36

10 9 0
                                    

La Llegada de Ahyeon

El aire en el hospital estaba cargado de una mezcla de nerviosismo y emoción. Felix estaba en la sala de partos, sintiendo una combinación de contracciones y la ansia de conocer a su nueva hija. A su lado, Hyunjin sostenía su mano, transmitiéndole su fuerza a través de un agarre firme y reconfortante.

-Estás haciendo un gran trabajo, amor -le susurró Hyunjin, mirándola a los ojos con adoración-. Pronto conoceremos a nuestra pequeña.

Felix asintió, respirando profundamente para concentrarse. La habitación era un torbellino de actividad; las enfermeras se movían con agilidad, preparando todo para el inminente nacimiento. Ella sabía que cada segundo que pasaba la acercaba más a la llegada de Ahyeon.

-Recuerda, cada contracción nos acerca a ella -dijo el médico, que estaba al lado de Felix, animándola a seguir adelante-. Estás más cerca de lo que piensas.

Felix se concentró en el aliento, dejando que las palabras del médico la guiaran. Hyunjin se inclinó hacia ella, limpiando una lágrima que había escapado de su ojo.

-¿Lo tienes? -preguntó Felix, sintiendo la presión en su abdomen.

-Sí, tengo todo lo que necesitas -respondió Hyunjin, mostrando su apoyo incondicional-. Estoy aquí contigo.

Las contracciones eran intensas, y Felix sintió cómo su cuerpo respondía a la llamada del nacimiento. En ese momento, todo lo que podía pensar era en Ahyeon. Quería tenerla en sus brazos y protegerla con todo su ser.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad de esfuerzo, el médico dio la señal.

-¡Ahora, empuja! -instruyó, mientras todos se preparaban.

Felix cerró los ojos y empujó con todas sus fuerzas, sintiendo que el mundo a su alrededor desaparecía. La única cosa que existía en ese momento era la conexión entre ella y su bebé. Y entonces, con un último esfuerzo, escuchó el llanto de su hija.

-¡Felicidades! -anunció el médico, mientras colocaba a la pequeña Ahyeon sobre el pecho de Felix.

Felix se quedó en estado de shock, mirando a su hija. La recién nacida era un pequeño ser envuelto en una manta, con suaves cabellos oscuros y mejillas sonrojadas. El llanto de Ahyeon resonaba en la habitación, y todo el cansancio y el dolor se desvanecieron en un instante.

-Es hermosa -dijo Hyunjin, emocionado, mientras se acercaba para ver a su hija-. La has hecho increíblemente hermosa, Felix.

Felix sonrió entre lágrimas, mirando a Hyunjin y luego a Ahyeon, sintiendo que su corazón se expandía con amor.

-Hola, pequeña -susurró, acariciando suavemente la cabeza de su bebé-. Soy tu mamá.

Hyunjin se agachó junto a ellas, su mirada llena de ternura.

-Y yo soy tu papá. Vamos a cuidarte y amarte por siempre -dijo, sintiendo que su vida había encontrado un nuevo propósito en la pequeña que tenían en sus brazos.

Mientras los tres se sumergían en ese momento de felicidad, una enfermera entró para tomar notas y verificar que todo estuviera bien.

-¿Cómo se siente la nueva mamá por segunda vez? -preguntó, sonriendo.

-Increíble -respondió Felix, todavía mirando a Ahyeon, sintiendo que todo había valido la pena.

Después de unos minutos de intimidad familiar, la enfermera llevó a Ahyeon para hacerle algunos chequeos rutinarios. Felix miró a Hyunjin, todavía sintiendo la adrenalina del momento.

-No puedo creer que ya seamos cuatro-dijo Felix, sintiendo una sonrisa en su rostro.

-Es solo el comienzo -respondió Hyunjin, tomando su mano con fuerza-. Juntos, somos una familia.

Mientras observaban a su hija ser atendida, ambos sabían que su amor había creado algo extraordinario. Ahyeon había llegado a sus vidas para llenarlas de alegría, y estaban listos para enfrentar lo que viniera juntos, como una familia unida.

.

.

.

Mientras Felix estaba en el hospital, dando la bienvenida a su segunda hija Ahyeon, en casa, la atmósfera era completamente diferente. Eunchae, sintiéndose sola y preocupada por la ausencia de su padre, se encontraba en su habitación, rodeada de sus juguetes, pero la tristeza la invadía.

-Papá... -lloraba, su voz suave y quebrada, mientras miraba hacia la puerta, esperando que Hyunjin regresara pronto. A pesar de que había pasado tiempo desde que Hyunjin salió, la pequeña no podía dejar de pensar en él.

Dahye, la madre de Hyunjin, entró en la habitación y la encontró sentada en la cama, con lágrimas en los ojos. Su corazón se rompió al ver a su nieta tan angustiada.

-Eunchae, cariño, ¿qué pasa? -preguntó Dahye, acercándose y sentándose junto a ella.

-Quiero a papá... -respondió Eunchae entre sollozos, sintiéndose perdida sin la presencia reconfortante de su padre.

Dahye la abrazó con ternura, sintiendo el peso de la preocupación en su pecho. Sabía que Hyunjin estaba en el hospital con Felix, pero también entendía lo importante que era para Eunchae tener a su padre cerca en esos momentos difíciles.

-Lo sé, mi amor. Papá está con mamá, y pronto regresarán con una sorpresa -dijo Dahye, tratando de calmarla. Pero en el fondo, sabía que la ansiedad de la pequeña no se podía mitigar fácilmente.

A medida que pasaba el tiempo y la noche se hacía más profunda, la pequeña comenzó a sentirse más cansada. En los brazos de Dahye, su llanto se fue apagando poco a poco, y su respiración se volvió más tranquila. A pesar de sus preocupaciones, la calidez y el amor de su abuela la envolvieron en un manto de seguridad.

-Shh, todo estará bien, querida -susurró Dahye, meciendo suavemente a Eunchae mientras la pequeña finalmente se quedaba dormida en sus brazos.

Mientras tanto, en el hospital, Felix sostuvo a Ahyeon, sintiendo la alegría y el amor inundarla. Había una conexión tan profunda entre ellas, y con cada latido, Felix sabía que su familia estaba creciendo. Con el nacimiento de Ahyeon, se sentía aún más unida a Hyunjin, quien pronto regresaría a casa con su pequeña y dulce sorpresa.

Al final de la noche, cuando Hyunjin llegó a casa después de asegurar que todo estuviera bien con Felix y Ahyeon, encontró a Eunchae dormida en los brazos de Dahye. Su corazón se llenó de amor y de remordimiento al pensar en lo mucho que su hija lo había extrañado.

-¿Está bien? -preguntó Hyunjin en voz baja, acercándose a su madre y mirando a su pequeña.

-Sí, ha estado un poco preocupada por ti, pero se durmió en mis brazos -respondió Dahye con una sonrisa tierna-. Pronto regresará su papá.

Hyunjin se sentó en la cama, acariciando suavemente el cabello de Eunchae mientras la miraba. La pequeña parecía tan tranquila ahora. La ausencia de su padre había sido difícil, pero sabía que con el tiempo, todo se acomodaría.

-Te prometo que estaré siempre aquí para ti, mi pequeña -susurró, llenándose de la determinación de ser el mejor padre posible para sus hijas.

Esa noche, mientras Eunchae dormía, Dahye y Hyunjin se sentaron juntos, reflexionando sobre la belleza y los desafíos de la paternidad. Ambos sabían que su familia se expandía y que el amor que compartían iba más allá de cualquier obstáculo.

LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora