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Mónaco, 10 de Septiembre del 2024
AUTUMN
Busque entre mis cosas mis audífonos, estaba concentrada en ello porqué ya habíamos bañado en la piscina de la casa. Habíamos reservado el lugar por poco tiempo pero iba a ser uno que valiera la pena. Se habían unido al viaje Carlos y Lando así que éramos un gran grupo de personas, me sentía algo triste porqué en unos días tendríamos que tomar caminos diferentes por unos dias hasta ir a Francia. Sé que iba a ser difícil pero quería disfrutar el tiempo que teníamos ahora, con Charles íbamos con las cosas muy bien hasta ahora. Nos entendíamos bien, no hemos tenido alguna discusión y nos hemos dado espacio si lo necesitábamos.
Debo confesar que me siento un poco más enamorada de Charles que antes, es extraño la forma que él me estaba haciendo sentir. Era como sí todo mí cuerpo se puso de acuerdo a estar relajado ¿Es una buena señal? Estoy algo acostumbrada al desastre que ahora se me hace extraño, no quiero decir que no me gusta pero, sentía muy raro sentirme de ésta manera.
—¿Dónde metí los audífonos? —me quejé buscando en mi bolso, sentí como alguien pasaba su mano en mi cintura llamando mí atención.
—Eres una despistada, chéri. —señaló mis orejas confirmando que los llevaba puestos, reí quitando de ellos.— ¿Para qué los ocupas?.
—Quería escuchar música un rato.
—Es una lástima que debemos salir. —incliné la cabeza un poco.— Tú y yo tendremos una cita, señorita Laurent. —me tomó de la cintura haciéndome reír.
—Mmmm ¿Habrá comida? —asintió.— Está bien, vamos ahora mismo porqué muero de hambre.
—¿No hace falta algo? —miré a mí alrededor confundida.— Siempre tan despistada, Brielle. —no logré contestar porqué había unido nuestros labios sacándome un suspiro, relajé el cuerpo pasando mis brazos por su cuello sonriendo como boba.— ¿Lo recordaste o tendré que darte más ejemplos para que lo recuerdes?
—Mmm, creo que no me quedó del todo claro. —me reí ahora yo uniendo nuestros labios, él inclinó la cabeza profundizando de éste volviendo a sacarme un suspiro.
—Me gustas mucho, Autumn. —murmuró sobre mis labios, mordí un poco mí labio soltando una pequeña risita.— No sé como después de cinco años sigo igual de enamorado de ti, pero no es queja. —escondió su rostro en mi cuello.
—A mí me sonó a queja. —bromeé.
—No chéri, sería tonto de quejarme y no volver a poder hacer esto. —le dio un apretón a mí trasero a lo que solté un pequeño grito haciéndolo reír.— El tamaño perfecto para mí mano, me encanta.
—Eres un idiota, Leclerc. —se alejó de mi cuello para verme, tenía una sonrisa coqueta en el rostro.— A mí también me gustas...—me detuve y reí.— un poco.
