El Ruido del Corazón
Cuatro años habían pasado desde el nacimiento de Ahyeon, y la familia había enfrentado tanto momentos de alegría como de desafío. Eunchae, ahora con seis años, había superado su ansiedad, convirtiéndose en una niña fuerte y segura de sí misma. Sin embargo, la atmósfera en casa no siempre era perfecta, y a veces la vida familiar se llenaba de pequeñas tensiones.
Un día, mientras Hyunjin y Felix estaban en la sala, Eunchae y Ahyeon estaban jugando cerca de ellos. Hyunjin estaba concentrado en su teléfono, mientras Felix organizaba algunas cosas en la mesa. En un momento de diversión, Felix decidió jugar con las niñas y comenzó a hacerles cosquillas.
-¡Mami, no! -gritó Eunchae entre risas, mientras se retorcía y trataba de escapar de los dedos de su madre.
Hyunjin, al ver la escena, no pudo evitar sonreír. La risa de sus hijas llenaba la casa de alegría, y era un recordatorio del amor que compartían como familia.
Sin embargo, en medio de las risas, Felix, en un impulso juguetón, empujó a Hyunjin de manera inesperada, haciéndolo caer al sofá. La acción tomó a Hyunjin por sorpresa, pero en lugar de molestarse, comenzó a reír.
-¡Hey! ¿Qué fue eso? -exclamó, sorprendiendo a Felix, que se había reído con fuerza por el momento.
Ahyeon, que estaba jugando ajena a la situación, vio la reacción de su madre y se acercó a ella. Con la inocencia propia de su corta edad, decidió hacer su propia intervención. Golpeó fuerte en el pie de Felix con su pequeño puño, como si dijera que estaba de parte de su padre.
-¡Mami! -dijo Ahyeon, riendo mientras miraba a su madre con sus grandes ojos.
Felix sintió un pequeño dolor en el pie y se agachó rápidamente, frotándose el área afectada mientras miraba a su hija, sorprendida por la travesura.
-¡Ay, Ahyeon! -exclamó, aunque no pudo evitar sonreír ante la acción juguetona de su pequeña.
Hyunjin no pudo contener la risa al ver cómo Ahyeon defendía a su padre. La risa de su hija era contagiosa, y Hyunjin, sintiéndose aliviado por el momento, alzó a Ahyeon en brazos, disfrutando de su inocencia.
-¿Sabes? Kkami es más linda que este pequeño golpe -dijo Hyunjin, mientras Ahyeon reía y se acurrucaba contra su padre.
Eunchae, que había estado observando desde el costado, decidió unirse a la diversión. Se acercó a ellos y se sentó en el regazo de Felix, disfrutando del abrazo familiar.
-Mamá, ¿puedes jugar con nosotras? -preguntó Eunchae, mirando a Felix con ojos llenos de alegría.
Felix, viendo a sus hijas sonreír, sintió que el ambiente se iluminaba. La risa y la inocencia de sus niñas eran la medicina que necesitaban.
-Claro, mis amores. ¡Vamos a jugar! -respondió, sintiendo que el amor por su familia superaba cualquier pequeño inconveniente.
Así, el ruido de risas y juegos llenó la casa, y mientras se reunían, todos sintieron que el amor que compartían podía superar cualquier tormenta. Era un momento que reafirmaba que, a pesar de las pequeñas dificultades, siempre había lugar para la alegría en su hogar.
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La atmósfera en casa era un reflejo de la vida misma: momentos de risa y alegría se entrelazaban con instantes de tensión. Hyunjin y Felix habían tenido una discusión, una que había comenzado como un simple desacuerdo, pero que rápidamente escaló en intensidad. Las voces se elevaron, y los gritos resonaron en las paredes de su hogar.
Eunchae, que estaba jugando en la sala, se detuvo en seco. El sonido de la disputa entre sus padres era como un eco aterrador en su mente, un recordatorio de tiempos difíciles que había intentado dejar atrás. Su corazón comenzó a latir con fuerza, y una sensación de pánico la invadió.
-¡Mami, papi! -llamó, con la voz entrecortada, antes de que las lágrimas comenzaran a rodar por sus mejillas-. Papi, ven conmigo.
Hyunjin, al escuchar la voz angustiada de su hija, se volvió inmediatamente hacia ella. Ver el dolor en el rostro de Eunchae era como un puñal en su corazón. Su niña estaba sufriendo, y el peso de su ansiedad regresaba con fuerza.
-Eunchae, ven aquí -dijo Hyunjin, acercándose a ella rápidamente, pero sintió que su propia vida se desvanecía mientras observaba la lucha interna de su hija.
La pequeña comenzó a temblar, y su respiración se volvió irregular. Hyunjin vio con horror cómo la ansiedad y el miedo la consumían. Era como si el tiempo se detuviera y la vida de Eunchae pasara ante sus ojos en una sucesión de momentos difíciles.
-¡Papá! -gritó Eunchae, y eso fue suficiente para que la situación se tornara crítica. De repente, su cuerpo empezó a convulsionar, y el corazón de Hyunjin se rompió al ver a su hija en tal estado.
-Eunchae, estoy aquí. Estoy contigo -dijo Hyunjin, acercándose aún más, sin importar que las palabras se ahogaran en su garganta. Se arrodilló junto a ella y tomó su mano, sintiendo que el calor de su pequeña vida era todo lo que necesitaba.
Con manos temblorosas, Hyunjin comenzó a acariciar suavemente su cabeza, tratando de calmarla. Repetía palabras de aliento y amor, su voz suave y firme, como un ancla en medio de la tormenta.
-Respira, Eunchae. Estoy aquí, no tienes que tener miedo. Solo respira conmigo, cariño. -Mientras hablaba, comenzó a guiarla en una respiración profunda, inhalando y exhalando junto a ella.
Poco a poco, la convulsión se detuvo, y los ojos de Eunchae comenzaron a abrirse, buscando la seguridad que solo su padre podía ofrecerle. Sin embargo, una vez que la tensión en su cuerpo comenzó a desvanecerse, Eunchae se colocó en posición fetal, acurrucándose contra el suelo, y comenzó a llorar con fuerza, liberando toda la angustia acumulada.
-¡Papá! -sollozó, su voz quebrada y llena de dolor.
Hyunjin, viendo a su hija en ese estado vulnerable, sintió que su corazón se rompía en mil pedazos. Las lágrimas comenzaron a fluir libremente de sus ojos mientras la tomaba en sus brazos, envolviéndola en un abrazo protector.
-Eunchae, estoy aquí. Te tengo, amor. No tienes que preocuparte -susurró, sintiendo cómo su propia desesperación se manifestaba en el llanto.
Felix, al ver la escena desgarradora, se dio cuenta de lo que había desencadenado. La discusión había causado un daño que nunca había querido infligir. Se acercó, sintiéndose culpable, pero al mismo tiempo deseando ayudar.
-Eunchae, amor, lo siento. Nunca quise asustarte -dijo Felix, su voz suave y comprensiva, mientras se unía a Hyunjin, arrodillándose junto a su hija.
-Siempre estaremos aquí para ti, cariño -agregó Hyunjin, abrazando a sus hijas mientras las lágrimas caían por su rostro.
La familia, en su fragilidad, encontró consuelo en la unidad. Sabían que el camino hacia la sanación no sería fácil, pero juntos podrían enfrentar cualquier tormenta que la vida les presentara. Con el amor como su guía, se aferraron a la esperanza de un futuro más brillante.
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LA OBSESIÓN DEL MAFIOSO//hyunlix
Fanfictionla linda obsesión del mafioso coreano criado en rusia hwang hyunjin. ------------------------ lee felix una chica rubia de tez pálida con un pequeño tatuaje en su cintura. ------------------------ hyunlix. felix será mujer. Hyunjin[24 años]>1.87m. F...