LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix

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La Amenaza Inminente

Felix sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar las palabras de su madre. Las amenazas. Algo oscuro y peligroso se cernía sobre su familia, y ahora sabía que no podía seguir ignorándolo.

Miyeon, viéndola tan callada, se acercó a ella con una expresión preocupada.

—Felix, no te asustes. No quiero alarmarte, pero algo está pasando. He recibido algunas cartas anónimas, y hoy un hombre misterioso estuvo cerca de la casa. No estoy segura de qué está pasando, pero siento que esto es más grande de lo que parece. —Miyeon se sentó junto a ella, mirando con seriedad a su hija. —Creo que lo mejor es que te acerques a Hyunjin y se los cuentes. Él sabe cómo manejar estas cosas.

Felix asintió, aunque un nudo de angustia se formó en su estómago. Sabía que Hyunjin se había enfrentado a amenazas antes, pero algo en el tono de su madre le decía que esta vez era diferente. El miedo en su voz era palpable.

—Lo haré, mamá. Gracias por avisarme. —Felix tomó la mano de Miyeon, apretándola con fuerza. —No te preocupes, estaré bien.

Miyeon la miró fijamente, sus ojos llenos de amor y preocupación.

—Prométeme que si necesitas algo, no dudes en pedir ayuda. —Su voz temblaba ligeramente, mostrando la vulnerabilidad que rara vez mostraba.

Felix asintió y se levantó. Antes de salir, miró a su madre una última vez.

—Te llamo pronto. Mantente alerta, ¿de acuerdo? No quiero que estés sola en esto.

Miyeon asintió, pero sus ojos seguían reflejando una profunda inquietud. Felix no pudo evitar sentir que algo oscuro estaba ocurriendo, algo que no podía prever.

Cuando Felix llegó a casa, Hyunjin ya estaba esperando. Aunque parecía tranquilo, sus ojos brillaban con una intensidad inusual. Había algo en su postura que le decía que estaba al tanto de lo que sucedía, o al menos intuyendo que algo estaba mal.

—¿Todo bien? —preguntó, su voz grave, como siempre, pero con un toque de preocupación.

Felix no respondió de inmediato, caminando hacia el salón donde los niños jugaban. Eunchae, al ver a su madre, corrió hacia ella y se aferró a su pierna, buscando consuelo, como si percibiera que algo estaba por suceder.

Felix la abrazó y acarició su cabello, tratando de calmarla mientras dirigía su mirada a Hyunjin.

—Mi madre... —comenzó, tomando aire—. Me ha contado que ha recibido amenazas. Cartas, llamadas misteriosas... Algo está ocurriendo. Y creo que nos están observando.

Hyunjin no reaccionó de inmediato. En su rostro no había sorpresa, solo una intensidad creciente, como si esperara algo así.

—¿Sabes quién está detrás de eso? —preguntó, su voz sin ningún rastro de miedo, solo determinación.

Felix negó con la cabeza, aún nerviosa.

—No. Pero ella me dijo que un hombre estuvo cerca de su casa hoy. Estoy preocupada. —Se frotó las sienes, sabiendo que las palabras de su madre no eran algo que pudiera ignorar. —¿Qué vamos a hacer?

Hyunjin se acercó a ella, sus ojos ahora más serios. Puso una mano sobre su hombro, con una suavidad que solo él sabía mostrar en momentos de tensión.

—Vamos a investigar, Felix. No te preocupes. Yo me encargaré de esto. —Su tono no era solo tranquilizador, sino también protector. —Te prometo que nadie va a dañar a nuestra familia.

Felix lo miró, aún dudosa, pero el toque de Hyunjin y la firmeza de su voz le dieron algo de consuelo.

—¿Y qué hay de los niños? —preguntó, mirando a Eunchae y a Taeyang, que jugaban en el suelo. —No quiero ponerlos en peligro.

Hyunjin observó a los niños, y luego miró a Felix con calma.

—Mientras resolvemos esto, los niños estarán bien. Ahyeon y Taeyang están a salvo aquí. Nosotros vamos a mantener todo bajo control. —Pausó por un momento, antes de hablar nuevamente—. Pero necesitamos actuar rápido. Lo primero será reforzar la seguridad en la casa. Estoy en contacto con mi equipo, y vamos a tener protección 24/7.

Felix sintió un alivio momentáneo. Sabía que Hyunjin no tomaba estos asuntos a la ligera. Él era un hombre de acción, y si había algo que podía hacer, lo haría sin dudarlo.

—Gracias, Hyunjin. —Felix sonrió, aunque sus ojos aún reflejaban preocupación. —Pero, ¿qué hacemos con Miyeon? Ella está asustada. No quiero que esté sola en esto.

Hyunjin la miró, pensativo.

—Habrá que traerla aquí por un tiempo. Será más seguro para ella. Y podemos colocar más seguridad en su casa, si lo necesitas.

Felix asintió, decidida a hacer todo lo posible por proteger a su madre, a sus hijos y a sí misma.

Mientras tanto, Eunchae, sin entender del todo lo que estaba pasando, levantó la cabeza hacia sus padres, su rostro mostrando una inquietud que Felix no había visto antes.

—¿Mamá, papi? ¿Por qué estás tan preocupados? —preguntó con una voz temblorosa.

Felix se agachó frente a ella, acariciando su rostro suavemente.

—Nada de qué preocuparse, mi amor. Todo estará bien. —Sonrió con dulzura, pero en su interior no estaba tan segura.

Hyunjin se inclinó hacia adelante y, con una calma inquebrantable, le acarició el cabello a su hija.

—Vas a estar bien, Eunchae. Nadie nos va a hacer daño. Lo prometo.

A pesar de sus palabras, Felix sabía que la amenaza no era algo que pudiera tomarse a la ligera. Había mucho en juego ahora. No solo su vida, sino la de toda su familia. La calma que intentaban mostrar a sus hijos era solo una fachada para el miedo que sentían en su interior.

Por más que Hyunjin estuviera dispuesto a protegerlos a toda costa, sabía que el peligro aún acechaba, y lo peor de todo, aún no sabían quién estaba detrás de todo esto.

La tranquilidad que habían logrado construir a lo largo de los años estaba a punto de ser puesta a prueba de una manera que no podían predecir. Y, sin embargo, lo único que Felix podía hacer era aferrarse a la promesa de su esposo: que, sin importar lo que ocurriera, su familia sería lo primero.