué Oscar la estuvo llevando a nuevos lugares.
—Hey. —tocaron mi hombro así que quite mis audífonos viendo que era el español.— No hemos podido hablar mucho ¿Cómo estás?
—Estoy bien, ¿y tú? —apagué los audífonos colocando de ellos a un lado.— ¿Listo para mañana?
—Algo así. —hizo una mueca algo nervioso, me acerqué un poco para verlo.— Autumn, perdóname no haber ido a buscarte con los chicos. —suavice la mirada.— No sabía que decir exactamente, se que hablábamos por el celular pero no es lo mismo.
—Carlos, lo entiendo de verdad. —coloqué mi mano en su hombro en apoyo.— Se que estabas preocupado por ambos, y tenias cosas que hacer, no te sientas mal.
—Pero los amigos no hacen eso.
—Pero estabas pendiente de mí por celular y estoy segura que lo estabas presente para Charles. —revolvi su cabello mojado.— Deja de pensar mucho, mejor dame un abrazo.
—Me alegra que estés aquí, te extrañé. —pasó su brazo por mis hombros acercándome a él.
—¿Ahora dan abrazos sin mí? —levanté la mirada encontrando a Lando soltando un suspiro.— Winter, creo que tú hermana me quiere más que tú.
—Jamás. —me reí.— Ven, siéntate a mi lado, hablemos.
—Por fin me siento parte del grupo. —lo abracé con fuerza quien me recibió riéndose.— ¿Estás bien?
—Lo estoy. —asentí.— ¿Tienen algún chisme? ¿Qué ha pasado con sus vidas?
—Nada. —el español habló primero.— Sólo he estado cuidado al bebé gigante de Leclerc. —solté una carcajada.
