68

6 9 0
                                    

Renovando Promesas y Construyendo Sueños

La noche llegó con una serenidad que era bienvenida en la casa Hwang. Las luces cálidas de las lámparas iluminaban las habitaciones, proyectando sombras suaves en las paredes. Después de un día lleno de risas y juegos, la casa había caído en un silencio tranquilo. Felix y Hyunjin estaban en la sala, compartiendo un momento de quietud mientras Ahyeon y Eunchae dormían en sus camas y Taeyang descansaba en la cuna, cerca de ellos.

Felix se encontraba acurrucado en el sofá, una manta de lana cubriéndolo mientras miraba a Hyunjin, que revisaba unos documentos. La vida había empezado a tomar un ritmo más estable, pero aún había ecos del pasado que resonaban en sus mentes. Sin embargo, esa noche, Felix quería dejar todo eso de lado.

—Hyunjin, ¿qué piensas de lo que viene después? —preguntó de repente, rompiendo el silencio con una voz suave pero curiosa.

Hyunjin levantó la vista de los papeles, sus ojos oscuros reflejando el parpadeo de la luz de la lámpara. Dejó los documentos a un lado y se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en sus rodillas mientras observaba a Felix con una mezcla de ternura y seriedad.

—Pienso que lo que viene es lo que queramos construir, Felix. Hemos pasado por mucho, pero estamos aquí, y eso significa que todavía tenemos un futuro que moldear.

Felix sonrió, un gesto que le iluminó el rostro y dejó ver las pecas en su nariz. Había algo en la voz de Hyunjin que siempre lograba calmarlo, una certeza que decía que todo estaría bien, incluso cuando el mundo parecía desmoronarse a su alrededor.

—Quiero hacer de esta casa un hogar lleno de más momentos como los de hoy. Quiero que nuestros hijos crezcan sabiendo que, aunque el mundo pueda ser cruel, siempre tendrán un lugar seguro aquí, con nosotros —dijo Felix, su voz cargada de emoción.

Hyunjin se levantó y caminó hasta donde estaba Felix, sentándose a su lado y envolviéndolo en un abrazo. El calor de su cuerpo y el latido constante de su corazón eran todo lo que Felix necesitaba para sentir que estaban en el camino correcto.

—Lo haremos, Felix. Vamos a construir algo que ninguna tormenta pueda derribar. Esta es nuestra segunda oportunidad, y no la desperdiciaremos —susurró Hyunjin, acariciando el cabello de Felix.

La noche avanzó y las horas pasaron sin prisa. Hablaron de sueños, de proyectos, de cosas pequeñas y grandes. Hyunjin compartió su deseo de enseñarles a sus hijos lo que había aprendido a lo largo de los años: el valor de la honestidad, el coraje y la importancia de cuidar a los demás. Felix, por su parte, soñaba con viajes en familia, con cenas ruidosas llenas de risas, con tardes de juegos y aventuras en el jardín.

Ambos sabían que el camino no sería fácil, que aún habría obstáculos y retos, pero eso ya no los atemorizaba. Habían enfrentado la oscuridad y habían salido más fuertes, y lo harían una y otra vez si era necesario.

---

El reloj marcaba la medianoche cuando Felix finalmente se acurrucó en la cama, Hyunjin a su lado. Taeyang dormía plácidamente en su cuna, y el sonido de la respiración tranquila de sus hijas en las habitaciones contiguas llenaba el silencio.

Hyunjin tomó la mano de Felix y entrelazó sus dedos. No necesitaban palabras para entender lo que sentían en ese momento. La vida les había dado una nueva oportunidad, y estaban decididos a aprovecharla al máximo.

Con un último susurro de "te amo" intercambiado entre ellos, la casa Hwang se sumió en el sueño, pero esta vez no había sombras que temer. Había solo promesas renovadas y la esperanza de un futuro brillante por venir.

.

.

.

Un Nuevo Amanecer

El sol de la mañana se asomaba por las ventanas de la casa Hwang, bañando de luz dorada las habitaciones y trayendo consigo un nuevo día lleno de promesas. La casa, que en tiempos pasados había sido testigo de angustias y desafíos, ahora se llenaba de un aire de renovación y tranquilidad. El canto de los pájaros se escuchaba en el jardín y las risas de Ahyeon y Eunchae ya comenzaban a resonar por los pasillos.

Felix se despertó con el suave murmullo de sus hijas jugando. Se giró hacia Hyunjin, quien aún dormía con un brazo extendido hacia él, como si incluso en sus sueños quisiera mantenerlo cerca. Felix sonrió y le acarició el cabello antes de levantarse de la cama, dejando que la brisa fresca de la mañana le diera la bienvenida.

Al entrar al cuarto de las niñas, las encontró en medio de una batalla de almohadas. Ahyeon, con sus ojos brillantes de emoción, se reía mientras Eunchae intentaba ganarle con sus pequeños brazos. Ambas se detuvieron en cuanto vieron a Felix en la puerta y corrieron hacia él.

—¡Papá, ven a jugar! —gritó Ahyeon, tirando de su mano.

Felix rió y se dejó llevar por sus hijas, uniéndose al juego. La risa llenó la habitación, y por un momento, todo lo demás desapareció. Los recuerdos de noches difíciles y batallas se desvanecieron, reemplazados por el calor del amor y la inocencia.

Hyunjin apareció poco después, todavía despeinado y con un bostezo en los labios. La escena frente a él lo hizo detenerse y sonreír. No había nada en el mundo que pudiera compararse con la felicidad de ver a su familia así, en paz y disfrutando de la vida.

—¿Es esta la guerra de almohadas más épica de todas? —bromeó Hyunjin mientras se unía al grupo.

Las niñas chillaron de emoción cuando su padre se unió a la batalla, y pronto la habitación se convirtió en un campo de risas y plumas voladoras. Incluso Taeyang, desde su cuna, parecía disfrutar del espectáculo, balbuceando felizmente.

Después de que la “batalla” concluyó y las risas se calmaron, la familia se dirigió a la cocina. Felix preparó el desayuno mientras Hyunjin ayudaba a las niñas a sentarse. La conversación fue ligera, llena de anécdotas y pequeños chistes. La paz en la casa era palpable, y Felix sentía que este era el comienzo de una etapa nueva, una donde las sombras del pasado no tenían lugar.

—Hoy quiero llevar a las niñas al parque —anunció Hyunjin, mirando a Felix con una sonrisa cómplice. —Hace tiempo que no pasamos un día así, solo nosotros.

Felix asintió, con los ojos brillando de entusiasmo. Un día en el parque, lejos de las preocupaciones y la rutina, era justo lo que necesitaban.

---

El parque estaba lleno de vida. Las risas de otros niños, el sonido de las bicicletas y el crujido de las hojas bajo los pies daban la bienvenida a la familia Hwang. Ahyeon y Eunchae corrieron hacia los columpios, mientras Taeyang, en brazos de Hyunjin, observaba todo con ojos curiosos.

Felix y Hyunjin caminaron juntos, disfrutando del momento y de la calidez del sol. No necesitaban hablar para compartir lo que sentían; sus manos entrelazadas y las miradas de complicidad decían todo.

—Esto es lo que siempre imaginé, ¿sabes? —dijo Felix en voz baja, mirando a sus hijas reír y jugar. —Un lugar donde todo esté bien, donde podamos ser felices.

Hyunjin lo miró con ternura y asintió.

—Y es solo el comienzo, Felix. Haremos de cada día algo especial, porque nos lo merecemos.

Felix sonrió y descansó su cabeza en el hombro de Hyunjin. Por primera vez en mucho tiempo, todo estaba en su lugar. El futuro se veía brillante y lleno de promesas, y estaban listos para vivirlo al máximo, juntos.

LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora