LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix

4

3 DE ENERO.
GRADUACIÓN DE FELIX.

Felix no podía dejar de mirar su reflejo en el espejo. Su vestido, cuidadosamente escogido para ese día, resaltaba sus pecas, y su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros. Sus manos temblaban ligeramente mientras ajustaba un mechón rebelde.

"Lix, sé que estás nerviosa, pero por favor, no dejes que esas lágrimas arruinen tu maquillaje. Hoy es tu graduación, es tu momento", dijo su madre desde la puerta, con una mezcla de orgullo y ternura en sus ojos.

Felix intentó sonreír, pero el nudo en su garganta era difícil de ignorar. Todo lo que había trabajado durante años culminaba en ese día, pero no podía dejar de pensar en que Hyunjin no estaría allí. Había dicho que estaba ocupado en Rusia y no podría asistir, lo que la había hecho sentir incompleta.

"No llores, cariño. Que Hyunjin no haya podido venir no significa que no esté orgulloso de ti", insistió su madre, acercándose para tomar su mano con suavidad. "Y yo también estoy muy orgullosa de ti. Has llegado muy lejos, mi niña hermosa."

"Lo sé, mamá...", susurró Felix, su voz apenas audible. No quería que las emociones le ganaran ahora, no en frente de todos. Respiró hondo y se dirigió al gran salón donde tendría lugar la ceremonia, donde sus amigas ya la esperaban.

Mientras caminaba hacia ellas, su teléfono vibró con un mensaje. Con el ceño fruncido, lo sacó de su bolso. El nombre de Hyunjin brillaba en la pantalla y, al abrir el mensaje, sus ojos se abrieron con sorpresa. "Estoy aquí."

Sin poder procesarlo del todo, Felix levantó la vista y, al girarse, lo vio: Hyunjin había llegado. Bajaba de su auto, impecable como siempre, con un gran ramo de rosas rojas en las manos, su mirada directa hacia ella.

Su corazón dio un vuelco y sintió como si el aire alrededor se detuviera. "Hyunjin...", susurró antes de echar a correr hacia él, con los ojos brillando por la emoción contenida.

"Reina, te ves increíble", dijo Hyunjin cuando la alcanzó, su voz suave pero firme mientras dejaba un beso cálido en sus labios.

"Pensé que no vendrías...", murmuró Felix, aún con una mezcla de incredulidad y alivio. El peso de su ausencia, que había estado oprimiéndole el pecho todo el día, de repente desapareció.

"No me perdería tu día especial por nada en el mundo, Felix. Este es tu momento", respondió Hyunjin con una sonrisa, dejando entrever un orgullo que no podía ocultar. "Te amo."

Felix sintió que todo a su alrededor desaparecía por un instante, dejando solo a ellos dos en ese breve espacio de felicidad. "Te amo, Hyunjin", respondió ella, apoyando su frente contra la de él antes de besarlo nuevamente.

"Lo mejor siempre será para ti", dijo Hyunjin con suavidad mientras le entregaba el ramo de rosas.

Felix tomó las flores con una sonrisa. "Son hermosas, Hyunjin. Gracias", dijo, mirándolo con una devoción que no podía ocultar. Estaba a punto de decir algo más cuando escuchó que su madre se acercaba.

"Hyunjin", saludó su madre, con una sonrisa cálida.

"Miyeon", respondió Hyunjin, inclinándose ligeramente para darle un pequeño abrazo respetuoso.

"Lix, me tengo que ir. Pero no te preocupes, estaré esperando para la cena. Hyunjin, cuida bien de ella, ¿sí?", dijo la madre de Felix con una sonrisa traviesa antes de alejarse.

"Siempre lo hago", respondió Hyunjin, guiñándole un ojo a Felix mientras ella reía tímidamente.

"¡Lix! ¡Fotos, ven!" Jisung, una de sus amigas más cercanas, la llamaba desde la otra esquina del salón. Felix asintió y comenzó a caminar hacia ellas, pero se detuvo para mirar a Hyunjin.